"No importa que ya vaya a ser Navidad, para nosotros lo importante es seguir, llegar por lo menos a la frontera", dice Carlos, un joven venezolano, mientras hace las compras para el desayuno de su familia. Luego de casi dos meses de abandonar Venezuela, Carlos y su familia llegaron a la colonia Guerrero porque no pudieron encontrar un espacio en alguno de los refugios para migrantes de la Ciudad de México.
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Por voz de otros compañeros supieron de dos casa ubicadas sobre el Eje de Guerrero donde por 1,300 pesos pueden pasar una semana en una habitación con servicios.
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Carlos no explica cómo es que paga los 1,300 pesos de hospedaje, pero esta semana, la previa a Navidad, sería la segunda que lleva viviendo en la colonia Guerrero.
"Pues conseguimos dinero como podemos, he pedido en las calles, he trabajado en el casino, en Chiapas y Tabasco cocinábamos y vendíamos a otros migrantes", explica. El frío invernal y la necesidad de brindar seguridad a su familia estando en otro país hace que Carlos pague la cuota del hospedaje.
"Afortunadamente, mi familia entiende que ahorita no hay manera, pero si todo sale bien, la Navidad entrante estaremos mejor".
"No pensamos en Navidad"
El migrante y su familia no han tenido tiempo de pensar en regalos o una cena navideña; la prioridad es seguir el camino a los Estados Unidos.
"La verdad que no pensamos en navidad, no ha habido tiempo o cabeza, como se dice, andamos ocupados en el día a día".
Otro migrante que se encuentra camino a los Estados Unidos es Eleazar, ciudadano colombiano que vende dulces por las avenidas de la colonia Guerrero.
Eleazar pasa las noches en un refugio de la alcaldía Cuauhtémoc donde debe pagar 35 pesos por noche, es a través de la venta de los dulces que puede pagar su hospedaje.
Para el colombiano que viaja solo, la Navidad es una fecha especial que disfrutaba con su familia, pero este año no habrá festejo.
"Es una fecha que pasaba con toda la familia, mis hermanos, los sobrinos y mi mamá", dice el colombiano. El frío de la temporada es demasiado fuerte como para pasarlo en las calles, dice.
Tanto Carlos como Eleazar confían en llegar al país vecino y que de esta manera el próximo año la Navidad sea distinta.
"Espero en Dios el año que viene pueda ser diferente, con Dios y sin rendirse se podrá" dice Eleazar.
Habitaciones de alta demanda
"Son dos edificios grandes sobre el eje, uno sobre Moctezuma y el otro sobre J. Meneses, antes allí se quedaban gente... pues en situación de calle, sí había a lo mejor migrantes, pero de provincia, ahora allí vas a ver extranjeros", explica un vendedor de desayuno de la colonia Guerrero.
Venezolanos, haitianos y uno que otro colombiano encabezan la cifra de huéspedes de los dos hostales de la colonia Guerrero.
Dos edificios con ventanales polarizados y letreros ofreciendo habitaciones con tv, agua y cocina son la opción para algunas personas migrantes. Al tocar a la puerta de uno de los hospedajes, el hombre que atiende mientras suspende sus trabajos de limpieza aclara que sólo hay una habitación para una o tal vez dos personas.
Si se busca algo de mayor capacidad hay que llamar después del mediodía.
"No tengo más espacios ahorita, todo está lleno, si quieren esperar o regresar al rato", dice el trabajador.
La puerta con cerradura electrónica es usada por extranjeros, no se aprecia nada de personas en situación vulnerable, como lo explicaron vecinos y comerciantes de la colonia.