El lago de Texcoco ahora luce con agua y sus humedales están reverdecidos. Pero durante mucho tiempo el nivel del agua bajó y lucía seco, lo que incluso causaba tolvaneras y que ya no llegaran aves migratorias. Durante los gobiernos de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto se le buscó desecar, bajo el pretexto de que tenía agua salada y por el crecimiento urbano. Con Calderón la causa fue el Río de la Compañía, que entubado le cortaba el flujo de agua. Con el segundo, a través del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
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Bajo la administración de Andrés Manuel López Obrador, cancelado el NAICM, se puso en marcha el proyecto Parque Ecológico Texcoco, y uno de sus objetivos es precisamente revertir el proceso de desecación y con ello, regular la temperatura y mejorar la calidad del aire de esa zona, donde confluyen municipios como Nezahualcóyotl, Ecatepec y Chimalhuacán. También se busca propiciar el retorno de las aves migratorias.
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Para ello se busca llevar más agua al lago Nabor Carrillo y se construyeron contenedores donde también se retiene agua y se sembraron humedales y pasto. Con un trabajo de ingeniería se alimentan mediante cauces donde fluye el agua de lluvias y aguas negras, explicó a medios de comunicación el director del Parque Ecológico, Iñaki Echeverría.
El nuevo Parque Ecológico, con una extensión de 11 mil 030 hectáreas, similar al tamaño de Torreón, Coahuila, lleva un avance de 95% y será inaugurado a fines de agosto por el presidente Andrés Manuel López Obrador, un mes antes de que abandone el cargo.
La inversión actual es de 5 mil 500 millones de pesos y en él han trabajado 11 mil personas, indicó el funcionario, durante un recorrido que realizó por el parque, acompañado de representantes de medios de comunicación.
En el proyecto del Parque Ecológico participaron las comisiones nacionales del Agua y la de Áreas Naturales Protegidas, así como la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.
Clave contra el cambio climático
Echeverría explicó que el proyecto se inserta en el contexto de combate al cambio climático, y es una pieza clave en la recuperación ambiental de la cuenca hidrológica de México, además de que por su tamaño resulta esencial. “Es la forma de garantizar la viabilidad y habitabilidad del valle de cara a los próximos 100 años”, afirmó.
La trascendencia del proyecto es tal, que al mejorar la calidad del aire de esa zona pueden disminuir las enfermedades crónicas respiratorias y con la presencia de agua y la vegetación, tener menos presencia de las tolvaneras, que son tan fuertes que algunos de los escasos árboles que hay sembrados están amarrados para que no salgan volando.
El director del proyecto resaltó que también es un proyecto de justicia ambiental y social para la población más olvidada de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Se le preguntó al arquitecto cómo se van a mover los visitantes en ese extenso territorio. Contestó que hay transporte que llegará a las puertas y que ya dentro habrá estacionamientos para los automovilistas, que ahí tendrán que dejar sus vehículos porque en el interior del parque habrá autobuses eléctricos y bicis para quienes quieran usarlas.
Hay algunas canchas que aún no están concluidas, ni un mirador que será de 6 pisos. Tampoco algunos de los estacionamientos. Pero si se pudo ver un restaurante al lado del enorme vivero, así como una zona deportiva con canchas de futbol, basquetbol, acompañados de juegos infantiles y una fuente que refresca el ambiente que se torna calcinante apenas las nubes le permiten al sol asomarse.
Zonas deportivas
El Parque Texcoco también contará con espacios deportivos que incluyen canchas de basquetbol, frontón, beisbol, pistas de patinaje y ciclovías, que serán abiertos al público en cuanto el primer mandatario corte el listón de inauguración.
El parque tiene entre sus atracciones miradores en distintos puntos, a los que se llega por caminos, algunos de los cuales están aún sin terminar, pero la mayoría ya están acabados.
Esos miradores permiten ver parte de las 900 hectáreas del lago Nabor Carrillo, donde sus aguas estancadas emanan un ligero olor salino. Desde ahí puede notarse la silueta del monumento más conocido del vecino municipio de Chimalhuacán, el gigante Chimalli.
Otros miradores tienen forma de plataforma y al llegar a su azotea dejan ver el horizonte desde el cual se puede observar los edificios más altos de la ciudad, pese a la lejanía.
Pero también hay contenedores de agua donde se ha sembrado pasto, lo que no es cualquier cosa, ya que esa agua es salina, explicó Echeverría. Entonces ese pasto se puede usar también en las chinampas que sufren de salinidad en Xochimilco, revitalizarlas y retomar su vocación de huerto.
Además se han abierto cauces que alimentan a la vecina Ciénega de San Juan, que es zona ejidal pero que también forma parte del proyecto de rescate hídrico. Esa parte es famosa porque ahí los ejidatarios recogen la famosa hueva de Ahuautle, que se usa para preparar tamales o tortitas.
Otro de los objetivos del parque ecológico es generar nuevos sitios de hábitat de las aves migratorias que son objetos de conservación. Tienen pequeñas islas que funcionan como sitios de anidamiento. Además, hay humedales donde el agua está a poca profundidad, idónea para las llamadas aves playeras.