DÍA DE MUERTOS

La zona otomí donde el Día de Muertos se adelanta a septiembre

Con la pala en una mano y las flores de cempasúchil en la otra, las familias embellecen las tumbas para recordar a sus seres queridos el 29 de septiembre

Las familias de la zona otomí de Toluca siembren sus propias flores de cempasúchil ante la crisis económica.
El caso.Las familias de la zona otomí de Toluca siembren sus propias flores de cempasúchil ante la crisis económica. Créditos: Fernanda García
Escrito en METRÓPOLI el

En la región otomí, el dorado no espera a noviembre para llegar. Con cempasúchil esperan a sus difuntos, a los infantes que se adelantaron en el camino. La tradición marca que el día de San Miguel Arcángel, las almas de los más pequeños buscan el camino a casa por lo que deben iluminarlos.

Es por ello que días antes, los arreglos en los panteones de la zona otomí del municipio de Toluca comienzan. Hay que quitar la maleza, delimitar la tierra porque que no hay recursos para levantar una lápida.

En los camposantos las pláticas se convierten en una alegoría de la cultura de los pueblos originarios donde el español y el otomí se mezclan, así como las tradiciones prehispánicas y la religión católica.

Tan temprano como su trabajo se lo permite, María llega al panteón de San Andrés Cuexcontitlán. Lleva en la mano una pala y en la otra flores de cempasúchil. Acelera el paso para poder alistar la tumba de sus hermanos antes del 29 de septiembre.

“Todo tiene que estar ya listo para ese día, en la casa les ponemos su ofrenda con la comida que les gustaba, pero también a los que ya no tienen a nadie quien los recuerde. Les ponemos un vasito con agua, algún juguete, pero eso hasta el 28 en la noche”.

Debido a que sus ingresos son suficientes apenas para comer y vivir al día, las flores que colocan en las tumbas de sus familiares las siembran en su casa.

“La verdad es que no hay mucho dinero, así que nosotros sembramos cada año las flores y aprovechamos este día para también arreglar las rumbas de todos nuestros difuntos, por eso el panteón se ve ya bien anaranjado, así nos enseñaron nuestros abuelos y esperamos que nuestros hijos así lo hagan”.

Entonces el panteón deja de ser un lugar de descanso y cobra vida. Al menos tres veces al año así es, la música lo inunda, las risas también, acompañadas de las ganas de sentir el calor de quienes ya no están.

Aunque las veladas esperan a noviembre, los colores del otoño rebosan las delegaciones de San Andrés Cuexcontitlán, San Pablo Autopan y San Cristóbal Huichochitlán, una región que no deja sus raíces pese al crecimiento de la mancha urbana.

MRV