Naucalpan, Méx.- El Nido de Quetzalcóatl es un parque temático orgánico donde su autor Javier Senosiain combina la arquitectura con los elementos de la naturaleza, en un diseño sustentable único, que bien puede servir como herramienta didáctica para estudiantes de todos los niveles, sin embargo, pese a su belleza e importancia aún no está abierto al público en general.
Su principal atractivo es la estructura de un condominio en forma de serpiente, tiene un lago, un auditorio diseñado con tierra y pasto, un invernadero donde sus cristales multicolores causan en efecto especial en el interior, y otros espacios que el diseñador nombro los reinos de los vegetales, de los minerales y de los colibríes.
El arquitecto narra que antes del 2000 compró un poco más de 5 mil metros cuadrados de terreno, el cual se ubica entre los panteones de Cipreses y el fraccionamiento Paseos del Bosque, en la parte alta.
“Se trataba de un terreno a desnivel con sus cañadas, pequeños montículos y zonas arboladas, que decidí aprovechar sin alterar el ecosistema”, explicó en una entrevista.
En su página web, el arquitecto Senosiain señala que “la creación de este espacio fue un reto a nivel de construcción debido al terreno irregular de 5,000m2 en el cual se encuentra, sin embargo, con el paso del tiempo se logró crear un conjunto habitacional de 10 departamentos, rodeado de jardines, espejos de agua y un bosque de encinos”.
Añade en su página electrónica que en el terreno hay varias cañadas que son parte indispensable del ecosistema, ya que se absorbe el bióxido de carbono, se produce oxígeno, se regula la temperatura y se mantiene la humedad.
“Por otro lado, el agua que desechan las casas pasa a la planta de tratamiento con la que cuenta el conjunto, después de tratada es enviada también al espejo de agua, para el riego de las áreas verdes”.
La mayor parte del parque lo integran zonas donde se conserva y respeta la vegetación y la fauna propias de la zona. Son enormes campos de césped bien cuidado y cortado con caminos empedrados, aunque otros son veredas de tierra, los cuales conectan a las otras áreas dignas de visitar.
El primero de los puntos en un recorrido ordinario por el parque es el Nido de Quetzalcóatl, que consiste en el condominio en cuyo interior hay diez departamentos con 5 recámaras, 4 baños, sala-comedor.
El diseño interior excluye lo cuadrado, todo es redondo, las ventanas y el interior, cada espacio es de techo convexo. “La idea es que las personas se sientan bien. Antes de nacer nos encontramos en el interior de la placenta y nuestro hábitat fue redondo”.
Posteriormente por una vereda que inicia en una puerta que parece la boca de una serpiente, se llega al lado, donde hay varias lanchas y donde no podían faltar los patos domésticos. Más adelante llega la vereda al auditorio al aire libre, que es impresionante porque se trata de un semicírculo con gradas y al centro un foro redondo, la cualidad es que el auditorio fue diseñado de tierra y pasto.
Continuando el recorrido cruzando un camino de terracería se llega a una cueva, es una fractura natural del cerro y en el interior sorpresivamente se encuentran muchos minerales, una pequeña sala de cine donde se exhibe la historia del Parque. Además, en una enorme pantalla se explica la formación química de cada mineral que se exhibe en el lugar, que es propiamente una cueva.
Al lado del reino de los minerales está el reino de las mariposas y de los colibríes, que consiste en un espacio donde se plantaron especies que producen flores, las cuales atraen a ambos en sus respectivas temporadas.
No muy retirado se llega al reino de los vegetales, donde se conocen las plantas comestibles, algunos frutos como fresas, y otras que se destacan por sus aromas.
Del por qué no se ha abierto al público, el mismo arquitecto explicó que aún no está listo para recibir al público en general, ya que tiene que resolver algunas situaciones administrativas y adecuar las zonas para hacerlas aptas para las visitas.
Por lo pronto lo único que renta son los departamentos del condominio de la serpiente, por fines de semana, o por días.
“…Paloma negra, paloma negra, donde andarás…”
En la visita que personal del DIF realizó en 2016 en el interior de las instalaciones del Parque Quetzalcóatl, la sorpresa fue que una de las anfitrionas de la recepción fue la señora Paloma Jiménez, esposa del arquitecto Javier Senosiain e hija del popular cantante José Alfredo Jiménez, quien dedicó una de sus canciones (Paloma Negra) a su hija Paloma.
Asistentes del arquitecto explicaron que fue precisamente Senosiain quien diseñó la estructura en forma de sarape y sombrero que adornan hoy la tumba de José Alfredo Jiménez, en su natal Dolores Hidalgo, Guanajuato.