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Niños en Santa Martha, una infancia de ‘encierro’

Al menos 80 niños viven con sus madres en el penal de Santa Martha Acatitla. “Nosotras estamos presas, los niños no”, señalan

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Escrito en METRÓPOLI el

CIUDAD DE MÉXICO (La Silla Rota).- Josefat corre y juega, mientras su madre lo vigila. Se divierte como cualquier otro pequeño que tiene su edad, 3 años 10 meses. Es curioso y nada tímido. Él nació en el penal de Santa Martha Acatitla y vive con su mamá. Al igual que otros 80 niños.

 

En dos años se tendrá que ir e iniciar su vida lejos del encierro, así lo establece el reglamento del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México. Para ello, su mamá ya se prepara. Dentro del penal recibe terapia para trabajar el tema del desapego.

 

A Erika se le asoma una lágrima cuando habla del momento en que su pequeño ya no estará. Dice que es su motor, que gracias a él, puede afrontar el encierro.

 

“Con él despierto con una sonrisa, y cuando me dice ‘hola mamá buenos días’, me cambia el ánimo. Y luego ya hacemos nuestras actividades. No me puedo dar el lujo de quedarme todo el día en la cama, porque tengo que atenderlo y por él estoy de pie”.

 

Ella cumple una condena de 20 años por el delito de homicidio, lleva ocho en esta prisión. Confía en que el juez que atiende su caso le otorgue un amparo para poder salir junto con Josefat.

 

“Ya mero sale mi niño, espero a que me vaya con él, y si no, tengo que disfrutarlo todo lo que se pueda”.

 

 

El niño de cuatro años no sabe que vive dentro de una cárcel, pese a que en varias ocasiones ha visitado a su padre y abuela. Su mamá decidió contarle que donde viven es una escuela muy grande, que los dos están aprendiendo.

 

Por las mañanas, él asiste al Cendi que está ubicado dentro del penal, y por las tardes su mamá toma cursos y talleres, por eso le dijo que viven dentro de una escuela.

 

En el penal femenil de Santa Martha hay mil 347 internas, de las cuales 79 son madres que tienen a sus pequeños viviendo con ellas. En total hay 81 niños y cuando cumplan 5 años 11 meses ya no podrán permanecer ahí.

 

“Nosotras somos las presas y nuestros pequeños no tienen la culpa”. Por eso dentro del penal, los niños cuentan con guardería, una bebeteca y desde este 15 de febrero, en la explanada de visitas, tienen un área de juegos infantiles, la cual fue instalada gracias al trabajo conjunto entre la organización civil Reinserta, Museo Papalote del Niño y el gobierno de la CDMX.

 

El penal tiene tres niveles y las mujeres con sus hijos ocupan la planta baja. En una celda sólo hay tres mamás con sus pequeños. Erika cuenta que hay ocasiones que entre los niños se pelean, pero les enseñan que tienen que convivir como si fueran una familia.

 

“Mi hijo creció con un niño y juntos se criaron. Se quieren como hermanos y se cuidan donde estén. Nos cambiaron de estancia, pero los niños se siguen viendo”.

 

 

En México, las mujeres recluidas en una prisión tienen el derecho de que sus bebés estén ahí hasta los 5 años 11 meses. Y cuando llega el momento de irse, los que tienen familiares se van con ellos, y en caso de que estén solos, son trasladados a una Casa Hogar.

 

Ana es madre de Kay, una niña de cuatro años de edad. Y siempre están juntas. La pequeña nunca ha salido del penal. No conoce el mundo que hay detrás de los muros de Santa Martha, aunque tiene dos hermanos, uno de 15 y otro de 10.

 

“Con los niños aquí, pues nosotras salimos de la rutina de este lugar. Me distraigo mucho. Primero tuve a mi hijo y ahora a Kay, pues eso me ha ayudado a seguir adelante y no dejarme vencer”.

 

Cuenta que su hijo el menor, también nació dentro del penal. Ella lleva 13 años recluida y desde que se lo llevaron no lo ve, dice que su familia no permite que se vean. Y cree que va a pasar lo mismo con su niña. Prefiere no hablar del tema y que cuando pase, pues ya se las arreglará para seguir adelante.

 

 

Por el momento, aprovecha todo con Kay. Hacen muchas cosas juntas, juegan y hacen ejercicio, aunque por las mañanas ella va a la escuela.

 

“La llevo al Cendi y está ahí hasta las cuatro de la tarde, en ese tiempo la extraño mucho y es que apenas entró este año a la escuela”.

 

Al igual que Josefat, Kay también va al Cendi, y es que no todas las madres llevan a sus hijos a la escuela, pues no están obligadas. Muchas de ellas, se vuelven sobreprotectoras y no dejan solos ni un minuto a los pequeños. 

 

Reinserta, el ‘ángel’ de los niños en las cárceles

 

En la actualidad, viven aproximadamente 377 niños desde los 0 hasta los 6 años en los reclusorios del país, y desde hace cuatro, la fundación Reinserta ha logrado que, mediante diversas recomendaciones, formen parte del presupuesto penitenciario y estén considerados como un grupo vulnerable ante la ley.

 

“Reinserta ha trabajado en favor de los niños que nacen y crecen en prisión elaborando y apoyando iniciativas de ley, programas y áreas de desarrollo infantil. Sin embargo, esto no sería posible sin el apoyo de las autoridades, organizaciones y sociedad civil, por lo que continuaremos haciendo la invitación a sumar esfuerzos y acciones que mejoren las condiciones de vida de estos pequeños”, aseguró Saskia Niño de Rivera, fundadora y directora de Reinserta Un Mexicano.

 

 

Destaca que la Fundación comenzó a trabajar en Santa Martha Acatitla y hoy tienen presencia en penales de algunos estados. 

 

“Es importante entender que los niños que nacen y viven en prisión la única realidad que conocen es la cárcel, entonces estos espacios tienen que albergar y empezar a adoptar áreas, que bien o mal le dan el derecho al niño de un desarrollo óptimo. Si un pequeño afuera tiene derecho a gozar de un parque y de juegos, porque los que viven aquí, no”.

 

Si bien, ellos nacieron y viven sus primeros años en prisión. Tienen que salir con suficientes herramientas para enfrentar la vida fuera del encierro, y algo tan sencillo como los juegos infantiles les ayuda. Desde los colores, ya que muchos de ellos, solo ven el cielo, rejas y púas. Además de que hacen deporte, “eso es muy importante para ellos, que estén activos”.

 

Reinserta Un Mexicano A.C. ha contribuido para ofrecer talleres que promueven el desarrollo infantil, vínculo materno-infantil y prevención del maltrato en diversos centros penitenciarios. El programa de niños y mujeres que viven en prisión, se enfoca en prevenir que los infantes que nacen y viven en la cárcel no quebranten la ley en un futuro.

 

lrc