Cuautitlán, Méx.- Por la cantidad de piñatas que producen y venden al público en general los comerciantes en la carretera Cuautitlán-Melchor Ocampo, en las inmediaciones de Teyahualco y Rancho Santa Elena, se encuentra lo que desde hace años la comunidad llama “El kilómetro de la Piñata”, que tradicionalmente en este mes viven su mejor temporada.
Serena Pereira, señala que desde hace 30 años se dedica a la fabricación de piñatas, “para nosotros la mejor temporada de la venta de nuestros productos, desde luego, es diciembre siendo la tradicional de siete picos la que más se vende, por las posadas, ya que los picos significan los siete pecados capitales que al terminar el año se rompen para liberarse de ellos”.
En el tramo de la carretera Cuautitlán-Melchor Ocampo. Kilómetro 2.5 se encuentra a la altura de del pueblo de Teyahualco el “kilómetro de la piñata”, donde los cientos de comerciantes y productores exponen sus productos terminados, destacando por sus diseños y coloridos adornos de papel china de múltiples colores.
Piñatas multicolores de personajes del cine y televisión, piezas elaboradas a semejanza de dibujos animados y las tradicionales de siete picos, son las que se observan al paso en la carretera Cuautitlán-Melchor Ocampo.
Productores que por generaciones han elaborado piñatas son de las comunidades de La Troje, Teyahualco y El Tejocote, quienes contribuyen a la preservación de una de las tradiciones decembrinas más emotivas.
En estos lugares, según documentos históricos del municipio, se fabrican también ollas de barro cocido, que anualmente representaban una producción de 25 mil piezas; sin embargo, debido a los accidentes continuos al romper las piñatas, se optó por el cartón o el papel con engrudo para su elaboración.
Hoy en día las piñatas se venden todo el año, ya que son parte de la tradición en los festejos de cumpleaños o para celebraciones especiales, “los diseños de personajes del cine y la televisión como dibujos animados se venden todo el año”, explica doña Serena de Piñatas Diosa.
Esperan los comerciantes y fabricantes de piñatas que la temporada de este mes sea la mejor que tengan, debido a que los dos años anteriores por la pandemia por covid la comercialización de sus productos se vio mermada, “las fiestas y reuniones familiares se suspendieron y nuestra ventas se cayeron”, dijo.
La tradición piñatera de artesanos de este municipio los llevó a la elaboración, en 2006, de la piñata más grande del mundo al construir una de 21 metros de altura, lo que quedó registrado en el Libro de Récord Guinness.
El Estado de México, pionero en la fabricación de piñatas
De acuerdo con crónicas de la época, los frailes Agustinos fueron quienes, en Acolman, Estado de México, idearon una forma de que las personas terminaran con sus siete pecados capitales, al elaborar una estrella de siete picos, representando esos siete pecados, con un centro de olla de barro adornada y a la cual rellenaban con frutas o golosinas, luego los indígenas nativos la rompían con un palo.
Fue Fray Diego de Soria quien impulsó en 1587 la elaboración de las piñatas en el convento de los Agustinos en Acolman, donde por cierto en este mes de diciembre realizan una feria de la piñata, en recuerdo de ese personaje español, según se describe en la biografía municipal.
MRV