"Si nos toca cerrar pues tampoco es tan fácil, somos parte de una cadena económica, aquí somos ocho trabajadores, son ocho familias que de aquí dependen", son las palabras de Adriana, dueña de la chelería "La Diabla", ubicada en Tepito, acerca de las sanciones económicas de hasta 3 mil pesos que aprobó el Congreso de la Ciudad de México para quienes tienen estos negocios que venden bebidas alcohólicas en la vía pública.
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"La Diabla" está ubicada en la esquina de Jesús Carranza y Libertad, mismo lugar donde una patrulla se encuentra estacionada al momento de la entrevista con Adriana. Entre semana cuatro personas trabajan en la chelería, pero los fines "La Diabla" tiene ocho trabajadores.
La dueña tomó el nombre del negocio del personaje de una serie dedicada al crimen organizado cuyo nombre no recuerda. La mujer dice saber las nuevas disposiciones en la Ley de Cultura Cívica capitalina, pero sigue vendiendo micheladas, pitufos, mojitos y más bebidas porque de allí lleva el sustento a su casa.
"Este es un trabajo honrado como muchos otros, de aquí vivimos varios y si nos quitan pues habrá que adaptarse, pero hasta ahorita no nos han venido a decir nada", señala sobre un acercamiento de parte de autoridades.
El viernes 4 de octubre, se aprobaron en el Congreso capitalino cambios en el Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México para inhibir la venta de bebidas alcohólicas en la vía pública a través de las llamadas chelerías, estos puestos semifijos colocados en banquetas y mercados sobre ruedas.
Legisladores capitalinos explicaron que las modificaciones buscan inhibir la proliferación de comercios de venta de cerveza en vía pública, lugares y abundan en alcaldías como Cuauhtémoc, Iztapalapa, Coyoacán.
A menos de una semana de la entrada en vigor de la nueva legislación en la Ciudad de México, en zonas como Tepito, la venta en chelerías continúa sin problemas.
"Esperemos que podamos llegar a un acuerdo cómo ya sido anteriormente, porque nosotros le pagamos a la cervecería, a los del Amper, los que nos venden los desechables, se compraron mesas y sillas, pagamos una renta, a pesar de estar en la calle, aquí se paga renta y por guardar las cosas también, eso es algo que tal vez deberían tomar en cuenta", dice la comerciante de Tepito.
"A todo se adapta uno"
Miriam llegó a trabajar a la chelería "Mony" de Tepito hace unas semanas. La joven empleada vive de este trabajo al que asiste de miércoles a lunes, descansando los martes.
Miriam llega a su trabajo en la esquina de Eje 1 Norte y Florida a las 10 de la mañana y se va después de las cinco de la tarde, es el horario en que la autoridad les permite vender alcohol y esa regla aplica para todas las chelerías del llamado barrio bravo.
"Después de las cinco se acaba la fiesta... Que debe de haber sus excepciones por allí, más para adentro", dice, con una pequeña sonrisa, en referencia a otros lugares donde el horario de servicios se extiende.
Miriam asegura en charla con La Silla Rota que ninguna autoridad se ha acercado a hablar con ellos sobre lo aprobado en la ley que regula la presencia de las chelerías.
En Iztapalapa, chelas y tequila al aire libre
La Silla Rota también hizo un recorrido por el tianguis que se coloca cerca de la unidad Vicente Guerrero, en Iztapalapa.
En al menos dos locales la venta de cerveza y alcohol transcurría sin impedimentos y no pocos clientes que compraban sus bebidas se las llevaban para tomarlas mientras recorrían los puestos de frutas, comida y ropa.
Ahí no se oculta el giro del negocio: grandes mantas ofrecen tres cervezas chicas por 100 pesos, o dos “azulitos”, coctel elaborado con tequila, por 150 pesos, adicionalmente, hay mojitos y otras bebidas sin miedo a las sanciones.
En alguno de los locales había jóvenes, aparentemente adolescentes, ordenando bebidas sin restricción ni presencia de autoridades.