Entre la multitud de personas que buscan juguetes por las calles del Centro Histórico que colinda con Tepito se oyen voces que hace no mucho no se escuchaban: el francés y el español del caribe y Sudamérica; son migrantes que trabajan vendiendo muñecos.
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"Pásele, pásele, chéquele, chéquele", grita un joven haitiano de nombre Joseph, que vende dinosaurios sobre la calle José Joaquín de Herrera.
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El acento pero sobre todo la apariencia de Joseph hacen evidente su origen extranjero.
La demanda de juguetes por la cercanía del día de reyes trajeron, como cada año, la enorme oferta en el tianguis del Centro capitalino, y también las vacantes temporales para migrantes como Joseph.
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Vender y comunicarse con el traductor
A pesar de hablar muy poco español, Joseph puede contar su travesía desde Haití.
Cómo muchos haitianos que hablan francés y una lengua criolla, Joseph se comunica usando el traductor de su teléfono celular.
Joseph llegó a Nicaragua hace cuatro meses, tardó dos meses en pasar de Centroamérica hasta Chiapas, y otro mes y medio más para llegar a la Ciudad de México.
Desde hace unos 10 días trabaja vendiendo juguetes a los reyes magos que realizan las compras a cuatro días del festejo.
"No imaginaba vender juguetes en México, pero es un buen trabajo. Estoy juntando dinero en lo que llega mi cita para conseguir un permiso", dice usando el traductor de su teléfono celular.
"En Cuba es igual, se les regala algo a los niños, con eso me acuerdo de mi hijo"
El 21 de octubre es una fecha que Rudy no olvida, es el día que salió de Cuba en búsqueda del sueño americano.
"En Cuba es igual, se les regala algo a los niños, con eso me acuerdo de mi hijo, el se quedó en mi país", dice Rudy Castillo, migrante cubano que está en su camino a Miami, sobre la tradición del día de reyes.
Luego de trabajar como obrero y albañil en México, un amigo le consiguió a Rudy el trabajo vendiendo juguetes.
Castillo se separó de su familia en Cuba para viajar a los Estados Unidos, decidió tomar camino a través de México para tramitar un permiso de estancia y luego llegar a Miami.
Pero Rudy no piensa cruzar la frontera de forma ilegal. Está ahorrando para tomar un vuelo de forma directa, ya que su meta es vivir de manera legal en Estados Unidos.
"Aquí me ha ido bien, sí ha sido difícil pero lo bueno es llegando a Estados Unidos, es empezar de cero para hacer una vida", asegura.
El migrante cubano se desenvuelve sin complicaciones entre los cientos de vendedores de juguetes y los compradores.
Sin embargo, desea encontrar otro trabajo para ocuparse por las noches ya que la paga por vender juguetes no es suficiente para pagar renta, comida y ahorrar para su vuelo.
"Aquí ganó 250 pesos al día, pero como me vine a rentar por aquí es más caro, no me alcanza" explica.
Al recorrer las calles del Centro de la Ciudad de México conocidas por la venta de juguetes durante esta temporada, se aprecian a migrantes trabajando, ya sea vendiendo o jalando un diablo con mercancía.
Mira, otro migrante, no manches ya están en todas partes", se escucha a una mujer decir la ver pasar a un hombre de color jalando un diablo con cajas de juguetes por la calle Leona Vicario, en los límites de Mixcalco, Tepito y el Centro.
VGB