Calaveras grandes y chiquitas, serias y juguetonas, en forma de repartidor de pan, de cantante grupero, de despechado, de Charro Negro y de China Poblana son exhibidas en la calle Francisco Santiago Borraz, en Santa Cecilia, Tláhuac.
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Los creadores de las figuras son los propios vecinos de la calle, a unas cuadras del Metro Tláhuac, que desde hace 13 años hacen estas figuras de cartón reciclado y las colocan en las fachadas de las casas, en medio del pavimento, y en algunos casos hasta las hacen moverse y desfilar.
Las figuras se han vuelto tan famosas que desde distintas alcaldías, otros estados y hasta de países remotos llegan visitantes para maravillarse con las obras que representan a difuntos, hechas con cartón reciclado, engrudo y pintura, este último material proporcionado por una empresa a los vecinos.
No es Halloween
Teresa Vázquez tiene unos cascos-penacho con una calavera al centro que causan sensación entre algunos visitantes que no pueden evitar pedirle permiso para tomarse la foto. Ella acepta y entonces los visitantes toman los cascos de reminiscencias mexicas y se los ponen
Teresa comparte que desde junio comienza a preparar las figuras que adornarán su casa. Lo hace para elegir el diseño, comprar poco a poco los materiales, como la harina para hacer el engrudo, sin que eso le represente un gasto de golpe y ya después, con su familia, comenzar a hacer el armado de las piezas.
Dice que la tradición nació hace unos años, y sólo eran dos vecinos los que adornaban, pero en la actualidad, ya son la mayoría. En su caso ella aprendió y poco a poco mejora su técnica. Sabe que a los visitantes les gusta la cartonería de figuras de calaveras y de Día de Muertos. En el único momento que se pone seria, es para aclarar que no son figuras de Halloween.
“Muchos dicen que Halloween. No, no es Halloween, es el Día de Muertos y nosotros aquí festejamos esas fechas. Con los niños empezamos el día 28 de octubre, luego los accidentados el día primero y el día 2”.
La Silla Rota también entrevistó a Alan Said, uno de los visitantes, que llegó en bicicleta, acompañado de otros amigos. Se toma la foto y dice que le sorprende el peso del casco.
Remarca que es su primera vez en lo que llama paseo de figuras de cartón y admite que se quedó con el ojo más que cuadrado. “Está increíble. Yo me imaginaba algo más sencillo y no, estoy viendo que está padrísimo y ahorita me tomé unas fotos con ese. Te dan chance hasta de interactuar, puedes usar las máscaras, cascos, hay unas calaveras que tienen unas sillitas. Está padrísimo, vale mucho la pena la experiencia”.
Homenajea a perros salchicha
Otro vecino que exhibe sus obras de cartonería es Daniel Velázquez. Recuerda que las obras empezaron con la casa que afuera dice Cartonería Jaén. A partir de ahí los vecinos aprendieron con ellos y comenzaron a hacer sus primeras piezas.
En su caso elaboró un homenaje a los perros. En su acera se observan a perros cadavéricos, con forma de salchicha. Para ello los hizo gorditos, pero marcándole sus huesos. Luego les puso colores distintos, con orejas y colitas diferentes.
En la instalación de esos perros y otras piezas, como una calaca de tres metros o un pan de muerto gigante puesto en la fachada de su casa, le ayudan su papá y sus hijos, que incluso idearon un mecanismo para mover la cabeza de la calaca y espantar a algún distraído.
Ahí viene el "paaaan"
La calle tiene otros exponentes que ponen más piezas. Entre ellos destaca Daniel Molina, quien combina el gusto por la cartonería y la pirotecnia. Afuera de su casa hay un panadero, con todo y diablo y la canasta de panes, también hechos de cartón. Muestra, orgulloso, como el panadero pedalea, eso sí, con ayuda suya.
Recuerda que la primera vez que puso figuras afuera de su casa fue a instancias de su suegra. Ahora, participa toda la familia. En su caso usa carrizo para hacer las piezas de la bici, hilaza para amarrar los huesos, engrudo para compactar el cartón y poder pintarlo. También la pintura de colores alegres es obligatoria. Invita a La Silla Rota a regresar para 2025, ya que promete que hará un castillo en el que combinará sus conocimientos de cartonería y pirotecnia.
El origen
Los vecinos coinciden: quien inició la tradición fue la familia Jaén. Son artesanos cartoneros que llevan años dedicándose a la creación de figuras que venden y exponen. Reina Velázquez, integrante del colectivo, rememora que hace 13 años ponían arcos florales. Luego hicieron figuras como de una ofrenda, con piernas de pollo, pan y calabazas. Todo de cartonería.
“La gente empezó a preguntarnos sobre qué íbamos a hacer para el próximo año, entonces les tomamos la palabra. Después hicimos piezas más grandes, esqueletos como del tamaño de un niño de 1.20 m. y empezamos a adornar otras casas, los postes, nada más en lo que es nuestra cuadra. Posteriormente los vecinos nos dijeron que si podíamos ayudarles a hacer sus creaciones y así empezó todo esto”.
Pero faltaba el salto a la fama en la ciudad y más. En 2019 un día se les ocurrió poner una figura, una calavera, en el pavimento, y hacerla parecer como si saliera de un bache. Luego la rodearon de tabiques y la ilusión fue muy creíble, tanto que comenzaron a llegar gente y representantes de los medios de comunicación a tomarles fotos. Pero era solo una instalación, eso sí, creíble en una ciudad llena de baches.