Poco a poco la tradición de cenar pavo en Navidad y Año Nuevo ha ido creciendo, por lo que la crianza de este tipo de aves ha aumentado en el Estado de México, aunque su origen es de importación por las características para estas celebraciones.
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Cuando Venancio comenzó en el negocio, no sabía que iba a crecer de manera exponencial. Recuerda que la primera vez que sacrificó a un pavo, lloró pues se había encariñado con el ave y justamente ese sentimiento lo llevó a buscar técnicas dignas para el sacrificio de sus aves, de inocuidad y de aprovechamiento.
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La venta de pavos es un negocio que no sólo está afectado por la competencia de las grandes cadenas de supermercados, sino también porque las aves son importadas desde Estados Unidos. Si bien hay ejemplares similares en México, conocidos como guajolotes, para esta época cada vez es mayor la demanda de las características de la variante americana en cuestión de peso y sabor.
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Crianza de pavos en México
Estimaciones del gobierno federal apuntan a que el consumo de pavo por mexicano es de 1.5 kilogramos al año. A nivel mundial, nuestro país ocupa el lugar número 21 en producción de carne de pavo, con más de 21 mil toneladas anuales.
Actualmente son los estados de Yucatán, Edomex, Puebla y Chihuahua los principales productores de esta ave de consumo.
En su corral, ubicado en San Pedro Totoltepec, Jorge Venancio alimenta a cientos de aves que se han de convertir en parte de las cenas decembrinas. Es uno de los cinco productores que existen en el Estado de México y busca que la tradición de comer pavo crezca no sólo durante la recta final del año.
“La idea es que cambiemos un poquito la cultura de la grasa, obviamente hay calidad de carne, esta es una carne que tiene ciertas cualidades. Muy rústicas las aves, la ganancia en el peso es muy alta y si la recomiendo por su calidad”.
Para que un pavo esté listo para navidad, su crianza es de aproximadamente cuatro meses, lo que implica labores de cuidado que se llevan a cabo en la zona sur del Estado de México y, una vez que están listos para ser sacrificados, los trasladan a Toluca.
Muerte digna
Venancio procura darle una muerte digna y con estándares de inocuidad para evitar que el cortisol, la hormona del estrés, afecte la carne del ave, y se evita la proliferación de bacterias.
“Nosotros hemos trabajado en un detalle, no somos una empresa y eso nos permite competiré con ellos, ¿de qué manera podemos hacerlo? Primero con el sacrificio, nosotros no escaldamos, lo hacemos en seco; es más trabajo, pero tiene mayor calidad la carne y los tiempos”.
Busca aprovechamiento sustentable
Sus pavos han ido ganando terreno a nivel nacional pues ya se comercializan en otras entidades como la Ciudad de México, en especial en el Mercado de San Juan, así como en Toluca; sin embargo, además de su aprovechamiento alimentario, Jorge busca que no haya desperdicio y cada parte del ave que se sacrifica, sea empleada para diversos fines.
“Hay algunas partes de las aves que se pueden utilizar como la pluma, la sangre, tenemos ahí proyectos, no sé si en algún momento dado los podamos materializar. En el caso de la pluma ya, una parte la entregamos a artesanos que nos hacen artesanías; con la cuestión de la sangre estamos viendo hacer un bio reactor para producir metano”.
Pero para lograr innovar en el mercado, también necesita ventas, por lo que el llamado es a la población, para que consuman productos locales en fechas en que el consumo aumenta, pues la granja de la familia Venancio genera al menos 30 empleos directos, lo que fomenta la economía circular.
VGB