Con la llegada de la temporada de estiaje, entre abril y junio, cuando no llueve y hace más calor, un peligro climático acecha a las ciudades y a sus habitantes: las islas de calor, zonas donde la temperatura llega a ser hasta cuatro grados mayor que en zonas naturales o rurales, alertó el integrante del programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM, Miguel Ángel Altamirano.
Las islas de calor son áreas donde debido a los cambios de uso de suelo y construcciones hechas de concreto, asfalto y estructuras metálicas se puede alcanzar una temperatura mayor hasta dos grados más, que sumado a que en las ciudades como la capital mexicana ya se registran dos grados más que zonas naturales, equivale a una temperatura cuatro grados mayor, dijo.
El experto explicó que mientras el suelo natural genera un efecto espejo de los rayos solares, con el de concreto sólo se refleja el 10 por ciento y el resto se absorbe y ya no regresa la radiación.
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“Representa la diferencia de temperatura en la superficie entre áreas urbanas y suburbanas, rurales o naturales que las rodean”, explicó en el taller sobre islas y ondas de calor, incendios y calidad del aire, impartido por la Comisión Ambiental de la Megalópolis.
Al absorberse la mayor parte de la radiación del sol por las construcciones de concreto y estructuras metálicas, se reemite pero en forma de calor, calentando el aire superficial a lo largo del día, añadió Altamirano.
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Por eso, entre los efectos de las islas de calor, están que se afecta la temperatura en la superficie, que lleva a extremos climáticos como los golpes de calor, un mayor consumo de energía eléctrica, mala calidad del aire y reducción de la productividad laboral.
“Se traduce en más costos para paliar sus efectos y hay mayores defunciones”, dijo el especialista.
Alertó que las islas de calor urbano representan una amenaza que se intensifica y se exacerba por la crisis climática mundial.
“Ha sido poco estudiada en las grandes ciudades de México. Solo hay 19 artículos científicos y de las 50 ciudades más pobladas, solo 10 han sido estudiadas”, afirmó.
Urgió a las autoridades a aplicar medidas de mitigación, ya que en caso contrario se aumentaría la temperatura en la megalópolis por cambio climático a 4 grados más en los próximos años.
“En algunas zonas, las más urbanizadas de la megalópolis ya se han rebasado los 3°C por las islas urbanas y a ello hay que sumarle el calentamiento global”, remarcó.
Para ello se requiere de tener más zonas verdes, incrementar los espejos de agua, reparar jardines y reforestarlos, así como los camellones y usar materiales diferentes de construcción como son pinturas reflejantes, elaborar planes regionales y locales de acción climática y fomentar la investigación al respecto.
“Habría beneficios sociales en términos de salud, productividad social, menos contaminación y ahorro de energía”, previó.
VGB