OPINIÓN

Un llamado al humanismo y al respeto

Según datos del Latino Donor Collaborative, el 80% de los ingresos de los mexicanos en EU se queda en ese país, impulsando el consumo y los impuestos. Criminalizarlos no solo es injusto, sino económicamente miope | JOSÉ LUIS LIMA GONZÁLEZ

Créditos: EFE
Escrito en HIDALGO el

En un mundo donde las fronteras se endurecen y las narrativas se polarizan, la crisis migratoria en Estados Unidos se ha convertido en un reflejo de los desafíos éticos del siglo XXI. Las recientes redadas masivas de ICE en Los Ángeles y otras ciudades, que han resultado en la detención de cientos de migrantes, incluyendo varios mexicanos, han desatado protestas y un clamor por justicia. En este contexto, la postura de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, emerge como un faro de humanismo, defendiendo los derechos de los migrantes con una claridad moral que merece respaldo.

Sheinbaum ha sido contundente: Los migrantes no son criminales. Son hombres y mujeres honestos que buscan una vida mejor y sostienen la economía estadounidense. En su conferencia del 9 de junio de 2025, condenó las redadas y llamó a un enfoque integral que priorice la dignidad humana sobre la represión. Su mensaje resuena con una verdad innegable: los migrantes, muchos de los cuales han vivido por generaciones en EU, son pilares de comunidades y sectores económicos, desde la agricultura hasta la construcción.

Según datos del Latino Donor Collaborative, el 80% de los ingresos de los mexicanos en EU se queda en ese país, impulsando el consumo y los impuestos. Criminalizarlos, como lo hace la retórica de la administración Trump, no solo es injusto, sino económicamente miope.

La política migratoria de Estados Unidos, intensificada desde el inicio del segundo mandato de Trump, ha optado por la fuerza: redadas, deportaciones masivas y un discurso que estigmatiza a los migrantes como amenaza. Este enfoque ignora las causas estructurales de la migración, pobreza, violencia, cambio climático y viola principios básicos de derechos humanos. Sheinbaum, en cambio, propone un modelo mexicano de movilidad humana que atiende estas causas, ofreciendo apoyo a los migrantes en México y abogando por una cooperación regional. Su plan México te abraza, con centros de atención en la frontera y tarjetas de apoyo para repatriados, demuestra un compromiso con la solidaridad, incluso frente a la presión de políticas coercitivas desde Washington.

Apoyar a Sheinbaum implica respaldar una visión donde la migración se aborda con empatía, no con violencia. Su diplomacia, que incluye diálogos con líderes latinoamericanos para enfrentar las raíces de la migración, contrasta con la lógica de confrontación. Como ella misma ha dicho, la migración debe tratarse como una responsabilidad compartida, no como un delito. Este enfoque humanista no solo protege a los migrantes, sino que desafía a EU a reconsiderar su estrategia, recordándole que los 11 millones de indocumentados, de los cuales casi la mitad son mexicanos, son parte integral de su tejido social.

El camino no será fácil. La amenaza de aranceles y las deportaciones masivas de Trump buscan presionar a México, pero Sheinbaum ha respondido con firmeza y mesura, defendiendo la soberanía mexicana y los derechos de sus ciudadanos. Su liderazgo es un recordatorio de que las libertades y la dignidad no negocian con muros ni redadas. En este momento crítico, su voz humanista es un llamado a la acción para que el mundo apueste por puentes, no por barreras.

José Luis Lima González, columnista de LSR Hidalgo. X: @pplimaa