Santa Fe es ese lugar de la Ciudad de México que sintetiza la desigualdad económica de la sociedad en México. Por un lado, los suntuosos edificios habitacionales, corporativos y comerciales casi similares a cualquier metrópoli del llamado primer mundo o neoliberal, si seguimos el discurso de la 4T. Cerca, pero al mismo tiempo separadas, las casas humildes con pocos metros cuadrados para habitar y convivir, sin áreas de recreo, cuyos habitantes deben desplazarse en transporte público para ir al trabajo o a la escuela.
El Informe sobre Desigualdad en el Mundo 2022, capítulo México, contenido en el proyecto fotográfico Unequal Scenes (Escenas desiguales), informa que nuestro país está entre los más desiguales del mundo. La riqueza mexicana está concentrada en pocas manos.
Lo particular del proyecto Unequal Scenes, autoría del fotógrafo Johnny Miller, es que la desigualdad en México como en otras ciudades del mundo está a la vista, como se observa en fotos aéreas tomadas desde drones o helicópteros de zonas como Santa Fe o Naucalpan, por dar algunos ejemplos.
El documento muestra imágenes que dan cuenta de esos contrastes. Tomas aéreas donde una mitad de lo fotografiado se compone de cientos de pequeños techos de las viviendas apretujadas, algunos con tiliches o ropa tendida en la azotea. Sus calles están trazadas de manera irregular y casi sin árboles. La otra mitad en cambio goza de enormes zonas verdes, pocas construcciones y con vialidades similares, aunque se deduce que ahí vive menos gente.
También incluye imágenes de los exclusivos y caros clubs de golf, que llama “refrescantes oasis privados” que cuentan con todos los servicios a su disposición, pero que están rodeados de miles de losas de concreto a su alrededor.
Foto de Johnny Miller para el proyecto Unequal Scenes
La riqueza, en pocas manos
En México el 1 por ciento más rico de la población gana el 21 por ciento del ingreso total nacional, “un porcentaje más alto que cualquier otro país del mundo”, afirma el sitio. Además, gran parte de esa riqueza se concentra en unos pocos multimillonarios. Según algunas estadísticas, los cuatro hombres más ricos de México concentran el 9 por ciento de la riqueza, “una cantidad asombrosa en un país tan grande”.
Un indicador del peso de esa desigualdad fueron los impactos dejados por la covid19 en las zonas ricas y en las pobres.
“Mi visita más reciente fue única porque tuvo lugar en los últimos estertores de la pandemia mundial de covid-19, una pandemia que ha tenido un impacto devastador y desigual en las comunidades de bajos ingresos y BIPOC (negro, indígena y persona de color, por sus siglas en inglés) en todo el mundo”, explica Miller.
“En Santa Fe, una de las zonas más ricas de la ciudad y con un índice muy bajo de casos de covid, los edificios de apartamentos de lujo con helipuertos en sus techos se asientan frente a un valle desde la vivienda popular de Álvaro Obregón, que tiene una de las más altas tasas de mortalidad por el virus.
“Para mí, es un recordatorio revelador de cómo la arquitectura y el diseño urbano juegan un papel tan importante en nuestra comprensión de la sociedad, tanto en cómo se crea como en cómo se interpreta”, dice el fotógrafo.
Acompañado del texto, hay un mapa de Santa Fe y colonias aledañas que muestran en color azul una tasa de infección baja por la covid19 y una roja con tasa más alta. La azul coincide con los suburbios más ricos y la roja con las colonias más pobres. El mapa es retomado de un blog de Atlantic Fellows.
Las fotos de la desigualdad
El estudio está acompañado de fotos tomadas con drones sobre algunas zonas de Santa Fe, que muestran zonas de edificios relucientes rodeados de otras construcciones similares y zonas verdes, así como vialidades modernas, y al lado cientos de casas apretadas entre sí, con una urbanización desordenada, de paredes sin aplanar, con tendederos en sus azoteas, escasísimas o nulas zonas verdes y vialidades apenas visibles.
Otra imagen muestra a la Malinche, al lado de Santa Fe. Del lado derecho de la imagen se aprecia una escuela privada, con canchas verdes de tenis, de baloncesto, de futbol rápido, una piscina y un jardín. Del lado izquierdo, enfrente, a unos metros y separados por una vialidad, pero como si fuera de otro mundo, una cancha de futbol de tierra de lados dispares y a su alrededor cientos de casas apiladas.
Algo similar ocurre con una imagen de la colonia Lomas del Cadete y Bosque Real Country Club, vecinos, pero sin parecido entre sí. Ubicados en Naucalpan, estado de México, la foto muestra a la primera como una zona gris, de manzanas irregulares con miles de casas y vialidades con trazos no siempre rectos.
En cambio, en la otra mitad de la imagen se aprecian grandes zonas verdes que rodean a un alto edificio, además de algunas construcciones conectadas con vialidades, Además, se observa un artificial laguito.
“Hoy en día, las diversas comunidades del área están separadas de manera concluyente por elementos socioeconómicos y arquitectónicos, pero vale la pena estudiar las lecciones de la regularización a través de la lucha colectiva para otras comunidades marginadas, pobres o informales”, escribe el autor del proyecto.
Somos vecinos, pero no pases por mi colonia
El estudio aborda el caso de Pedregal de Santo Domingo, que a inicios de los años 70 era conocido como el límite de la ciudad al sur. Propiedad de comuneros, ubicado al lado del Centro Histórico de Coyoacán, durante el gobierno de Luis Echeverría los terrenos sufrieron una invasión, una de las más grandes en Latinoamérica, luego de que el entonces presidente prometió regularizar la propiedad informal en la capital.
El área no era propicia para una vida fácil, debido a la falta de agua, al terreno asentado en roca volcánica y al acoso policíaco, pero en tres años una evaluación del gobierno mostró que 68 mil personas ya vivían en el área.
“Poco después, luego de un activismo comunal sostenido, se establecieron servicios y los invasores informales comenzaron a ser reconocidos por la ciudad como legítimos”, menciona el estudio.
Pero a su vez en materia de vialidad Pedregal de Santo Domingo quedó casi incomunicado de su rica vecina Romero de Terreros. Miller refiere que para viajar de la primera a la segunda se requiere un viaje oblicuo por el Eje 10 en lugar de atravesar calles laterales, lo que sería más fácil para la movilidad.
“La razón, similar a la de Cleveland, Detroit, Ciudad del Cabo, Nairobi y tantas otras ciudades divididas, es una serie de barreras y muros unidos para separar a las dos comunidades de manera clara y discreta”, compara, como muestra de que la desigualdad y la separación no son exclusivas de México.
También señala que a medida que pasaron los años, la región quedó subsumida por la abrumadora expansión de la capital, convirtiéndose en un ‘oasis de marginalidad dentro de la propia ciudad’ en lugar de un límite en sí mismo.
Foto de Johnny Miller para el proyecto Unequal Scenes
Campos de golf, dominio exclusivo de los ricos
Un apartado especial son los campos de golf en la Ciudad de México, que el estudio fotográfico llama “dominio exclusivo de los ricos”. Ofrece un dato: para ingresar a ellos exigen anualidades de entre 16 mil (293 mil 320 pesos) y 35 mil dólares (642 mil 950), aunque el club más caro supera los 100 mil dólares, es decir un millón 837 mil pesos al tipo de cambio actual, de 18.27.
“Eso es sorprendente en un país que tiene un ingreso anual promedio de solo 15 mil 314 dólares (281 mil 318.18 pesos)”.
El autor del sitio acompaña los datos con otra imagen aérea. Es la de un club de golf en Santa Fe, con su césped verde, alguna hilera de árboles, lujosas cabañas, un estacionamiento, un cuerpo de agua y tres torres de 15 pisos cada una. Atrás, miles de casas y una vialidad rosa, vista así por las lonas de ese color usadas por los comerciantes de un tianguis.
Agrega que en una metrópoli como la Ciudad de México los campos de golf se destacan como “refrescantes oasis privados” entre las interminables losas de concreto a su alrededor.
“Este campo se encuentra en lo alto de las montañas que rodean la ciudad, a una altitud de más de 2 mil 500 metros, un lugar donde la élite ha forjado un nuevo centro, nuevas carreteras, nuevas propiedades privadas, centros comerciales y, por supuesto, clubes de golf campestres: Santa Fe. Esta deslumbrante riqueza a menudo choca con realidades incómodas, ya que los barrios periféricos albergan a algunas de las personas más pobres y vulnerables. Covid19 ha afectado a estos vecindarios, por ejemplo, de manera desproporcionadamente dura”.
El proyecto busca mostrar deshumanización
Unequal Scenes es un proyecto que ha tomado fotos aéreas de la desigualdad de ciudades como Buenos Aires, Cleveland, Dublín, Baltimore o Durban, entre otras. Comenzó como un proyecto de fotografía aérea en 2016, dedicado a documentar las líneas divisorias de desigualdad más marcadas del mundo.
“Millonarios desde las alturas contemplan los asentamientos informales y la vivienda pública. Los muros, las carreteras y otras infraestructuras nos impiden ver el alcance del problema, y mucho menos nos permiten cruzar. Estas fotografías no solo muestran la desigualdad económica, sino también la deshumanización”, explica en el sitio el fotógrafo estadounidense.
MRV