Santiago de Querétaro, Querétaro.- Verónica tiene cinco años recluida en el Centro Penitenciario CP2 Femenil de San José el Alto. Recuerda que el momento más complicado fue cuando inició la pandemia de la covid19. Debido a las restricciones sanitarias, dejó de ver de manera presencial a sus seres queridos. Con antecedentes de depresión, recayó y comenzó a deprimirse.
Pero llegó al penal el proyecto Video Academia, consistente en dar clases a distancia, que ella decidió tomar. Se apuntó a clases de lectura, teatro y yoga y recuperó el ánimo e incluso se ve a sí misma diferente, dice en entrevista con La Silla Rota.
“Las clases me ayudan a ver que la reclusión es temporal, estoy luchando y esperando por algo mejor, pero mientras aquí nos dan herramientas necesarias para llegar a ser un ser humano fuerte, mujeres empoderadas, libres mental y espiritualmente”, explica, mientras parece estar describiendo sus emociones con sus dos manos, expresivas y delicadas.
Verónica dice que tomar clases de teatro le ha ayudado a ser más expresiva.
“Estar aquí es un shock muy fuerte, que te traigan a prisión, estar encerrada, que te coarten tu libertad, pero me di cuenta de que con mis actividades de teatro en la Video Academia, juntando mis clases de yoga y meditación, el tiempo que yo pase aquí lo veo como un área de oportunidad. No lo veo como una reclusión, sino que después que pueda salir de aquí voy a decir ‘aprendí esto y ahora soy mejor ser humano”, expresa sin un atisbo de duda.
La Video Academia en el penal de Querétaro
La Video academia a la que se refiere es un proyecto elaborado entre la Comisión Estatal del Sistema Penal de Querétaro y la Fundación Plan B, esta última encabezada por Tatiana Ortiz Monasterio y en la que también participa la especialista en Literatura y creación literaria, Vanessa Coppel.
Este 27 de abril la Video Academia estrenó un nuevo monitor, por lo que hubo un corte de listón para celebrarlo participaron presencialmente Gustavo López Acosta, comisionado del sistema penal estatal, Cynthia Grisel González Serrano, titular del penal, así como Ortiz Monasterio y Coppel.
López Acosta recordó que el proyecto inició con un monitor pequeño, pero por órdenes del gobernador, Francisco Domínguez, se dispuso de un recurso de 450 mil pesos para colocar la nueva y gran pantalla, para beneficiar a 180 reclusas, de 220 que hay actualmente.
El funcionario añadió que el sistema penal está reconocido como el mejor del país. A diferencia de otros penales donde es notorio el hacinamiento, la suciedad e instalaciones antiguas, el penal de San José el Alto luce limpio, ordenado y moderno. Las 20 reclusas que participaron en el corte del listón estuvieron sentadas en sus pupitres. Iban vestidas con cubrebocas, sudadera y tenis blancos y pantalón gris.
Escucharon atentas las palabras de los oradores, aunque les causó mayor expectación cuando participaron Tatiana Ortiz Monasterio y Vanessa Coppel.
"Por erradicar la erosión de la empatía"
Tatiana Ortiz Monasterio les agradeció por su esfuerzo y les anunció que quiere replicar esta escuela para otras mujeres privadas de la libertad, que además ofrece conocimientos con los más altos estándares de calidad, en cuanto a los maestros y a ofrecer excelencia.
También les mencionó que el temario que se maneja lunes y martes va enfocado al desarrollo espiritual y crecimiento emocional. Pero no se dejan de lado las clases de emprendimiento y negocios para poder vender algo para comer, cuya clase es el miércoles. Jueves y viernes se dedican al desarrollo físico y deportes con baile y con ello se dedican a hacerles la vida más alegre.
En su turno, Vanessa Coppel rememoró a las reclusas y a los invitados la raíz del proyecto. Surgió de la necesidad de erradicar de este país “la erosión de la empatía” y explicó a qué se refería.
“Eso es cuando a nosotros en el alma ya no nos crece nada, eso quiere decir que vivimos en tanta insensibilidad y deshumanización y la desconexión a lo largo de nuestras vidas que acabamos en un paraje despoblado de sentimientos, muy solitario y sin posibilidad de conmovernos. Esto es lo que provoca de manera muy puntual los altos índices de delincuencia en los que nos podríamos enfrentar en el camino”.
Recordó que Ortiz Monasterio y ella desde jóvenes decidieron dedicar su compromiso y pasión a recuperar la sensibilización y la humanización. Empezaron con cosas chiquitas pero el propósito mismo es el de erradicar la erosión de la empatía.
“Si lo logramos y hemos visto que se puede. La Video Academia penitenciaria de este país ha hecho grandes esfuerzos y grandes resultados cuando tenemos que tocarnos con estas mujeres extraordinarias que entran de una manera y salen de otra, de su propio estatus en el mundo; para nosotros lo que más importa es que no solo encuentren su lugar y descubran la razón por la cual están, sino que sus familias se vean beneficiadas por este aprendizaje”, expresó.
Me gusta la lectura: Verónica
Por parte de las reclusas, quien habló fue Verónica, quien ante la presencia virtual de Ortiz Monasterio y de Vanessa Coppel reconoció que la clase que más le gusta es la de lectura, pese a su complejidad, pues como dijo la experta literaria, son libros complejos, que ella diseñó previamente para personas que cursan un posgrado.
Verónica explica a La Silla Rota por qué le gusta más la clase de lectura. “Me gusta muchísimo leer y Vanessa Coppel es una autora que desmenuza de tal manera el libro que lo quieres ir saboreando poco a poco y es tan directa en lo que dice que sientes la pedrada, te llegan sus palabras de lo que te dice tan directamente para bien”.
“Hubo una donación de cinco libros para cada una, los leemos en las celdas y el centro da la oportunidad de tenerlos con nosotras. Son lecturas como El corazón del daño, de María Negroni, es un muy buen libro, muy fuerte como dice ella. Coppel nos ha hecho entenderlo y verlo de manera distinta”, añade.
“Ahorita leemos el de Sed -de Amélie Nothomb- y es excelente. Cuando empecé a leerlo se me hizo una lectura extraña, habla de la vida de Jesús, pero narrado por él mismo y lo plantea con humor, como un ser humano y no un ser divino”.
- ¿Qué le da la Video academia?
-Yo era una persona sumamente depresiva, trabajaba, me ocupaba, leía, me gustaba mucho, pero llegó la covid19, dejo de ver a familiares. Otra vez la depresión, ingresé a la Video Academia penitenciaria y es un boom, dije ‘voy’. Empecé los lunes que hay yoga, meditación, los martes otro tipo de actividades, los miércoles crecimiento personal, la mejor versión de mí, sanación emocional, control de emociones, eso empieza a sanar mi alma y mi espíritu. Digo empieza sanar mi alma y espíritu. Digo si estaba abajo por la depresión hoy estoy muy arriba. Ayuda bastante.
- ¿Como es el convivio con las personas, aunque sea virtual?
-Cada clase es un ponente distinto, hay talleres donde todas las semanas es el mismo ponente hasta que se acaba el taller, pero cuando son eventuales es uno distinto. Nos prenden la pantalla, se conecta vía remota, están otros penales que se integran, está el de Cancún; Santiaguito; Neza Bordo; Tlalnepantla y Monterrey y hay muchos que se conectan.
“Al momento se crea hermandad, nos vemos como iguales, nunca nos preguntamos por qué delito, no nos juzgamos. Es una comunidad y se crea un ambiente muy bueno, nos dan la clase, obviamente si queremos preguntar o dar una opinión el espacio es abierto y nos abren el micrófono, decimos nuestra pregunta, nos resuelven dudas y se continúa con la clase o taller”, concluye.
MRV