Entre cuerpos y balas, un joven apodado “El Churrito” se rindió ante elementos de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México y de la Secretaria de Marina. Tenía 15 años y llevaba poco más de 15 días trabajando como halcón de La Familia Michoacana en el Estado de México, pero aunque le pagaban, aseguró que era en contra de su voluntad.
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En su declaración, el joven señaló que era del municipio de Pilcaya, Guerrero en la zona de Tierra Caliente, que hacía más de 15 días que había sido levantado por sujetos armados y que lo habían mantenido cautivo hasta que se le asignó un trabajo: vigilar puntos estratégicos para La Familia Michoacana. Era halcón y recibía un sueldo de 3,000 pesos a la quincena.
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“Estuvo amarrado dos días, después le dijeron que trabajaría como halcón. Cuando estuvo amarrado los cuidaba dos masculinos, uno de ellos ‘Rulo’”, así se lee en el documento reservado de la Agencia de Investigación Criminal y la Secretaría de Marina marcado con el expediente MX/EDOMEX/FGJEM/AIC-CGIA/UATO.
Pero no fue el único que era integrante de la célula de Rigoberto de la Sancha Santillán y/o Juan Carlos Guzmán Martínez, mejor conocido como El Payaso, jefe de plaza de La Familia Michoacana en Texcaltitlán.
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Churrito fue detenido en el operativo de Palo Amarillo, en donde se había ubicado a El Payaso y se planeaba detenerlo; sin embargo, tras ser alertado de que llegaron los uniformados, escapó corriendo.
El 14 de junio de 2022, la Fiscalía mexiquense dio a conocer que había detenido a 10 presuntos integrantes del cártel michoacano, pero ellos sólo se pudo comprobar que uno había sido recientemente secuestrado por la célula de El Payaso y no había cometido ninguna actividad delictiva… aún.
Se precisa lo anterior porque de acuerdo con las declaraciones de los detenidos, ocho de ellos habrían sido detenidos por distintos integrantes de La Familia Michoacana para que realizaran algún tipo de actividad delictiva o, en el caso de las mujeres, tuvieran relaciones sexuales con El Payaso.
Mujeres cautivas para satisfacer deseos sexuales
Tal es el caso de una mujer de 39 años, quien presuntamente fue vendida a El Payaso por uno de sus primos, pero ella se negó a tener sexo con el recién nombrado jefe de plaza en Texcaltitlán.
“Se fue con Payaso a seguir la fiesta en la casa donde fueron detenidos, señaló que en un principio ella se negó; sin embargo, su primo le dijo que no hiciera pedo que se fuera con Payaso y que más tarde pasaría por ella. Posteriormente Payaso le dijo que su primo la había vendido con él y que si se negaba a tener relaciones o trabajar con ellos, la iba a matar”.
Pero ella se negó así que la dejaron dormir afuera de una de las habitaciones y fue despertada por los gritos y los balazos. Debido a que Rigoberto y/o Juan Carlos salió disparándose ráfagas de su recámara, una bala la alcanzó en el glúteo, ahí fue cuando se rindió ante los uniformados.
También son levantadas por venganza
Otra de las mujeres detenidas ese día refirió que la habían acusado de haber “estado quemando a los integrantes de La Familia Michoacana en redes sociales, por lo que fue levantada poco más de dos meses atrás, tiempo que estuvo en la batea de una camioneta, sin importar las condiciones climáticas.
“Ella venía en la batea amarrada con un lazo, encima pusieron las cosas para esconderla, le pegaban constantemente, por lo que tiene cicatrices, estuvo lloviendo toda la noche, al llegar a la casa del enfrentamiento ella durmió arriba, la despertaron los gritos y disparos”, se lee en el documento filtrado en el caso Guacamaya Leaks.
Pero en las anotaciones de quienes entrevistaron a los detenidos, en la mayoría hay observaciones de que podrían haber estado aleccionados.
Reconocen levantamientos con fines de explotación
Sin embargo, autoridades del Edomex han reconocido que sí, en las listas de los desaparecidos en las zonas dominadas por La Familia Michoacana, es común que los jóvenes sean levantados y regresen meses después con trabajo nuevo.
Así lo reconoció Manuel Vivero Vilchis, alcalde de Zinacantepec, al declarar para este medio que el municipio se ha convertido en un puerto, pues justo ahí comienza la zona poniente de la Zona Metropolitana del Valle de Toluca.
Debido a que son carreteras estatales y el halconeo entre el bosque, les permite tener control de los accesos al sur mexiquense.
Sus redes de vigilancia se extienden desde Toluca hasta Tlatlaya. Justamente en Zinacantepec, las desapariciones se han convertido en una problemática silenciada por el miedo.
“Todos lo sabemos, eso no es de ahorita, es un puerto, le llaman, porque viene gente tanto de Michoacán cómo del Sur, pero bueno, ahí la Guardia Nacional nos ha brindado su apoyo junto con la Policía Estatal. Pero sí hay, jóvenes por lo regular, varios jóvenes que desaparecen porque se los llevan para estar trabajando”.
Algunos, refirió el edil, regresan a los dos meses. Al menos eso se sabe por parte de las familias que denuncian, pero no siempre es así, muchas deciden callar por miedo, como en el caso de Churrito, quien declaró que su familia sabía que lo habían levantado, aunque decidieron no acudir a las autoridades por temor a represalias.