Hace más de 30 años, Margarita Valdés, adulta mayor y residente de la Ciudad de México, emprendió lo que creyó sería un sueño: la adquisición de un terreno para construir un hogar para su familia. Lo hizo a través de la inmobiliaria “Bienes Raíces Redán S.A de C.V”. Sin embargo, ese sueño se convirtió en una pesadilla que lleva décadas sin resolverse gracias a la existencia de los llamados cárteles inmobiliarios.
Según su testimonio, al intentar realizar la escrituración de su terreno, Margarita se topó con un inconveniente inesperado. "Cuando quise escriturar el terreno a mi nombre, me encontré con que ya estaba a nombre de otra señora de Guanajuato. ¡No lo podía creer! Tantos años de esfuerzo y ahorros, y alguien más lo tenía escriturado", explicó la mujer .
Para Margarita, esta situación fue solo el comienzo de un tortuoso proceso. A medida que intentaba reclamar su propiedad, observó, impotente, cómo personas ajenas construían en el terreno que había adquirido con tanto esfuerzo. "Mientras luchaba en los tribunales, veía cómo construían en mi terreno. No había poder hacer nada".
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Cuando contactó a la supuesta propietaria del terreno, quien vivía en Guanajuato, Margarita recibió una nueva sorpresa. La mujer declaró que "no había comprado nada en la Ciudad De México", dejando en claro que su escritura era falsa. Lo que parecía la solución del "malentendido" resultó en una complicación más. Surgió otro documento, proveniente del Estado de México, también falso y relacionado con el mismo terreno.
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"¡Dos escrituras apócrifas autorizadas por el mismo notario! No sabía si llorar o gritar", narra Margarita.
Tras largos procesos, Margarita logró demostrar que ambas escrituras eran falsas. Hoy, tiene en su poder el único documento válido: su contrato de compra-venta. Sin embargo, para finalizar la escrituración, se enfrenta a otro obstáculo: "Ahora me piden que esté presente alguien de esa inmobiliaria. ¡DESPUÉS DE 30 AÑOS CLARO QUE YA NO EXISTE!", menciona Margarita.
A lo largo de estas décadas, Margarita ha buscado apoyo en diversas instancias, pero siente que ha sido víctima de indiferencia y corrupción. Margarita hace un llamado directo a las autoridades pertinentes: "Exijo al Poder Judicial de la CDMX y a la CONDUSEF que agilicen y avancen en mi proceso. YA NO MEREZCO ESPERAR MÁS. Quiero mi casa. No pude dársela a mi hijo, pero tengo la esperanza de dársela a mi próximo nieto".
Margarita, con 70 años, no pierde la esperanza de que se haga justicia.
Su caso es uno más de los llamados Cárteles inmobiliarios. El más sonado es el Cártel Inmobiliario de la Benito Juárez, agrupación conformada por exfuncionarios de la alcaldía y de la Ciudad de México, entre quienes ha sido señalados Santiago Taboada, Jorge Romero Herrera, y Christian Von Roehrich, quienes se dedicaban a la autorización o construcción de inmuebles en la capital del país, así como en distintos estados de manera ilícita con el objetivo de amasar riqueza valiéndose de sus puestos en el gobierno.
Aunque hasta el día de hoy no se ha dado a conocer el número exacto de personas afectadas por este grupo, la más reciente información apuntaba a más de 50 personas, quienes habrían sido afectadas por esta red mediante dos vías:
La primera, quienes cuentan con documentos de departamentos adquiridos, pero que no los pueden vender debido a que el número de pisos del edificio donde se encuentran no coincide con el número de pisos permitidos según el certificado de uso de suelo.
Y la segunda, aquellos que no cuentan con escrituras debido a que antes de conseguirlas los folios fueron bloqueados tras detectarse las irregularidades en los inmuebles durante su construcción, pese a lo cual, aun así fueron vendidos o alquilados.
DJC