Eloísa es una mujer mexicana que teme que su esposo francés se lleve a la hija de ambos, de 4 años, a Francia. La razón es que descubrió a su marido haciendo tocamientos sexuales a la menor. El miedo se agravó cuando el 17 de abril pasado la Tercera Sala de lo Familiar del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México ordenó la restitución de la menor a su padre, quien a su vez acusó a Eloísa de sustracción internacional de menores.
Eloísa y su defensa tramitaron una suspensión de la ejecución de la sentencia del tribunal ante el Poder Judicial de la Federación. El 26 de mayo el PJF determinó suspenderla.
“Este hecho es un primer paso para salvaguardar los derechos y dignidad de Eloísa; sin embargo, para garantizar su verdadero acceso a una vida libre de violencia, el Poder Judicial de la Federación debe resolver el amparo directo en contra de la sentencia de la Sala Familiar del TSJCDMX”, informó este 29 de mayo la organización Acciones por la Dignidad, que acompaña legalmente a Eloísa.
La historia de Eloísa
Eloísa -quien preserva su apellido por razones legales- compartió con La Silla Rota cómo comenzó la historia de abuso con su esposo francés.
En 2020 ella encontró a su marido haciendo tocamientos sexuales a su hija. Eso fue después de que previamente, ella misma se sintió agredida cuando él la tocaba sin su consentimiento. Aunque en un principio ella trató de justificarlo, las señales de alarma se confirmaron al verlo abusar de la menor.
Luego, aún en Francia, donde vivían, se fueron de vacaciones con la familia de su esposo y descubrió que la mamá de él también hizo tocamientos a su hija y otro familiar se los hizo a otro menor.
“Fui testigo de otras situaciones muy complicadas donde fue muy doloroso descubrir como su familia tenía normalizada la violencia sexual en contra de los niños y fue la peor Navidad de mi existencia, entonces teníamos el vuelo para México el 30 de diciembre”.
Ante ello, buscó ayuda ante la embajada de México en Francia, pero no se la proporcionaron.
“Me dijeron que iba a ser muy difícil que me creyeran porque pues estaba hablando de una situación de una extranjera contra un nacional y que estaba en desventaja, que lo que me recomendaban era que hablara con él. Pues fue devastador, o sea ni siquiera hubo un intento o una asesoría. Desgraciadamente yo no pude proceder legalmente”, explica.
Después, en 2021, cuando paulatinamente comenzaron a levantarse las restricciones de viajes por avión y ante el desempleo en que se encontraba él, Eloísa aprovechó para regresar a México, junto con su esposo y su hija, con unos boletos que sus papás le regalaron.
Ya en México, aún tenía esperanza de que él cambiara. Incluso comenzaron a ver a un terapeuta, pero ella propuso que se separaran y que él se fuera en tanto a un Airbnb. También le dijo que demandaría a la familia de él por el tema de los tocamientos y eso lo alertó a él. Antes de verse un fin de semana, él le dijo que no la acompañaría en esa demanda, porque de hacerlo significaba que no pertenecía a su familia.
Ella acudió a la Fiscalía Especializada para los delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de personas, donde le hicieron exámenes a su hija que muestran el abuso. Denunció a su esposo y la respuesta del ciudadano francés fue acusarla a ella de sustracción internacional de menores.
Eloísa asegura que cuando salieron de Francia lo hicieron los tres y no fue con engaños. Además, teme que en caso de perder el juicio, su hija se exponga al abuso sexual.
Tenía esperanza
En entrevista con La Silla Rota, recuerda el inicio de su historia. “Justamente cuando yo empiezo a notar que la situación está poniéndose más grave comienzo a pedir ayuda, pido ayuda al Consulado Mexicano, orientación jurídica con algunos abogados, asociaciones civiles y entre ellos pues no muchos me ayudaron más, por ahí un par de personas que sí lograron darme algunos consejos.
“No se podía salir del país, pero aun así yo todavía en ese momento sí tenía la esperanza de que esta persona pudiera tener un cambio mágico. Tenía todavía cierta resistencia a lo que estaba pasando”.
Al llegar a México, expertos le detectan estrés postraumático. La asociación que me había apoyado estando fuera de México comenzó igual a asesorarla de que hiciera algo por su hija.
“Me piden que me cuide, que cuide a mi hija y que acepte la situación que estoy viviendo, desgraciadamente estando en México pues volvieron a ocurrir cosas muy desagradables”, recuerda.
Cuando deciden separarse y que él se vaya a un Airbnb, incluso ella se lo pagó.
“Quedamos de que nos veríamos el fin de semana, pero en el transcurso de esos días él me empezó a mandar mensajes de que sentía que lo acusaba de ser un monstruo, que yo era más secuestradora y demás y le dije ‘¿Cómo? Pues sí nos vamos a ver el sábado, ¿no?’ Bueno, ahí es cuando la asociación me dice es que este es el tipo de cosas y de estrategias que llevan los abogados justamente en este tipo de situaciones”.
A partir de ahí la comunicación comenzó a romperse con él y ya no se vieron. Ella tenía medidas de protección por parte de las autoridades de la Ciudad de México debido a la denuncia que presentó y meses después su esposo la contradenunció por sustracción internacional de menores.
Llega la apelación
Una primera sentencia salió favorable para ella y su hija y argumentó que en caso contrario, había un inminente riesgo de que si volvían a Francia por la relación que hay de poder, sería igual que antes, por lo tanto a él se le negó la restitución.
“Pero esta persona mete una apelación que misteriosamente llevó varios meses, pues todas las pruebas que yo presenté se desechan, todas, absolutamente dicen que no, no hay ninguna prueba de violencia, que no hay nada demostrado y donde prevalece justamente el dicho de esta persona.
“Bueno, pues esta esta sala revoca la sentencia y ordena que mi hija sea regresada a Francia, mis abogados solicitan la suspensión de este acto y se nos niega con el argumento de una jurisprudencia que no existe de la quinta época y bueno, pues ahorita estamos en un proceso de queja ante el tribunal colegiado”.
En opinión de Eloísa, los magistrados del TSJCDMX han privilegiado los argumentos de su esposo, pese a que ante la fiscalía capitalina están las pruebas periciales que se le han hecho, una entrevista que se le hizo a su hija e incluso la violencia económica que se declaró en el Juzgado Décimo.
“Seguramente se me están yendo muchas cosas pero pues que se considere a lo que corresponde a mi lado, que fue completamente anulado en la sala de apelación y con esto, ¿qué ganaría yo con que esta queja saliera favorable? Pues que mi hija quedará en mi resguardo, estará sana y salva conmigo”.
Eloísa considera que la Secretaría de Relaciones Exteriores -que sí la ha contactado- podría ayudarla, porque la dependencia tiene la parte ejecutora de esta resolución.
“En ellos estaría velar por la seguridad de mi hija, ¿no? Y la mía, o sea al final yo soy una adulta, ella es una pequeña, o sea no entiende muchas cosas aún. Entonces pues quedaría totalmente desprotegida, aparte de que yo no sé si habrá condiciones para que pudiera verla, convivir con ella, porque lo desconozco básicamente”.
Es algo delicado
Eloísa ha sido asesorada por la organización Acciones por la Dignidad, y la abogada María Fernanda Huerta también explicó que para el caso, el TSJCDMX usó una jurisprudencia antigua y además la interpretó.
“Desafortunadamente nos fuimos a percatar que la jurisprudencia en la tercera sala familiar es una resolución que se determinó hace casi 100 años. Se quieren aplicar eso ampliamente, o sea, es algo súper delicado que aparte de eso se buscó en toda la base de datos y como tal no aparece. Lo que pasó fue que tomaron parte de una jurisprudencia, ni siquiera el capítulo completo y nos negaron esta sentencia a beneficio para la contraparte y pues obviamente es una total desventaja para Eloísa”.
La Silla Rota buscó la versión del TSJCDMX. Su postura fue que el tribunal no se pronuncia sobre expedientes abiertos, mucho menos tratándose de litigios entre particulares, como ocurre con la materia familiar y civil.
MRV