RESTAURANTE COREANO

Desde que el K-Pop se puso de moda, subieron nuestras ventas: trabajador de restaurante

Se trata de Jorge Velasco, un poblano que fue deportado de Estados Unidos por no tener sus papeles en regla y ahora trabaja en un restaurante coreano

Créditos: Foto: Raúl Estrella
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Escrito en METRÓPOLI el

Jorge Velasco lleva 24 años de trabajar en restaurantes de comida coreana. Primero lo hizo en Estados Unidos, donde aprendió sus secretos. Pero como miles de mexicanos, al no tener sus papeles en regla, fue deportado.

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Aunque es poblano, viajó a la Ciudad de México, donde desde hace 18 años trabaja en restaurantes coreanos. Con su experiencia, observó que comenzó a haber un auge de la comida coreana que coincidió con el auge del género musical del K-Pop en México.

“Ha ido cambiando. Lo que jaló mucha gente fue gracias también a la música de K-Pop”.

Cuando hay conciertos de grupos coreanos en México, el restaurante para el que trabaja, Kimchi House, ubicado en la Zona Rosa, se llena de fanáticos del género. Ahí hay una pantalla y un micrófono disponibles, para que cuando acaben de comer puedan cantar los éxitos de BTS o Black Pink y saquen al kpopero que llevan dentro.

Pero si un mexicano no solo busca cantar después de consumir un buen ramen u otro platillo coreano, y lo suyo es la colección de objetos relacionados con sus artistas favoritos, tiene la opción de ir a la tienda de Angélica Meza, también ubicada en la Zona Rosa, quien además es amante del género K-Pop.

Por separado, coincide con Jorge Velasco de que el primer boom del K-Pop comenzó hace unos 15 años. Luego vino una segunda generación de cantantes y grupos juveniles que llegaron con más fuerza y se volvió un gusto más masivo, pues antes era más marginal. Gracias a ello fue que decidió poner su tienda Monkish Store, donde vende discos, posters, abanicos, muñecos, tarjetas y las famosas light sticks que se usan en los conciertos de las estrellas del K-Pop, como BTS, Black Pink o Super Junior.

“El boom empezó con la intención de adquirir los discos, y de ahí se ha derivado en una gama de artículos impresionante porque ya es toda la mercadotecnia que abarca cada grupo y partiendo de los discos que es lo que principalmente se vende, ya está muy a la mano lo que son las Light Stick, el artículo de colección que todo fan quiere y desea tener porque es el que nos acompaña y que sobre todo representa el grupo en los conciertos”, explica Angélica.

Foto: Raúl Estrella

El K-Pop le gusta a las personas sanas

Cuestionada sobre qué les gusta a los mexicanos del K-Pop y los lleva a adquirir su mercadotecnia, responde que lo que inspira a los fans es aprender a hacer cosas nuevas, sanas y superarse.

“Los estándares en cualquier gusto de cualquier fan son muy altos porque se preparan, buscan aprender el idioma y de la cultura”, describe.

Por eso a Angélica le sorprendió el caso de la niña 13 años, Fátima, que a inicios de mes cayó de un primer piso en la secundaria donde estudiaba y quien resultó lesionada de la cadera. Su padre denunció que presuntamente fue víctima de bullying por escuchar K-Pop.

Foto: Raúl Estrella

Angélica considera que el K-Pop -que se define como pop coreano, que mezcla diversos ritmos y se identifica por sus coreografías elaboradas y sus coloridos videos- es un género que no le hace daño a nadie, que incluso ofrece enseñanzas a quienes les gusta.

“Sin temor a equivocarme la mayoría de las personas que les gusta el K-Pop tienen costumbres muy sanas”, afirma.

La Zona Rosa, el refugio del pequeño Seúl

La Zona Rosa alberga desde hace años entre las calles de Florencia y Sevilla, en la colonia Juárez, tiendas de conveniencia con productos coreanos atendidas por personas de ese país que cobran sus productos en un dificultoso español y una amplia sonrisa.

Venden golosinas y refrescos, algunos con el gancho de tener imágenes de grupos como BTS o la cruel muñeca de una de las series más vistas a nivel mundial y de origen coreano, la de El juego del Calamar. En esos mismos locales también ofrecen sopas ramen para preparar y comida de frutos del mar o verduras, empaquetadas al vacío.

Además, hay restaurantes con comida coreana, con menús escritos en español y coreano, con dueños o gerentes coreanos, pero atendidos por trabajadores mexicanos como Jorge.

Los locales como Monkish Stores son menos. En un recorrido hecho por La Silla Rota por la zona sólo se vio uno. Lo que predominan son las tiendas de conveniencia y restaurantes, algunos similares a las fonditas mexicanas, otros con terrazas, como Kimchi House, donde trabaja Jorge. A esa zona en la Juárez se le conoce como la pequeña Seúl, como se llama la capital de Corea del Sur.

Foto: Raúl Estrella

Pero la comunidad coreana no sólo tiene presencia ahí. En los noventa se registró una diáspora de migración coreana a partir de acuerdos comerciales entre Corea del Sur y México. Un grupo se asentó en Tepito, en el Centro Histórico, recuerda el líder de Procenthrico, Guillermo Gazal.

Los coreanos fueron de los primeros orientales en llegar a Tepito, y comenzaron a comercializar principalmente productos electrónicos. Al paso de los años han sido rebasados por la numerosa comunidad china que se ha hecho de distintos locales, añade el líder de comerciantes establecidos.

Actualmente, en el centro los coreanos aún tienen algo de presencia en Tepito y continúan con el giro de vender aparatos como pantallas televisivas.

La llegada del K-Pop ha dado vigor a la pequeña Seúl.

Jorge tiene presente que cuando regresó a México, hace 18 años, era complicado conectarse desde un restaurante a internet para reproducir música o videos y resultaba mejor hacerlo con USB.

Foto: Raúl Estrella

“Me acuerdo que trabajé en un restaurante chiquito y venían saliendo las pantallas. Nosotros teníamos una pantallita y todavía no había tanta cobertura de internet. Entonces lo que hicimos fue llenar una memoria de USB con música de K-Pop y lo pusimos. Entonces la gente pasaba y se sorprendía al ver ahí a los chavos bailando y se quedaban ahí, en la calle viendo los videos. Uno que otro sí se animaba a entrar y a probar a ver qué tal. Empezamos con una pantallita, con música de K-Pop y nos ayudó mucho. Ya después mucha gente fue adquiriendo pantallas más grandes”.

Jorge se ha vuelto un guía para quienes prueban por primera vez comida coreana y les recomienda qué comer sin que sufran un shock cultural gastronómico. Con su experiencia de 18 años, ha ayudado a tropicalizar algunos platillos.

“Nosotros tratamos de hacerlo ahora sí que al gusto del cliente. La mayoría de los mexicanos les gusta el pollo con dos fideos”.

Foto: Raúl Estrella

El ramen encanta a los mexicanos

Una comida que cobró auge hace cosa de unos seis años fue el ramen, los fideos instantáneos. Antes no estaba de moda y lo más cercano era la sopa Maruchan. Pero con el K-Pop el ramen se popularizó y los clientes comenzaron a pedirlo.

“Entonces aquí se prepara pero con verduras y se le pone huevo y puede cambiar el sabor, lo puedes hacer con kimchi, con carne, con marisco, ya dependiendo del gusto del cliente. Esto empezó a pegar, a jalar más, la gente quiere conocer. Por eso lo metimos dentro del menú”.

Con los conciertos de artistas del pop coreano en la CDMX llegan muchos visitantes, y les ayuda que están al lado de un hotel, entonces van comensales chinos, coreanos y estadounidenses.

Entre Light Sticks y álbumes

Angélica Meza mostró su tienda a La Silla Rota. El segundo piso era una cafetería, pero como al paso de los años comenzó a tener mas mercancía, prefirió hacerlo una extensión del local.

Ella misma se declara fanática del K-Pop. Explica cuáles son los principales objetos que compran más los fanáticos del género coreano. Son los álbumes, porque permiten la oportunidad de crear una colección de Photocards, algo similar a lo que hacían los coleccionistas de tarjetas con las más grandes estrellas de beisbol, en Estados Unidos.

Traer esos álbumes tiene su chiste, no sólo por obtener los permisos de importación, sino porque para que sean más atractivos deben ser los mas actuales y los artistas siempre están innovando. Pero una de las vitrinas con la que le brillan los ojos es la que contiene las Light Sticks, luces para los conciertos y que cada artista diseña a su gusto y para cada gira, entonces son diferentes.

“Es un artículo un poco complicado de importar por las características que tiene. También es un poco caro hacerlo, sin embargo, procuramos tener en stock los que siempre más se mueven”.

Conforme se acerca un concierto, los fans piden más y más.

Angélica reconoce que comprar objetos del K-Pop es caro y son muy pocos a los que les gusta el género y aparte coleccionan. Pero eso le sirve a los papás, que pueden prometer objetos del K-Pop a cambio de buenas calificaciones, concluye.