Pachuca.— El escultor Onésimo Ávila Lara y la pintora María de la Fe Loaeza Astudillo, originarios de Tulancingo, fueron los representantes de Hidalgo junto a Tere Muñoz de Cote, de la Ciudad de México, en la Quinta Bienal de Arte Contemporáneo en Salerno, que se llevó a cabo en Italia, encuentro en el que participaron más de 300 artistas de todo el mundo.
El Museo de Arte Palazzo Fruscione recibió a la Bienal de Arte Contemporáneo en su edición 2023, evento organizado por los artistas y promotores Giuseppe Gorga y Olga Marciano, exposición internacional que reunió 220 obras y 50 piezas audiovisuales con el tema “Dentro”, como una invitación a la introspección desde la perspectiva de los artistas internacionales.
María de la Fe Loaeza Astudillo, originaria de Santiago Tulantepec, expresó su alegría al participar presentando sus obras, las cuales plasman su pasión por el deporte nacional por excelencia: la charrería. “Yo agradezco a los organizadores la oportunidad que se me brindó de exponer y compartir mis obras, es una gran experiencia para todos los artistas que formamos parte”.
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Asimismo, el artista Onésimo Ávila participó con la pieza "Manus Auxilium", la mano que ayuda, haciéndose acreedor al Premio de la Ciudad de Salerno, obra que, de acuerdo con el maestro escultor, plasma los derechos humanos del mundo y la paz como principal objetivo del ser humano. Pieza que fue develada en 2022, en el 30 aniversario de la Comisión de Derechos Humanos en Hidalgo.
“Fue un enorme honor recibir el reconocimiento Premio de la Ciudad De Salerno, en la quinta Bienal de Arte Contemporáneo. Me siento profundamente feliz, poder viajar medio mundo para llegar a esta hermosísima cuidad, encontrarme con tanto talento de muchas partes del orbe y recibir este premio tan importante para Tulancingo, para el estado de Hidalgo y para México”.
Una infancia enfocada al arte
Onésimo Ávila es originario de la ciudad de Tulancingo, desde muy niño, se despertó en él la creatividad artística iniciándose en el moldeado con barro, en tiza alguna figura, dibujando a lápiz rostros y anatomías de animales, personas u objetos.
Su padre y abuelo trabajaron la fragua y herrería, herencia otorgada a Onésimo, quien aprendió el oficio desde temprana edad, moldeando el metal con ayuda de martillos, yunque y herramientas de mano, labor artesanal que ha sido reconocida a nivel municipal, estatal e internacional.
Ha creado un sin número de obras, piezas que reflejan la cosmovisión de la región y su perspectiva del mundo, de la vida, de la naturaleza, su realidad y fantasía a la vez, en cada una se distingue el toque personal y visión, del también músico.
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