Por la ventana de la cocina se cuela el sonido de la cumbia venezolana que hace bailar a Luis, quien prepara hallacas para sus compañeros del albergue. Aunque en Casa Tochan la música anima el ambiente, la mirada de quienes lo habitan se acerca más al desasosiego y a la tristeza. “Las épocas son muy nostálgicas, pero gracias a Dios todo está bien”, comenta Esteven, quien clava la mirada hacia los alimentos que se preparan, al tiempo que accede a dar una entrevista.
El bullicio impide tener una conversación fluida. Esteven me conduce hacia el comedor del albergue: unas mesas de madera colocadas en la azotea de la casa. Las lonas que cuelgan de los tubos tapan un poco el frío y, a través de sus agujeros, logra verse el barrio de Tacubaya. Esteven se acomoda en una de las sillas y se dispone a hablar de la vida que dejó en Honduras.
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Llegó hace una semana a México. Su impresión de las autoridades migratorias del país es de una actitud de discriminación y burla. Refiere que esta situación ha sido lo más difícil para él. “Enfrentarse a la migración, a las autoridades. Cuando tú vienes a México sin querer hacerle daño a nadie y te quieren regresar a tu país. Dejas tu familia y todo por querer buscar un bienestar”.
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Migrantes orillados a dejar a sus familias
En Honduras, dice, no hay esperanza. La violencia, la pobreza y la inseguridad lo orillaron a dejar su toda su vida, su esposa y sus dos hijos. El nivel de riesgo escaló al grado de convertirse en el país donde cada mes al menos 60 niños mueren a causa de la violencia, de acuerdo con cifras de la Red de Instituciones por los Derechos de la Niñez (Coiproden), Wilmer Vásquez.
Tan solo entre enero y julio de 2023, de acuerdo con cifras de esta organización, alrededor de 345 niñas, niños y jóvenes han muerto de manera violenta en Honduras.
La violencia no es lo único que llevó a Esteven a abandonar su tierra. La pobreza también fue carcomiendo sus sueños de tener una mejor vida en el barrio que lo vio crecer.
En Comayagüela, Esteven se dedicaba al barnizado de carros y, eso, asegura, es lo que buscará hacer en Estados Unidos. “Quiero cumplir mis metas, trabajar y cumplir los sueños que tengo. Me gustaría trabajar como en pinturas de carros, me gusta y eso es a lo que me dedicaba allá”.
Honduras sumido en la pobreza
De acuerdo con cifras del Banco Mundial, Honduras es uno de los países más pobres y desiguales de Centroamérica. En 2020, la proporción de la población que vivía en la pobreza alcanzó el 57.7 por ciento, lo que representó un aumento considerable respecto al 49.5 por ciento registrado en 2019. Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que, de acuerdo con el Panorama de Necesidades Humanitarias 2023, en Honduras actualmente existen 3.2 millones de personas con necesidades humanitarias: 60 por ciento son mujeres y 37 por ciento son niños y niñas.
Aunque Esteven lleva sólo una semana en el albergue migrante de Casa Tochan, donde actualmente se hospedan alrededor de 120 personas, refieren sentirse a gusto con la solidaridad que brota de sus compañeros. La época es triste y difícil, lejos del calor de su familia, pero Esteven sonríe al detallar cómo se lleva con sus compañeros del albergue.
“Se me hace bien bonito, porque le hacen la vida más fácil a uno, sobre todo por la convivencia. Nos llevamos bien como familia”.
Esteven aún no cuenta con la cita migratoria para ir a Estados Unidos. En los próximos días, cuando termine de instalarse en la capital, buscará avanzar en el trámite. Por ahora, ayudará en las labores del albergue dirigido por Gabriela Hernández.
“Primero Dios, todo va a estar bien. Solo le digo a mi familia que lucharé por mis sueños, por darles una vida mejor. No será fácil, pero lo voy a intentar”.
De acuerdo con cifras de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), hasta noviembre de 2023, 40 mil 142 personas provenientes de Honduras han solicitado el estatus de refugiado en México. La mayoría de las solicitudes se han ingresado a las oficinas de la Ciudad de México con un total de 30 mil 201.