TOLUCA.-El cempasúchil comenzó a marcar el camino de regreso, las velas iluminaron el camino y el banquete para las ánimas de los seres queridos empieza a servirse.
La ofrenda de Día de Muertos va más allá de un par de días al año y un altar con fotografías y comida, es una fiesta de misticismo, de amor y de tradición, aunque la pandemia de covid-19 ha generado que no se viva con la intensidad que se tenía hasta hace 18 meses.
Ofrenda en la Facultad de Antropología de la UAEMex
En la Facultad de Antropología de la UAEMex, la comunidad otomí decidió revivir la tradición, acomodaron el pan para que tomara forma de tumba, la última morada, como lo hacen en sus casas. Colocaron las fotografías de los profesores que se adelantaron en el camino, incluso de sus familiares. Cantaron “Las mañanitas”, montaron guardia. El día de Muertos es el recordatorio de nuestra identidad como mexicanos.
Con agua, flores, sal, incienso, copal, la recreación de tumbas y canciones en otomí, para ellos el ritual que ha de traer de regreso por unas horas a quienes la Muerte se llevó, ha comenzado.
“Representa recordar a nuestro seres queridos, ofrendarles, ofrecerles lo que en vida les gustaba, elevar oraciones , elevar aromas, la intención es recordarlos y tenerlos siempre vivos en nuestro corazón”, señaló Graciela, vecina otomí de San Cristobal Huichochitlán.
Para ella, que este año sí se les permita velar a sus muertos en el panteón delegacional es una muestra del respeto para sus costumbres, unas que, a su parecer, son eclipsadas por fiestas que nacieron en otros países.
“Yo sé que en la actualidad pues las situaciones han cambiado mucho pero, nosotros, tenemos un origen, tenemos una identidad, es importante conservarla nosotros porque, de lo contrario, al adoptar otras creencias de otras comunidades, inclusive extranjeras como el Halloween, nosotros perdemos lo nuestro”.
Para Mireya Núñez, encargada del despacho de Dirección de la Facultad de Antropología de la autónoma mexiquense, la pandemia ha tocado incluso en nuestros rituales de muerte, en los duelos.
La comunidad otomí decidió revivir la tradición
“Desafortunadamente hoy en día no hemos podido llevarlos a cabo como acostumbrábamos en estos últimos años, entonces, pues eso sí nos ha provocado muchas situaciones a nivel espiritual y a nivel del alma, por eso es que es muy importante retomarlas y seguir trabajando en ese sentido para conocer a detalle todo este tipo de tradiciones”.
Las ofrendas están en vías de iluminar el camino de regreso de la esencia de los seres queridos de los mexicanos por lo que el llamado de la comunidad otomí y de la misma facultad es a no olvidar la importancia que tiene dejar que la llama de la nostalgia y el amor se fundan para preservar el alma del cempasúchil como sendero incluso cuando la vida misma se ha apagado.