MIGRACIÓN EN MÉXICO

Crisis migratoria en CDMX: “Trabajé más de un mes en una construcción y no me pagaron"

El sueño americano "no es cómo lo cuentan, hay que chingarle más de lo que uno cree para llegar a Estados Unidos”, Michael, migrante venezolano en la CDMX. Tiene que vender dulces en la calle porque en otros lados lo discriminan y estafan

Crisis migratoria en CDMX: “Trabajé más de un mes en una construcción y no me pagaron'
Crisis migratoria en CDMX: “Trabajé más de un mes en una construcción y no me pagaron"Créditos: Especial
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Parado en la esquina de 20 de noviembre y Venustiano Carranza, en las inmediaciones del Centro Histórico de la Ciudad de México, Michael saca de la bolsa de su chamarra dos monedas de cinco pesos. Son las doce del día y es lo único que ha logrado juntar vendiendo “chupetas”. “Esto es mi sueño americano, no es cómo lo cuentan, hay que chingarle más de lo que uno cree para llegar a Estados Unidos”.

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Hace dos meses, Michael, de 47 años, abandonó Venezuela. Salió de su país natal con su nieto y su hija. Dejaron Caracas, una metrópoli fragmentada por la pobreza y la inseguridad.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, de la Universidad Católica Andrés Bello, en 2021 Venezuela arrojó niveles máximos de pobreza al concentrar al 95.5% de la población en esta categoría, mientras que la pobreza extrema registró un alza de 8.9 puntos al pasar del 67.7% de la población en esta condición al 76.6%.

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La crisis venezolana, acentuada por un declive político con Nicolás Maduro al frente del gobierno, afectaron la vida Michael, quien a pesar de haber egresado de la licenciatura en Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela, no pudo colocarse en el campo laboral de su carrera y tuvo que trabajar como ordenador de frutas y legumbres en un mercadito de su localidad.

Con la bendición de su madre y su esposa, el 25 de octubre de 2023 Michael dejó Venezuela para nunca más volver. Creyó en la oferta del “sueño americano” porque algunos de sus “panas” le dijeron que les iba bien en Estados Unidos. Él lo creyó, pero lejos estaba de saber que el camino hacia “gringolandia” estaría lleno de dificultades que casi le cuestan la vida a su nieto de cuatro años.

En construcción de la CDMX lo discriminaron y no le pagaron

En Ciudad de México Michael ha tenido la peor de sus experiencias migrantes: trabajó un mes y medio como albañil en una construcción de la alcaldía Cuauhtémoc. Le fueron aplazando los pagos con la promesa de que al final le darían todo el dinero, pero nunca le pagaron. Se burlaron de él, lo discriminaron y le dieron la espalda.

Las cosas empeoraron cuando su nieto contrajo un fuerte resfriado que casi lo lleva al hospital. Durante dos semanas durmieron en casas de campaña y las bajas temperaturas agudizaron la situación.

“Una señora mexicana nos ayudó con las medicinas. En México hemos encontrado a gente muy cálida y sólo así pudimos resolver la situación. Ahora pues ya no nos quedamos en la calle, después de esa terrible experiencia, no nos podemos quedar ya en la intemperie con este frío y la lluvia”.

Con la venta de paletas, Michael debe reunir diariamente 320 pesos. Paga 80 pesos de renta por persona en una casa de la colonia Centro.

Aunque esta dinámica no le permite ahorrar mucho para continuar su camino a Estados Unidos, tiene la esperanza de que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos pronto lo llame para concertar su cita migratoria.

“Nosotros no nos vamos a rendir. Lo único que se tiene que hacer es resolver la situación. Mi nieto me da mucha esperanza, a él fue quien se le ocurrió la idea de vender chupetas. Y diario, aunque haya frío, me despierta y me dice -ya vámonos a vender, vamos a ganar monedas-”.

De acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, en los últimos dos años alrededor de 7.7 millones de personas han salido de Venezuela buscando protección y una vida mejor. De estos, más de 6.5 millones de personas han sido recibidas por países de América Latina y el Caribe.

VGB