Naucalpan, Méx. - El Bosque de Agua, que es una vasta zona de recarga de acuíferos que abastecen del líquido a la población del Valle de México, necesita estar protegido por leyes federales que impidan el crecimiento urbano a través del cambio de uso de suelo, la tala clandestina y la voracidad de las empresas mobiliarias.
Actualmente para resguardar el territorio, vegetación, flora y fauna, se tienen reglamentaciones y leyes estatales, que aplica sólo en las partes específicas de la entidad mexiquense, de Morelos o la Ciudad de México, “pero no hay una ley federal que impida que la urbanización vaya ahorcando poco a poco al Bosque de Agua”, dijo el ambientalista Eduardo Espinosa Medel, maestro en urbanismo.
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Explicó que, en el caso del Bosque de Agua, se trata de una gran zona que se extiende desde los municipios del Estado de México como Villa del Carbón, Chapa de Mota, Nicolás Romero, Jilotzingo, Naucalpan, Huixquilucan; otros del Valle de Toluca, más algunas alcaldías de la Ciudad de México y municipios de Morelos, que permiten la recarga de acuíferos y de mantener un ecosistema saludable.
Al mismo le hace falta también un plan estatal de cambio climático, ya que por ello se tiene menos agua, más sobreexplotación de acuíferos, voracidad de los desarrolladores de vivienda y la pérdida de bienestar social.
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La solución no es remediar el agua contaminada
En la Facultad de Estudios Superiores de Acatlán, al participar en el foro la “Crisis hídrica y el caso de Bosque de Agua: una perspectiva jurídica y urbanística”, explicó que no es alternativa el remediar el agua contaminada, se hizo un cálculo y cada litro tendría un costo de un dólar, “imagínense que se tenga que limpiar cada año más de mil millones de metros cúbicos de agua del Valle de México. Cuánto dineral representaría”.
Destacó que es momento de recuperar el agua vida, porque representa recuperar la vida, refirió que el artículo Cuarto Constitucional, señala que cada mexicano o mexicana tiene derecho a la alimentación, a la salud, a un medio ambiente sano y eso implica un medio ambiente limpio.
El especialista destacó que es acertada la idea de dejar fluir los ríos y que llenen las presas, porque así se recargan los acuíferos, sin embargo, en el caso particular del Sistema Cutzamala, la modificación en la flora del lugar como quitar árboles endémicos y plantar otros que no son del lugar, el crecimiento urbano, la hacer lagos artificiales que impiden la circulación, además del cambio de uso de suelo, la deforestación y tala inmoderada, propiciaron la falta de agua en las presas.
Añadió que “ya no hay los suficientes árboles para que completen el ciclo del agua, recordemos que las nubes toman el agua en su forma gaseosa de las copas de los árboles, y con la deforestación ya no ocurre como en antaño”, dijo.
Cuidar los bosques y actuar como redes de apoyo
Por su parte, Miguel Miramontes Lira, abogado defensor de las zonas boscosas del Valle de México y quien ha enfrentado juicios contra constructores que han intentado devastar extensas zonas de reservas ecológicas como las de Jilotzingo, destacó que los ancestros cuidaban y protegían las zonas arboladas del Bosque de Agua, porque eran sagrados para ellos, sin embargo, en la actualidad se deben cuidar legalmente y protegerlos.
Dijo que se debe actuar en forma de redes de apoyo, como “micelios humanos". Los hongos en sus raíces están conectados con su hábitat y determinan las necesidades de la vegetación para cuidarla y protegerla. Así debemos actuar como micelios humanos”, dijo.
Destacó que si algo le falta la actual sociedad son protectores de los bosques, pidió a los estudiantes de Derecho, pensar en ello, agregando que para él la paga en ocasiones no es material, “sino con la satisfacción de contribuir a la protección del medio ambiente, anteponiendo las leyes para evitar el crecimiento urbano, el cambio de uso de suelo y evitar la voracidad de los constructores”.
Habló de los derechos ambientales tras la declaratoria de zona de reserva ecológica, los cuales después de varias décadas al fin fueron reconocidas, pero en la zona de Espíritu Santo, en Jilotzingo, nunca han llegado, ya que la Ley señala que una vez declarada así se debe implementar un programa de sustentabilidad, el cual no se ha hecho por parte de las autoridades correspondientes.
Actuar por la defensa del agua
Eduardo Espinosa dijo ante los estudiantes de maestría que desde 1954 el acuífero del Valle de México está en veda y los demás como el Cuautitlán Pachuca y el de Texcoco están sobreexplotados.
Se refirió a las condiciones del agua, destacando que al acudir a visitar el lugar donde confluyen las aguas provenientes de Zona Esmeralda con el Río Tlalnepantla antes de llegar a la Presa Madín, se notó la diferencia de una vertiente de manantiales y otra de los drenajes, lo cual definieron como aguas muertas y aguas vivas que se combinan en el acuífero de Madín.
En el mismo foro participó Mariel Corona González, quien encabeza el grupo ecologista Amigos por el Bosque, que ha realizado una férrea defensa legal del bosque del Ejido del Espíritu Santo, en el que hasta ahora no se ha implementado programa de conservación y restauración alguno, como lo marca la ley al tratarse de una zona de reserva ecológica.