MIGRANTES

‘Nos secuestraron en la Selva del Darién’: Migrantes venezolanos narran su travesía a CDMX

En su tránsito a México, Echer y su familia fueron secuestrados por integrantes del Clan del Golfo en la Selva del Darién, conocida por una robusta data de abusos y violaciones a migrantes por parte del crimen organizado

En la travesía por el Darién, los migrantes son víctimas de asesinatos, desapariciones, tráfico, robo e intimidación por parte de grupos del crimen organizado.
En la travesía por el Darién, los migrantes son víctimas de asesinatos, desapariciones, tráfico, robo e intimidación por parte de grupos del crimen organizado.Créditos: Tania Aguilar
Escrito en METRÓPOLI el

Sentado en una banqueta sobre Avenida Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, Echer Becerra se refugia, junto con su esposa y su hija de siete años, del calor que ahoga a la capital del país. Salieron de Venezuela hace un mes, con una mochila, dinero suficiente para emprender un viaje por tierra a Estados Unidos y una pila de sueños que mantienen a pesar de que el crimen organizado intentó mutilar sus ilusiones de encontrar una mejor vida.

“Yo no pensaba en migrar, pero bueno, son cosas que se dieron. Lo hicimos a través de esta forma porque el gobierno de nuestro país nos impide el acceso a los pasaportes, nos pone muchas trabas”, dice Echer, mientras su hija se entretiene corriendo por el camellón ubicado frente al número 116 de Reforma. 

En su tránsito a México, Echer y su familia fueron secuestrados por integrantes del Clan del Golfo en la Selva del Darién, conocida por una robusta data de abusos y violaciones a migrantes por parte del crimen organizado

“Para llegar aquí nosotros pasamos la selva más peligrosa del mundo, la Selva del Darién, entre Colombia y Panamá. Es la selva más peligrosa, hay mucha presencia de narcotráfico, nosotros fuimos secuestrados, nos quitaron dinero. Es una selva de 120 kilómetros que hay que recorrer a pie y en ese mismo recorrido van alrededor de 5 mil personas caminando, la mayoría son madres con hijos. Por un día estuvimos secuestrados”. 

A todas las familias que cruzan por esa selva, señala Echer, el crimen organizado les cobra entre 300 y 400 dólares, sólo por dejarlos cruzar. 

De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en lo que va del 2023 más de 330 mil personas han cruzado la Selva del Darién, una cifra récord que supera con creces a los 248 mil migrantes y refugiados que transitaron por ahí en todo 2022.

La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ha alertado que en la travesía por el Darién los migrantes son víctimas de asesinatos, desapariciones, tráfico, robo e intimidación por parte de grupos del crimen organizado. En el reporte “Global Initiative Against Transnational Organized Crime”, de la Fundación Ideas para la Paz, se advierte que el Clan del Golfo es el cártel que domina el tráfico de migrantes en la zona del Darién. 

“Este grupo ha aprovechado su influencia territorial y sus eficientes capacidades de vigilancia para recibir ingresos de esta economía, a través de un «impuesto» que cobra por las actividades relacionadas con la migración. Su objetivo es diversificar sus fuentes de ingreso y regular actividades relacionadas con el tráfico de migrantes”, indica el reporte. 

Para Echer y su familia, sobrevivir en la Selva del Darién representó sólo uno de los diversos obstáculos que han tenido que enfrentar en su travesía a Estados Unidos. Aunque en México han encontrado un ambiente más estable, ahora deben enfrentarse a la situación de hacinamiento que se registra en todos los albergues de la capital y que los ha orillado a dormir en la calle. 

Hasta el 22 de abril de 2023, la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social (SIBISO), reportó la atención de 7 mil 298 personas en el Instituto Nacional de Migración con trámites por causas humanitarias y el otorgamiento de  21 mil 913 raciones de alimentos en albergues de la CDMX. 

Mientras Echer narra su experiencia, su esposa y su hija lo apuran porque ya van tarde a la fila que diariamente deben hacer las personas afuera de la Casa del Migrante, ubicada en la Alcaldía Cuauhtémoc, con el fin de alcanzar una cama para pasar la noche. 

Echer se apresura, recoge sus pertenencias del suelo y cruza con su familia Insurgentes Sur. En menos de tres minutos, cambia frente a sus ojos la escena urbana: de un corredor lleno de oficinas y negocios, que caracterizan a Paseo de la Reforma, al de una calle apilada por decenas de migrantes que piden un espacio en el albergue ubicado en el número 41 de la colonia Roma. 

“Adentro hay camas para las mujeres nada más y en el patio nos prestan unas carpas a los hombres y nos ponen ahí. El 80% alcanza a ingresar, pero hay mucha gente afuera”. 

La fila afuera de la Casa del Migrante inicia a las 12 del día, pero es hasta las 3 o 4 de la tarde cuando autoridades del lugar salen a decirles quién si puede pasar y quién no. Los que no alcanzan a entrar se quedan en calles aledañas al refugio, echando su suerte a las condiciones climáticas, a situaciones de inseguridad y a episodios de criminalización de los que llegan a ser víctimas. 

“En muchos países siempre nos han robado, nos han estafado, a nosotros cuando pasamos de Guatemala a México trataron de robarnos. Hemos pasado por muchas cosas. Hay un estigma grande hacia el venezolano. En Venezuela hay mucha delincuencia, pero no todos los venezolanos somos delincuentes. La gran mayoría de los que migramos somos familias, familias que quieren un mejor sueldo. A la mayoría, si tú le preguntas qué viene a hacer a EU, dicen que se quieren regresar en cinco años. El sueño americano para nosotros es poder volver, hacer un capital y devolvernos a nuestro país”. 

Aunque el albergue oficialmente prioriza el ingreso a mujeres y niños, Luis Miguel Jimenez, proveniente de Antioquia y quien también espera en la fila, refiere que a su esposa y a sus hijos no los dejaron ingresar, a pesar de la lluvia. 

“Es mentira que prioricen a mujeres y niños. Yo tenía dos niños y nos mandaron afuera. Nosotros nos quedamos en la calle y estaba lloviendo, nos tocó correr al Oxxo y estábamos como las gallinas, ahí paraditos”. 

Echer y su familia forman parte de las 6 mil 685 personas con situación migratoria irregular registradas en la Ciudad de México en el periodo enero-agosto de 2023. 

“Nosotros no tenemos cita migratoria todavía. En este viaje el que menos ha gastado, ha gastado 5 mil o 6 mil dólares. Todos nos han cerrado las puertas”.