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Jesús: el vagabundo de Cuautitlán Izcalli que convirtió un puente en su universidad literaria

Jesús, un hombre originario de Jalisco que vive en situación de calle en Cuautitlán Izcalli, es un autodidacta con una fascinación por la literatura; tras ser abandonado a su suerte al llegar al Valle de México en busca de estudios, transformó su realidad precaria en un aula de constante aprendizaje

Jesús vive en situación de calle en Cuautitlán Izcalli, es un autodidacta con una fascinación por la literatura6 Créditos: Carlos Medellín
Escrito en METRÓPOLI el

El puente peatonal de la clínica 57 del IMSS, en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, es su hogar y su universidad. Entre el ir y venir de la gente, se sienta Jesús, un hombre de mediana edad cuya apariencia humilde esconde una mente vasta y un amor profundo por el conocimiento.

A primera vista, podría ser un vagabundo más, pero al cruzar unas palabras con él, el contraste es impactante: Jesús es un lector empedernido que ha construido su propia formación académica a base de tinta y papel. Su historia puede ser una lección el valor intrínseco de la lectura, más allá de cualquier credencial.

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 La odisea: de un rancho de Jalisco a la calle y la letra

La pasión de Jesús por la literatura nació en la infancia, en un rancho de Jalisco donde trabajaba. Hace aproximadamente diez años, tomó una decisión crucial: dejó su vida rural junto a un familiar para viajar al Valle de México, persiguiendo el anhelo de estudiar formalmente literatura.

Sin embargo, al llegar a la Central de Autobuses del Norte, su acompañante lo abandonó. Solo, sin recursos ni red de apoyo, Jesús se vio forzado a vivir en situación de calle, estableciéndose debajo de un puente peatonal en las inmediaciones de Cuautitlán Izcalli, en donde vive acompañado de sus tres cachorros. Pese a la tragedia, su sueño de cultivarse no murió; solo cambió de escuela.

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El autodidacta por convicción: la dignidad del conocimiento

Al preguntarle sobre el grado de estudios que poseía, Jesús no titubeó, aunque sí tomó un momento pensativo antes de responder, con una serenidad que denota convicción: “Qué importa lo que hayas estudiado, hasta donde hayas estudiado, lo importante es hacer la lectura diariamente; soy autodidacta y me gusta la literatura.”

Para él, el papel de una institución formal se desvanece ante la disciplina diaria de abrir un libro. El conocimiento no es un certificado colgado en la pared, sino una práctica constante y personal. Jesús se formó a sí mismo en una biblioteca invisible que lleva en la cabeza, nutriéndose de cuanto texto cae en sus manos: desde clásicos literarios hasta ensayos filosóficos o notas periodísticas.

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Una biblioteca sin paredes

La conversación con Jesús se vuelve un recorrido descriptivo por su universo intelectual. Habla con una riqueza léxica y una solidez argumentativa. Sus respuestas no son vagas; están hilvanadas con referencias sutiles a autores que ha conocido, demostrando que su afirmación de ser un lector es genuina.

Su método es simple y riguroso: lee cuanto puede y reflexiona sobre ello. La calle, con su crudeza y su vitalidad, se convierte en el laboratorio donde contrasta la teoría que devora con la realidad que vive. Es un ciclo constante de lectura y observación que ha forjado su particular visión del mundo, una que no ve la indigencia como un límite, sino como una perspectiva única desde donde apreciar la amplitud del pensamiento humano.

La historia de Jesús encierra la sed de conocimiento y la oportunidad de cultivar la mente sin importar el estatus social ni de la infraestructura educativa. El título más valioso que posee es su perseverancia lectora, y su biblioteca más grande es el mundo que ha interpretado a través de las letras.

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En contexto: la literatura a menudo funge como un mecanismo de evasión y supervivencia psicológica para las personas sin hogar, ofreciéndoles un mundo interior rico y seguro. Jesús no solo lee para matar el tiempo, sino para construir una identidad que el sistema no le pudo dar. Su conocimiento es su dignidad, una armadura forjada con páginas que lo protege y le otorga un valor que trasciende su situación, dándole una dimensión profunda a su historia de resiliencia.

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