OPINIÓN

El que es elegido príncipe con el favor popular, debe conservar al pueblo como amigo: Maquiavelo

La primera decisión de un poderoso debe ser rodearse de las personas indicadas, pues de otra forma, son los allegados los primeros que pueden perjudicar su encomienda | OCTAVIO MAGAÑA SOTO

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Quizá todos alguna vez pensamos en tener una varita mágica, poder detener y avanzar el tiempo a tu antojo, poder saber qué piensan las personas, poder dar instrucciones y que todos te obedezcan, poder transportarte de un lugar a otro en segundos, poder hacer prácticamente lo que uno quiera, y si no lo pensaste, nunca viste una película de X Men o de super héroes.

En la vida política te encuentras con mujeres y hombres que tienen poder, que al tomar decisiones pueden influir en un bien colectivo y también en mal colectivo. ¿Cuántos gobernantes y funcionarios de todos los niveles de gobierno no han cometido el error de creerse omnipotentes y de no entender el espacio y el tiempo de su poder?

Siempre he creído que la primera decisión de un poderoso debe ser rodearse de las personas indicadas, pues de otra forma, son los allegados los primeros que pueden perjudicar su encomienda.

La lealtad es un principio que muchas veces se toma en cuenta como principal y único fundamento para escoger a tus cercanos, y en algunas ocasiones, ésta no va con la experiencia y la capacidad para el puesto. ¿Qué tan recurrente puede ser la vieja frase “No me ayudes compadre”?, y en lugar de crear soluciones genera problemas.

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También hay ocasiones en que la lealtad, la capacidad y la experiencia va de la mano con la amistad y ella o él pueden ser la mano derecha que soluciona, aunque hay poderosos que no permiten más luz que la de ellos mismos, por lo cual, muchos prefieren la primera opción.

Como este ejemplo, es la vida cotidiana del político con poder, que sin más ni más, ataca con total impunidad, lo que en ocasiones le hace sentir intocable e insospechable, sin saber que a quien considera su enemigo, cuenta con el antídoto para repeler dichos ataques y con algunos “súper héroes” con más “súper poderes”, que luchan junto con él por los mismos principios pero con más tino, sin la necesidad de mostrar su fuerza de manera innecesaria.

Es ahí donde radica la verdadera sabiduría del poder: saber usarlo con prudencia y justicia, entendiendo que la autoridad no es eterna y que la confianza del pueblo es tan volátil como un sueño. Un líder que no respeta los límites de su poder ni valora las alianzas correctas, se arriesga a convertirse en un villano en la narrativa de su propia historia. Al final, como bien decía Maquiavelo, conservar al pueblo como amigo, no sólo es una estrategia, sino una necesidad para quienes buscan que su legado trascienda más allá del tiempo y el espacio en el que ejercen su poder.

Octavio Magaña Soto, columnista LSR Hidalgo. X: @tavomaganamx