Antes del feminicidio de su hermana Eugenia, Elizabeth Machuca se dedicaba a una cocina económica, a sus hijos y a sus padres, sin embargo, la tragedia la llevó a convertirse en experta en el Código Nacional de Procedimientos Penales, a entender sobre cómo se sustenta un caso, la necesidad de dejar de ver a las víctimas como cifras.
El feminicidio de Eugenia le movió el corazón pues Liz experimentó el dolor, la incertidumbre y la cara amargar del sistema de Justicia del Estado de México, por lo que decidió brindar acompañamiento a familias de víctimas de feminicidio, desaparición forzada y violencia de género.
“El colectivo Flores en el Corazón nace después de octubre del 2017, gracias a Dios se detuvo al asesino de mi hermana y le dieron 43 años 9 meses de sentencia en prisión, pero todos los días hay una nueva víctima”.
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Con Flores en el Corazón, Elizabeth pone a disposición de las víctimas indirectas de feminicidio, violación y desaparición no sólo el acercamiento con las autoridades sino la contención emocional.
“El colectivo fue partícipe en la recuperación de Mireya, localizada en Ecatepec tras ocho meses lejos de su domicilio. A ella la envolvieron mediante TikTok en 2021, la contactó Juan N. quien se hizo pasar por un niño de 12 años pero es un adulto de 37 años, casado, con hijos. La menor fue víctima de trata y violación”.
Pero la mayoría de los casos no se han resuelto. Los números, que señalan que en México hay más de 100 mil personas desaparecidas desdibujan los rostros y las historias de quienes no han sido localizados, por ello el colectivo Flores en el Corazón tiene por convicción resignificar la búsqueda.
“Un caso te lleva a otro y así sucesivamente. En abril de este 2022 se hizo una manifestación en la caseta del Dorado (en la carretera Toluca-Atlacomulco). Ahí toma más fuerza el colectivo y se unieron más familias, nos reunimos con el fiscal (José Luis Cervantes) y comienzan las mesas de trabajo mensuales y hasta ahorita hemos localizado a dos, desgraciadamente, sin vida”.
Al reconocer que tras la manifestación muchas carpetas de investigación se reactivaron, reconoció la activista a Sol Salgado, comisionada de Búsqueda de Personas del Estado de México, como una aliada, pues se han activado células de búsqueda y rastreo de las víctimas.
“Hasta ahorita no hemos encontrado a nadie del colectivo en las búsquedas que hemos hecho, sin embargo, seguimos en la lucha. Ha habido cambios en la Fiscalía General de Justicia del Estado de México con el nuevo titular y sólo les pedimos que hagan su trabajo, que se acerquen a las familias y hagan más mesas de trabajo”.
Actualmente Flores en el Corazón acompaña 12 casos de personas desaparecidas, cinco de feminicidios y seis casos de violación y abuso sexual, la mayoría en contra de menores.
De emprendedora a buscadora
Elizabeth y Eugenia atendían una cocina económica y un Cibercafé, respectivamente, en Ocoyoacac, Estado de México. La vida transcurría tranquila para ambas hasta que Eugenia desapareció y fue hallada muerta en la morgue tres días después, estaba catalogada como persona no identificada.
Eugenia tenía 35 años, era trabajadora textil y dueña de un ciber, madre de Esaú, Jesús y Joseph, hermana de Rocío, Héctor y Elizabeth, e hija de Martha y Eugenio. Ella sola a con ver terminar la carrera de abogado a su hijo Esaú, le gustaba cocina, bailar, escuchar música, era una persona tranquila humilde y trabajadora, pero alguien decidió que tenía que morir.
El 28 de octubre del 2017 fue encontrada en una carretera con un golpe en la cabeza, aún con vida, fue trasladada a un hospital donde murió a causa de las lesiones que presentaba. Dos años y cinco meses después, sentenciaron a 43 años y 9 meses a Ricardo de la Rosa por su feminicidio.
“Fue un cambio muy brusco, me tuve que ir a vivir con mis papás por la tutoría de mis sobrinos. Mi mamá se enfermó a raíz del feminicidio de mi hermana. En nuestras familias hay más problemas, no es nada fácil lo que vivimos, mis hijos ahora se han quedado casi que sin madre porque me tengo que subir entre ellos y las familias de las víctimas”.
Pero no sólo fue la muerte de Eugenia, la lucha por la verdad y justicia cambió la vida de la familia Machuca.
“Trabajo en mi local para sacar para la gasolina para las búsquedas, literalmente trabajo ahí cuando puedo para poder sacar para las búsquedas”.
Flores en el Corazón, la respuesta a la indolencia
Aunque ya no tiene una cocina económica sino un expendio de cervezas de dónde saca para apoyar a las familias, Elizabeth Machuca tiene claro lo que quiere hacer con su vida: reunir familias o ayudarlas a acceder a la justicia y a la verdad.
“Les pido que tengan paciencia, entiendo su dolor, pero desgraciadamente no somos los únicos, cada día van creciendo las cifras de desaparecidos y desaparecidas, yo creo que esto nunca va a terminar”.
Lamento que se volvió experta en un delito que jamás pidió ni deseó que le arrancara la mitad de su vida: a su hermana.
“Yo a lo mejor tranquila porque encontré a mi hermana, muerta, pero la hallé. Entiendo la desesperación de quienes no han encontrado a sus seres queridos”.
Sin movilizaciones por desaparecidos y desaparecidas
Mientras en el sur de la entidad mexiquense se encuentran desplegados más de 200 elementos de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, la Secretaría de Seguridad estatal, del Ejército y la Guardia Nacional por la desaparición forzada del coordinador de la Policía de Investigación en Tejupilco de la FGJEM, el reclamo de los familiares de desaparecidos y desaparecidas aumenta.
Resienten que las mismas acciones no son emprendidas cuando desaparece una niña, un niño, un padre o una madre.
“El comandante es una persona, todos somos personas que necesitamos que nos busquen igual, que merecemos que nos busquen igual”, añadió Liz Machuca.
Flores en Corazón, abundó, es ese derecho que se tiene a que se movilice al sistema para localizar a una persona, son una familia unida dolor que no descansa por la necesidad de poner rostros, historias y nombres a las cifras, un colectivo que buscar dignificar la búsqueda y prevenir las desapariciones forzadas.
(SAB)