VIRGEN DE GUADALUPE

La Casa de San Juan Diego, el lugar donde nació el beato al que se le apareció la Virgen

San Juan Diego fue canonizado el 31 de julio de 2002, tras el último viaje que hizo a México el papa Juan Pablo II, la Virgen María se le apareció en 5 ocasiones para pedir que se construyera una iglesia en su nombre

Créditos: Carlos Medellín
Escrito en METRÓPOLI el

Cuautitlán Izcalli, Méx.- La Casa de San Juan Diego, que se encuentra en el paraje de El Cerrito, en los límites con Cuautitlán, cada año recibe hasta 15 mil peregrinos del interior del país y de los municipios del Valle de México, que acuden a rendirle tributo a la Virgen de Guadalupe y a su confidente Cuauhtlatoatzin, como se llamaba originalmente el beato, en el aniversario de la primera de las apariciones este 9 de diciembre. 

San Juan Diego fue canonizado el 31 de julio de 2002, tras el último viaje que hizo a México el papa Juan Pablo II, desde entonces se venera por los católicos de este país y sobre todo por los del Valle de México, en celebración previa a la del 12 de diciembre. 

En El Cerrito, que se encuentra a unos 25 kilómetros de la Ciudad de México, las festividades religiosas son previas a la conmemoración de la guadalupana, ya que se supone, según el texto denominado Nican Mopohua, fue aquí donde se hizo la primera aparición de la virgen de Guadalupe que sanó al tío de San Juan Diego de una enfermedad terminal, lo que ocurrió un 9 de diciembre de 1531. 

En el Santuario Casa de San Juan Diego, se conservan restos de lo que fue la casa donde nació y habitó este nativo canonizado por Juan Pablo II, se trata del lugar desde donde caminaba unos 20 kilómetros y una vez a la semana, para llegar a lo que es actualmente la Basílica de Guadalupe.

Según documentos históricos de Cuautitlán, Juan Diego nació en 1474 en ese lugar, el cual era parte del reino de Texcoco, perteneciendo a la etnia de los chichimecas, su nombre original fue Cuauhtlatoatzin, que en su lengua materna significaba “El Águila que habla”.

El beato estaba casado con María Lucia, ya que, tras la llegada de los padres Franciscanos en 1524, se unión en matrimonio cristiano, recibió el bautizo, y dedicó el resto de su vida al servicio religioso, sobre todo después del fallecimiento de su esposa ocurrido en 1529.

El Nican Mopohua, es el documento básico que narra las cinco apariciones de la virgen de Guadalupe a Juan Diego y señala que fue un 9 de diciembre, pero de 1531, cuando se dirigía a pie a una capilla de Tlatelolco, que se le apareció en este lugar la virgen María como “la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios”.

Describe el documento que la Virgen pidió en su nombre que el Obispo franciscano Juan de Zumárraga, construyera una iglesia en el lugar de la aparición, no obstante Obispo no le creyó pero al día siguiente, Juan Diego volvió a encontrar al religioso, quien pidió pruebas objetivas en confirmación de lo solicitado por la virgen.

Fue el doce de diciembre que el Beato tuvo la quinta aparición donde invitó a Juan Diego a subir hasta la cima de la colina de Tepeyac para recoger flores y traérselas a ella, consiguió la flores y las colocó en su manta, para llevarlas al Obispo, ocurriendo el milagro de la imagen gravada, que narran en el catolicismo.

En esa Casa de san Juan Diego, lugar donde nació el mensajero de la Morenita y donde aún se conservan restos de su vivienda, se construyó lo que se considera la primera ermita construida en el siglo XVI, en honor a la Virgen de Guadalupe.

En 1547, luego de vivir en retiro en la Capilla de Indios (por la Basílica de Guadalupe), Juan Diego falleció alejado de su familia, a unos años después del deceso de su esposa María Lucía, con quién se cree que tuvo descendencia, contrariamente a lo que describen historiadores, según narraciones del etnohistoriador, José Tinajero.

A la Casa de Juan Diego, ahora convertido en santuario, llegan peregrinaciones de los 13 pueblos de Cuautitlán Izcalli, desde el 9 y hasta el 12 de diciembre, se organizan entre sus representantes para acudir a rendir honores al beato.

Adicionalmente llegan peregrinaciones de feligreses del interior de la república, como una visita previa antes de arribar a la Basílica de Guadalupe el 12 de diciembre para orar ante el altar de San Juan Diego.

A este lugar, hasta antes de la pandemia, llegaban hasta 15 mil personas en peregrinación cada año y muchos de ellos se quedan a partir del 9 de diciembre y hasta el 12 cuando se conmemora la quinta aparición de la Virgen de Guadalupe.

VGB