Desde hace más de un año, conseguir alimento y medicinas para atender a samba, goyo y cientos de aves que habitan el santuario El Nido, en Ixtapaluca, Estado de México, se ha convertido en un desafío para sus cuidadores.
Y es que el cierre parcial desde septiembre de 2022 del recinto dedicado a la preservación de especies en peligro de extinción, ha obstaculizado el cuidado de las 120 especies que conviven en el sitio ubicado en el oriente de la entidad.
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El santuario se ubica en el municipio de Ixtapaluca, y desde hace más de 50 años ha dedicado sus actividades a la preservación de especies amenazadas por la mano del hombre a través de programas de reproducción en cautiverio.
Sin embargo, desde año y medio ha mantenido sus puertas cerradas de manera obligatoria debido a un presunto acoso por parte de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) que suspendió el sitio por una supuesta falta de documentación.
“En septiembre de 2022, Profepa nos realizó una auditoria, pero al finalizar esta revisión las autoridades constan en sus actas que no hay faltas al trato digno de los ejemplares, pero por temas administrativos nos realizan una clausura temporal parcial”.
“A partir de ahí teníamos cinco días para presentar la documentación en original en las oficinas de Profepa, se recibió la documentación previo a que se cumpliera el tiempo, pero llevamos 16 meses en espera del resolutivo”, explica Marco Antonio, coordinador del santuario.
Desde entonces, el recinto no ha podido reanudar sus actividades cotidianas para obtener ingresos y sostener los cerca de 400 mil pesos mensuales que son destinados para el alimento de las especies que habitan el predio.
“No sabemos si la documentación está completa o si hay alguna anomalía, por eso directamente nos hemos metido en una situación de burocracia reiterada que durante 16 meses nos ha privado de nuestra principal fuente de ingresos”, agregó.
Las visitas guiadas, el ingreso de plantillas escolares y de docencia que sostenían parte de los gastos corrientes se han frenado. Ahora el espacio solo puede recibir donaciones para comprar los alimentos para sus inquilinos, algunos ya con historia dentro del santuario.
“Aquí tenemos actualmente mil ejemplares de 120 especies distintas que estamos manteniendo, pero hablando objetivamente si llegaran a desaparecer no marcarían un porcentaje a nivel mundial, pero la realidad que para estos mil individuos este es su hogar, no conocen otro lugar”.
“Hay mucha gente que simpatiza con los perros o gatitos, pero las aves son de los sectores más olvidados. Aquí en el santuario se están tratando de brindar las mejores atenciones para todos ellos, en la medida de nuestras posibilidades el cariño, la atención y el cuidado porque el objeto al final del día es concienciar el cuidado por la naturaleza y el amor por la vida”, explica.
Aunque el objetivo del espacio, fundado por el médico veterinario Jesús Estudillo López, egresado de la UNAM, era la conservación y reproducción de especies bajo amenaza, ahora los esfuerzos se han concentrado garantizar el cuidado de los individuos que habitan.
Uno de ellos es Zamba, hembra de jaguar dorado que se ha convertido en uno de los integrantes con más cariño de los médicos veterinarios debido a que forma parte de la tercera generación de felinos que se han reproducido dentro del santuario.
“Ella tiene 13 años, en libertad ya hubiera cumplido su ciclo de vida porque llegan a vivir un promedio de 9 a diez años, pero en cautiverio pueden llegar a vivir hasta 25 por eso zamba esta probablemente a mitad de su vida, pero si estuviera en libertad probablemente no estaría con nosotros”.
“Y la importancia es esa, preservar a los individuos por eso estamos concentrados en garantizar el bienestar animal, es la etapa primordial”.
Entre los logros que ha conseguido El Nido a lo largo de sus 50 años de vida, se encuentra obtener por primera vez en el mundo al Quetzal en cautiverio y lograr su reproducción, quienes esperan una resolución final de la Profepa para reabrir sus puertas y garantizar la preservación de sus especies.