Septiembre llegó. Con ello la tradición de comer chiles en nogada para festejar a la patria: para simbolizar el verde de la bandera, el chile; el blanco, con la cremosa nogada, y el rojo con la dulce granada. Y lo que no se ve: el relleno de carne molida, con un maridaje de frutas y especias.
Cada año el chile en nogada levanta debates y pasiones. Algunos lo aman, por su sabor único; otros lo odian, por la combinación de salado con dulce, y se niegan a comerlo. Los que lo aman también se dividen en bandos. Unos dicen que debe ser capeado, otros que no. Algunos dicen que debe llevar jerez, otros que no. Y estas los expertos, quienes lo primero que critican es la nogada, si está muy líquida.
Pero lo que nadie debatirá este año es que hacer los chiles en nogada es muy caro, debido a que la inflación en agosto llegó, a 8.7 por ciento, la más alta registrada desde el 2000.
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(Foto: Cuartoscuro)
Así lo comprobó Mónica, a quien desde niña le gustan los chiles en nogada. Recuerda con nostalgia que en su casa los compraban, porque no a todos los integrantes de familia le gustan, entonces no valía la pena hacerlos. Después, cuando creció y comenzó a trabajar, acudía a restaurantes a comprarlos. Desde los clásicos de La Hostería de Santo Domingo, hasta los de El Sanborns en sus platos azules, pasando por la tradicional Poblanita y algunos otros bastante flojitos que bien podrían llamarse chiles impostores.
Pero a Mónica le gusta cocinar y su familia y sus amigos dicen que lo hace muy bien. Desde hace seis años ella misma prepara los chiles en nogada. Este año repitió la experiencia y decidió preparar seis piezas de buen tamaño, pero se topó con que ya todo subió. Mientras hace 3 años los 100 gramos de piñón estaban a 100 pesos, este 2022 ya subieron a 200 pesos, o sea a 2 mil pesos el kilogramo.
Para el relleno de carne, que requiere un cuarto de carne de res y otro de cerdo, ambas molidas, invirtió 100 pesos. Por los 6 chiles poblanos pagó 100 pesos: “son de temporada, marchanta”, le dijeron en el mercado, más 10 pesos de cebolla y 30 de jitomate.
Luego compró fruta que también forma parte del relleno. Invirtió 20 pesos para dos duraznos pequeños, 10 para dos peras pequeñas, 25 para granada desgranada, 10 más para un plátano macho y una cantidad similar para dos manzanitas panocheras.
(Foto: Cuartoscuro)
A ello se sumaron los frutos secos, 250 pesos de nueces de castilla, que además debió pelar, 36 pesos de almendras y 10 pesos de 50 gramos de pasas. Para la nogada, además de la nuez, compró un queso de cabra que le costó 58 pesos, y un queso Philadelphia, por el cual pagó 37 pesos. Además, le puso leche, y el litro cuesta 28, aunque no se use toda.
Clavo, orégano, comino, canela y pimienta no los incluyó en el gasto, pues forman parte del arsenal de especias que no pueden faltar en su cocina y que aromatizan y sazonan la comida.
Para la preparación de esos seis chiles en nogada fueron 934 pesos. A eso se suman los 6 bolillos para acompañar al chile, que costaron 15 pesos, y las sodas, por las que pagó 36 pesos. En total, 985 pesos, casi mil.
Aunque su esposo dijo que los chiles estaban muy ricos, sí le sorprendió lo caro que ya está todo, como el piñón, pero no sólo eso. Además, Mónica no le puso el jerez que algunas recetas recomiendan, aunque otras dicen que basta con azúcar.
Con algo de esfuerzo y un bolsillo adelgazado, Mónica cumplió su antojo patriótico del chile en nogada. Más hubiera sido en un restaurante, donde el platillo típico oscila entre los 200 a 300 pesos cada uno.
Mónica sabe que ser mexicano cuesta, por eso ya empezó a hacer su guardadito porque hay que celebrar el mes patrio y ahora se aproxima el pozole.
MRV