La llegada de una mujer a la rectoría de la UNAM sería la cereza del pastel del avance de posiciones de las mujeres en la Máxima casa de estudios. Así lo considera la coordinadora de Humanidades de la UNAM, Guadalupe Valencia García, quien aspira a ser designada por la Junta de Gobierno como la primera rectora de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Nos falta llegar a la rectoría, por lo demás las mujeres hemos accedido a muchas posiciones de investigación científica. La mitad de las direcciones de entidades de investigación son mujeres, en institutos donde nunca había habido y el staff del rector está conformado mayoritariamente por mujeres; soy parte de ese staff y falta llegar a la rectoría”, dice, a pregunta expresa sobre si la posibilidad de una rectora es una señal de equidad en la UNAM.
Doctora en Sociología por la UNAM, Valencia es licenciada de la misma carrera en la Universidad Iberoamericana y tiene la maestría en el Instituto José María Luis Mora. Plantea que el mayor reto de la universidad es mejorar los procesos de docencia, principalmente en la educación media superior.
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La funcionaria universitaria, quien antes de ser coordinadora de Humanidades fue directora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencia y Humanidades, reconoce que el crecimiento de la matrícula de la UNAM es otro reto.
“Sí, la UNAM de entrada no se puede hacer cargo de admitir 200 mil alumnos cada año pero sí puede hacer un compromiso por mantener un aumento de la matrícula. En los últimos 20 años ha aumentado 50 por ciento, hay que mantener ese nivel de crecimiento hasta donde nos sea posible. Por ejemplo en ciertas carreras que puede admitir 10 o 20 por ciento echando mano de aquellos institutos especializados en esa disciplina, en donde los profesores puedan traer al Instituto al centro, a su entidad a alumnos e impartir allí clases. Con esto das oportunidad de que los investigadores se comprometan de mejor manera con su papel como profesores y que la falta de salones no sea un impedimento”, propone.
Consultada sobre cuál es su opinión sobre el cese del secretario de la Facultad de Derecho, Ricardo Rojas, luego de que insultó a la directora de la Escuela Nacional de Ciencias Forenses, Zoraida García, la funcionaria universitaria mostró su beneplácito por dicha decisión.
“Se actuó correctamente, no son casos generalizados, no sucede en toda la UNAM y todos los días. Son casos lamentables, entonces se actuó correctamente. Es lamentable y justo debemos reconocer que hay muchas formas y muchos grados de violencia de género y que ésta también lo es y que no es correcto y denigra a todos el hablar así. Y no debe admitirse en la UNAM ni en ningún lugar, debemos ser ejemplo para la sociedad".
- ¿Cómo ha evolucionado este tema porque además se sabe que ha habido mucho machismo y ahora estamos en la antesala de quizá tener a la primera rectora en la historia?
Hay una forma en la que la propia colega investigadora que acabas de referir generalizó la violencia de género como una violencia contra todas. Es muy interesante poder plantear que si se violenta a una, todas nos sentimos ofendidas y entonces el cese de esta persona nos satisface también a todas, porque sabemos que se tomaron cartas en el asunto. Lo que sí hay que ver y es viable, es posible y deseable es que una mujer pueda llegar a la rectoría por primera vez en nuestra universidad”.
4 DÉCADAS DE UN GRAN AMOR POR LA UNAM
- ¿Cuál es su principal motivación para buscar convertirse en la primera rectora de la UNAM?
- Llevo 40 años como funcionaria, técnica, académica, investigadora, he sido siempre docente, fui coordinadora de un posgrado, directora de un centro, ahora coordinadora de Humanidades, he estado en muchos casos electa por mi comunidad del CIIECH, en órganos colegiados. He acumulado junto con mi experiencia un gran amor por la universidad porque es la institución más importante de nuestro país, una institución que se debe a la sociedad.
“Se acercaron colegas, grupos de muchos ámbitos de la universidad para sugerirme que lo pensara. Lo pensé bien, tomé el reto y es un reto histórico y lo hago con mucho gusto. Lo que me motiva en verdad es poder trabajar en beneficio de la universidad, que no lo veo desligado de trabajar en beneficio de nuestro país, de nuestra sociedad”, explica.
- ¿Cuál cree que es el principal desafío para quien llegue a la rectoría? ¿Qué es lo que más debe atender la UNAM?
- Tenemos que lograr varias cosas, revisar nuestras formas pedagógicas y didácticas de enseñanza para actualizarlas, mejorarlas, ponerlas al día. Es un nivel, el de la educación media superior en el cual debemos hacer una gran tarea de sensibilización de una pedagogía que sea de naturaleza preventiva para hacer frente a los problemas de violencia, de salud emocional de nuestros estudiantes, de seguridad y que tenemos que hacerlo construyendo comunidad a partir de una ética universitaria, que llamo ética de los cuidados, el cuidado propio o autocuidado y los cuidados mutuos, el cuidado recíproco y hay muchas cosas que podemos hacer que son factibles.
Menciona que buscaría impulsar el acceso a la extensión de la cultura, a actividades culturales y artísticas.
“Eso puede contribuir a la creación de generación de estas nuevas sensibilidades en materia de género, de salud emocional. Yo quisiera que los chicas y chicos que llegan a la universidad, cuando lleguen lo hagan habiendo deconstruido temas patriarcales, donde la discriminación en muchas varias formas de discriminación se ha naturalizado, se ha familiarizado; hay que desfamiliarizar, desnaturalizar, desmontar cosas y hay que reconstruirnos”, propone.
- ¿Desde la prepa o CCH?
- Desde allí aspiro a eso, a que un chico en la prepa tenga una sensibilidad que le lleve a marcar una cero tolerancia a la violencia de género, a reconocer que ésta también está en los chistes misóginos, en formas expresivas y no solo la violencia de la discriminación, el racismo, el clasismo están metidas allí y que podemos desmontarlas y generar nuevas sensibilidades. En ese sentido creo más en la tarea preventiva. La violencia de género volviendo a hablar de ella, debe sancionarse cuando ocurra, pero debemos aspirar a que cada día sean menos las sanciones.
SÍ HA HABIDO EXPULSIONES DE ACOSADORES
- Sabemos que hay mucha inconformidad por este tema de las sanciones por violencia de género e incluso algunos candidatos han planteado que por contrato colectivo no se puede hacer mucho en algunos casos. ¿Qué plantea para realmente sancionar casos de abuso, acoso o violación?
- Siempre se puede hacer más, pero sí me gustaría aclarar y hay estadísticas que tiene la Coordinación de Igualdad de Género que sí ha habido expulsiones de estudiantes, sanciones de retirar a los profesores por tiempos, de acuerdo con la sanción que se establezca de uno hasta 10 días o una cosa así. También se le ha solicitado a algunos estudiantes y profesores que tomen cursos de Masculinidades.
“No se puede generalizar, aunque hay cosas que mejorar y estudiar de manera en que podemos mejorar estas lecciones, estos mensajes que tenemos que enviar por la vía de las sanciones. No solo sancionar a la persona que se ha comprobado, sino enviar un mensaje de que esto no se permite en nuestra universidad, que hay cero tolerancia.
“Hay que revisar a cuatro años que llevamos ya camino andado. En esta gestión del doctor Enrique Graue se instauró el protocolo contra la violencia de género, se creó la coordinación de igualdad de género y tenemos la Comisión de igualdad de género en cada entidad y en cada una de ellas una persona orientadora en materia de género. Ha habido avances pero estamos a un muy buen tiempo de evaluar, reorientar y mejorar y con mucha creatividad generar también nuevos mecanismos, nuevas maneras, pero le apuesto mucho a los mecanismos pedagógicos”.
- Usted en su Plan de trabajo dice que le gustaría que la UNAM fuera el primer lugar donde se erradicara esta violencia de género.
- Tenemos que tender a ello, tiene que ser nuestro horizonte de llegada que disminuya cada vez más y que logremos que llegue un momento en donde sean casos muy aislados, que podamos decir hemos logrado la igualdad de género. Es muy importante también porque vivimos en un país en donde hay violencia de género e incluso feminicidios, desapariciones de hombres y mujeres, es un país en donde hay muchos problemas.
“La UNAM tiene que ser un lugar seguro porque las autoridades se comprometen a ello, pero también porque hay este compromiso solidario de las comunidades del cuidado mutuo y recíproco y tenemos que ser un espejo donde la sociedad se asome a mirar una mejor cara de sí misma, de un espacio no violento, igualitario en donde se respetan todas las formas de las diversidades. En fin, un espacio respetuoso”.
LA AUTONOMÍA ESTÁ GARANTIZADA
Valencia fue colaboradora cerca de Pablo González Casanova cuando él dirigió el CEIICH, y considera que uno de los legados del ex rector es su apuesta por el diálogo.
- ¿Ve amenazada la autonomía, como algunos plantean, porque el presidente ha sido muy crítico con la UNAM? ¿Ve que el tema del presupuesto pueda ser usado como presión?
- La autonomía está garantizada, tiene muchas dimensiones, expresiones, no sólo una, ha sentado reales en nuestra universidad, tiene una larga tradición muy afincada y no veo ningún riesgo. Está garantizada porque la hemos internalizado todos y la defendemos de muchas maneras, en la libertad de cátedra, de investigación e incluso en la autonomía personal para pensar diferente y plantear nuestras ideas que pueden ser divergentes de las ideas de otros y dialogar.
“Tenemos que seguir enarbolando la idea del diálogo, a eso siempre apostó Pablo González Casanova, no sólo en su función como rector sino a lo largo de toda su vida, la apuesta por el diálogo y por la deliberación. En el tema del presupuesto, bueno, se negocia con la cámara y hay que hacer una gran negociación.
“Hay que trabajarlo muy bien y se puede negociar porque tenemos un interés común cuando decimos que somos la universidad de la nación. Puede sonar como algo muy abstracto, pero si traducimos esto a que somos la universidad de la sociedad donde ésta se ve a sí misma, accede y donde la generación de conocimientos se debe o debía estar encaminada a las mejoras y al beneficio social, entonces tenemos un interés común que no es la UNAM y el presupuesto y la Hacienda y las comisiones de la Cámara, sino el interés común es la sociedad a la cual se debe la UNAM. Hay entonces que hacer una labor que es muy factible de argumentar por qué debiéramos tener más presupuesto”.
Respecto a cómo atender el crecimiento de la matrícula, plantea que una manera es hacerlo a través de la educación en línea o híbrida.
“Incluso el bachillerato en línea. Otra posibilidad más pero que no depende sólo de las autoridades universitarias es lograr alianzas estratégicas con algunas secretarías de educación de gobierno, de la ciudad, estatales o federal para echar a andar escuelas incorporadas pero públicas que puedan tener el diseño, la asesoría de la UNAM, la garantía, el sello, la calidad pero sin los recursos de la UNAM que no alcanzarían para esto ni la operación por parte de la universidad”.
- ¿Qué hacer para enfrentar el tema de la inseguridad en CU y en escuelas y planteles periféricos?
- Aliarse con los gobiernos para que nos ayuden a mejorar la seguridad en las inmediaciones de nuestros campos, buscar mejorar el servicio de seguridad de la propia UNAM en sus diferentes campos también, tener mayor eficacia para evitar ilícitos y de manera muy importante, hacer toda una tarea de, no estoy hablando en lo más mínimo de autodefensa, sino de autocuidado mutuo.
“Por ejemplo las chicas de Ciencia Política van hacia el Metro caminando juntas y con compañeros y ojalá vayan también en grupos mixtos. No caminan a las 8 de la noche solas al Metro. Sé que es triste, pero lo tenemos que hacer así y la UNAM también podría poner más luminarias, esto que se llaman Senderos Seguros porque tienen que ser un conjunto de acciones, no una sola, que nos conduzcan a mejorar nuestra seguridad”.
- ¿Cómo le ha permitido conocer a la UNAM, ser la actual coordinadora de Humanidades?
- He tenido el privilegio de poder mirar la investigación que hacemos en el subsistema de humanidades. Pero antes de ello pude mirar lo que se hace en los posgrados y como docente que siempre lo he sido en la Facultad Ciencias Sociales, ahora en el posgrado en Estudios Latinoamericanos y coordinadora también, tengo la perspectiva de la docencia de los alumnos del salón de clases, de los pasillos, de las facultades, entonces tengo un conocimiento suficiente sobre nuestra UNAM pero también es muy difícil, si no imposible conocerla a cabalidad, a la perfección.
“Tenemos que echar mano también de la inteligencia colectiva y de los saberes de otros no solo del conocimiento de que tienen otros colegas sobre la universidad en términos cuantitativos y de los diagnósticos que ya se han hecho donde hay cifras y estadísticas, sino también tenemos que echar mano de la manera en que se está interpretando lo que pasa en la UNAM por los estudiosos de la propia UNAM”.
SE PUEDEN MEJORAR LAS FORMAS DE GOBIERNO
- ¿Qué piensa de esta discusión que se ha hecho más recurrente de que la Junta de Gobierno quizá debería abrir más el proceso?
- Las formas de democracia de la UNAM, en principio yo le llamo democracia deliberativa en cientos de órganos colegiados, a mí me satisfacen pero eso no quiere decir que no deban mejorarse. Tenemos que encontrar una mejor articulación y correspondencia entre la representatividad en los órganos colegiados donde elegimos consejeros, la deliberación libre y autónoma en estos órganos colegiados y tenemos que ir encontrando mayor correspondencia entre legitimidad y legalidad.
“Esto es que quienes lleguen por la vía del voto lo hagan con una votación suficiente que les dé mucha legitimidad y que además no se desliguen de las comunidades que los han llevado a los órganos colegiados. A esto le llamo yo en mi programa Lleva tu voz al Pleno, desde los plenos de los consejos internos muy pequeños hasta el Pleno del Consejo Universitario. Hay que estudiar si se puede ampliar.
“Podemos mejorar las formas de gobierno, incluso estudiar y hay quienes las han estudiado, otras formas de gobierno de la gobernanza de otras universidades del mundo y mirar la viabilidad para incorporar algunos elementos o mejoras a las formas propias, pero esto no se debía hacer justo en los tiempos en donde estamos ante una sucesión, porque necesita un tiempo que ahora no tenemos. Lo debemos hacer con más anticipación, a futuro, con mucho cuidado”, aclara.
- Hay algún rector que inspira su trabajo o que quizá considera que valdría la pena retomar su gestión?
- Fui muy cercana y colaboradora cercana de Pablo González Casanova y me inspira su vida, su congruencia, su obra y su rectorado. Sobre todo en su insistencia en el diálogo como nuestra forma de ser, nuestra forma de proceder, la defensa que hace del diálogo como la forma más acabada, más adecuada para trabajar en la universidad.
“Él siempre insistía en que el diálogo no era sólo una conversación, sino era una conversación en donde dos o más personas la iniciaban con la convicción y la disposición intelectual y de ánimo de cambiar sus perspectivas después de escuchar al otro. No era solo querer convencer al otro.
“Me parece realmente destacable la sensibilidad que tuvo el actual rector Graue con quien he venido colaborando en su segundo periodo, para escuchar las demandas de las mujeres y darles cauce con el Protocolo de atención a la violencia de género, con la creación de la Coordinación para la igualdad de género y que después prohijó e impulsó las comisiones de igualdad de género en cada entidad y con un decidido impulso que hay que revisar, evaluar, mejorar, pero no fue ni sordo ni ajeno a las demandas que nos trajeron las estudiantes organizadas”.
- Me decía el secretario Leonardo Lomelí que las protestas de las mujeres fue el momento más difícil de la gestión de Graue.
- En ese sentido me inspira esa capacidad que él tuvo y yo la quisiera tener, si llego a ser rectora, de ser sensible, abierta, receptiva a las demandas y darles amplia respuesta, cauce. Luego se evaluará como mejorar o transformar, pero realmente las respondió de manera positiva, concluye.