Cargando una efigie de más de 5 metros de altura de San Judas Tadeo, Armando González se para frente al Templo de San Hipólito para agradecerle al “patrono de las causas difíciles o imposibles” el hecho de haber podido dejar atrás la adicción a las drogas.
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Lleva en su mirada la fe y, en su cuello, un escapulario de colores verdes, amarillos y blancos. Ni a él, ni a los cientos de feligreses que esperan ingresar a misa, les importa que el sol caiga a plomo sobre la plaza, porque todo lo que desean es poder recibir una bendición y dar las gracias.
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Conforme avanzan las horas, el tumulto de personas se acrecienta. Cada 50 minutos, tiempo que dura la misa, ingresan más de 200 personas al templo y, al salir, entonan las tradicionales ‘Mañanitas’ musicalizadas en vivo por un grupo de mariachis.
“Es una gran fiesta, se siente ese fervor, el cariño. Yo vengo porque mi madre estuvo muy grave de salud mucho tiempo. Le recé a San Judas Tadeo y se curó”, dice el señor Francisco, quien acude cada 28 de octubre a este templo.
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Decenas de capitalinos amenizan la espera de los feligreses: regalan pan, café, dulces, chocolates, tortas, estampas y pulseras.
“La fe mueve montañas y yo soy devota desde hace más de 15 años. Míreme ahora, vengo en silla de ruedas, es complicado, pero no dejaré de venir a celebrar a mi San Juditas, que me salvó de un terrible accidente”, señala María Trejo, quien hace dos años cayó del sexto piso de su vivienda y que, a pesar de la grave que fueron sus heridas, sobrevivió.
Casos como el de María, a los que la gente denomina milagros, inundan esta gran fiesta. En las inmediaciones del templo, ubicado en Zarco número 12, de la colonia Guerrero, también se dan cita bandas musicales. Los transeúntes pasan, bailan y aprovechan para tomarse fotos.
Cerca de las 12:00 horas la fila ya había logrado extenderse varios metros hasta la avenida Rosales.
Esteban Martínez, devoto de San Judas Tadeo desde hace 10 años, espera paciente para ingresar al templo. Acompañado de su esposa y de su hija de 10 años, señala que este santo lo ha ayudado en todo lo que le ha pedido.
“Ya no había podido venir por la pandemia. Soy devoto porque al menos yo sí he sentido que me ha cumplido los favores. Todo lo que le pido, me lo dan mi San Juditas”.
Decenas de feligreses como Jessica se dan cita para agradecer por la salud de sus familiares.
“Cuando le he pedido por la salud de mi familia, me lo ha cumplido. Llegué aquí desde antes de la 7. Que bueno que vengan todos a dar gracias”.
Con motivo de esta fiesta, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México, mantuvo un dispositivo de seguridad y vialidad en las inmediaciones del templo de San Hipólito y San Casiano.
La dependencia informó el despliegue de 302 uniformados apoyados con 15 vehículos oficiales, tres grúas, una ambulancia y un helicóptero de los Cóndores.
VGB