Copal, incienso, ocote y tabaco fueron parte del tributo a la naturaleza que en diferentes sitios arqueológicos en el Estado de México se realizaron con motivo del equinoccio de la primavera y de mantener las tradiciones prehispánicas locales.
Otomíes, mazahuas, nahuas, tlahuicas y matlazincas llegaron a las pirámides de Teotenango, en el municipio de Tenango del Valle, para celebrar al Quinto Sol. Por su parte, un grupo de estudiantes y asociaciones civiles se reunieron en las faldas del Cerro de Moctezuma, en Naucalpan.
#Video ?? Así se vivió el encendido del fuego nuevo en las pirámides de Teotenango, en #Edomex, esto como parte de las actividades del XXXV Festival del Quinto Sol https://t.co/7lo3TudFws
— La Silla Rota (@lasillarota) March 21, 2022
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TEOTENANGO Y SU FESTIVAL DEL QUINTO SOL
Después de dos años sin poder cargar energía en estas pirámides, Silvia Peñaloza se organizó con sus amigos y decidieron salir de Toluca hacia la zona arqueológica, llegaron antes de las 11:00 horas; sin embargo, el acceso empedrado y de subida, combinado con sus más de 65 años, hicieron que tardaran cerca de 45 minutos en poder llegar a la zona donde el ritual se efectuó.
Las pirámides los recibieron con un astro que ardía en promesas de un buen ciclo, el copal purificó el ambiente y la energía fluyó a través de miles de personas, quienes levantaron las manos hacia la abundancia, mientras los caracoles sonaron para que se sembrara un solo rostro y un solo corazón.
Pirámides de Teotenango (fotos: Fernanda García)
“Estoy muy emocionada, ellos eran una cultura muy interesante y me dio mucho gusto llegar hasta acá, es una cosa maravillosa. Hace un año no nos dejaron subir, pero ahora sí, aquí estamos y aquí estaremos mientras podamos”, señaló mientras recuperaba el aliento para subir el último tramo de escaleras.
Antes del mediodía, los caracoles comenzaron a sonar y se explicó que el Quinto Sol es el reconocimiento del pasado y el presente en el que se festeja el nacimiento del sol en movimiento.
Es por ello que nació un festival hace 35 años en honor a ese fuego que es punto de referencia vital de los ciclos agrícolas, la cohesión social y la cosmogonía.
Otomíes, mazahuas, tlahuicas y matlazincas llegaron a las pirámides de Teotenango, en Tenango del Valle, para celebrar al #QuintoSol. Esta zona arqueológica los recibió con un astro que arde en promesas de un buen ciclo
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Ritual del Quinto Sol en zona arqueológica de Tenango del Valle (Foto: Fernanda García)
Por ello, se ofreció una ceremonia en náhuatl para pedir que la Madre Tierra que perdone al hombre por sus abusos y no deje de proveer lo necesario para la vida.
Cuando el sol estaba en su punto más alto, más de 3 mil personas saludaron a los cuatro puntos cardinales y el copal inundó el ambiente.
Las manos al aire, extendidas como si fueran receptáculos. La gente callada y con los ojos cerrados quería recibir un poco de la magia que abundaba en la zona. Deseaban que la sabiduría de los abuelos los llevaran a ese punto de paz interior.
El humo se elevaba con las oraciones de miles de personas que se acercaron a dejar sus ofrendas, la mayoría conformadas de ocote, ya que se utilizaron 52 varas de esta madera para avivar el fuego nuevo, porque cada una representa un año del nuevo ciclo y es el fuego el proveedor de alimento y calor del hogar.
Sonó el caracol, la ceremonia en náhuatl terminó, pero dio paso a los danzantes.
Teotenango se inundó de clamor y esperanza de que el encierro y el terror que la pandemia de Covid-19 trajo de la mano de una crisis económica, no regresen.
Ceremonia en náhuatl realizada en las pirámides de Teotenango (Foto: Fernanda García)
“¿Qué nos queda sino ofrecer lo que hemos sufrido para que el nuevo ciclo nos permita florecer espiritualmente en abundancia? A eso vinimos”, añadió Daniel, quien viajó desde Atlacomulco.
Unos otomíes, otros mexicas, pero la intención era la misma, pedir que esta primavera luzca todo siempre verde, pues saben que no será una temporada fácil y la esperanza que se mantiene viva a través de las tradiciones les permite creer que el nuevo ciclo será mejor que el anterior.
RESURGIMIENTO DE LAS TRADICIONES ANCESTRALES
Con la participación de estudiantes, grupos de ecologistas y vecinos de Naucalpan se realizó la ceremonia de equinoccio de primavera en el Cerro de Moctezuma, área que conserva vestigios arqueológicos en resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Los integrantes del grupo ecologistas Nacel Arcoiris, vecinos, estudiantes de la Preparatoria 24, Cultura de Naucalpan y de otras agrupaciones dedicadas a la protección y cuidado del medio ambiente en la zona, arribaron por la puerta de acceso de la avenida López Mateos al Cerro de Moctezuma.
Ritual del equinoccio de primavera en el cerro de Moctezuma (Foto: Carlos Medellín)
Coordinados por Chuén Uac Zip, dirigente de la asociación ecologista Nacel Arcoiris, realizaron un ritual pidiendo a la Madre Tierra paz, armonía y un florecer con amor de toda la vegetación de la región.
En el acceso al cerro y mientras realizaba la ceremonia, Chuén destacó lo importante que es el resurgimiento de las tradiciones ancestrales de Naucalpan y su transmisión a las nuevas generaciones, para que conozcan toda la cultura ancestral que tiene este municipio.
Naucalpan cuenta con dos sitios arqueológicos ya catalogados por el INAH, que son la Pirámide del Conde y el Cerro de Moctezuma; sin embargo, sólo en este último es donde se realizó ceremonia por la entrada de la primavera, en el equinoccio que marca la terminación del invierno.
De los municipios de la zona, en Naucalpan, particularmente en el Cerro de Moctezuma, se realizan desde hace décadas ceremonias prehispánicas constantes por equinoccio de primavera, por solsticio de invierno y en luna nueva, como lo explican los integrantes de Nacel Arcoiris.
Ceremonia prehispánica en el Cerro de Moctezuma (Fotos: Carlos Medellín)
En la Pirámide del Conde, que también se encuentra en resguardo del INAH, no hubo ceremonia por la llegada de la nueva estación, como se esperaba que ocurriera.
(SAB)