Entre acordes de rondalla y actores se dio vida a antiguas historias, la tarde del viernes 18 de julio durante la callejoneada en Tulancingo, alrededor de 100 personas, de todas las edades, se dieron cita en la en céntricas calles para comenzar con el recorrido nocturno.
La velada comenzó con la interpretación musical de la Rondalla del Valle de Tulancingo, mientras las notas de “Cielito Lindo” marcaban el ritmo del trayecto, el público caminó sobre la calle empedrada rumbo al corredor de Museos del Ferrocarril, donde se narró la primera historia: “La leyenda de María de los Ángeles Desentis”, joven tulancinguense del siglo XIX que, tras enamorarse de un soldado que murió en batalla, falleció de tristeza. Su espíritu, cuentan, aún se asoma desde el balcón de la que hoy es la Academia de Danza Alejandro Camacho.
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El recorrido continuó por el Callejón de los Álamos, donde los actores Ximena, Baruc y Denisse, de la Academia Byron Gálvez y el Foro Arlequín, revivieron tres leyendas más, entre ellas, la del cruel hacendado Pánfilo García, quien en un arrebato de celos asesinó al pretendiente de su hija; y la del aquelarre de las Brujas del Cerro del Tezontle, consumidas por un incendio y cuyo rastro, aseguran los pobladores, aún puede verse en forma de bolas de fuego por las noches.
Asimismo, se narró la leyenda de “La Llorona”, figura esencial del imaginario mexicano que también tiene presencia en Tulancingo. La última historia de la noche fue relatada por la cronista vitalicia del municipio, Lorenia Lira, quien compartió la tragedia del joven Demetrio, fantasma enamorado que, según se cuenta, aún vaga por la calle Allende.
El cierre del evento estuvo a cargo de la Rondalla del Valle con la interpretación de la pieza “Buenas Noches, Tulancingo”, compuesta por el músico local Acrelio Carrillo, conocido como “El Yuca”.
Los organizadores anunciaron que estas callejoneadas se realizarán una vez al mes a partir de ahora, con la intención de sumar nuevas leyendas y realizar los recorridos en horarios más nocturnos para aprovechar la atmósfera que brinda la oscuridad y seguir reforzando la identidad cultural de Tulancingo a través de sus relatos orales.
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