Narra la historia que el tenis llegó a México allá por el año de 1874 y fue Real del Monte donde los mineros ingleses Pierce Clifford y Theodore Patterson hicieron la primera cancha para jugar este deporte que tiene sus orígenes desde el Siglo XIII, en Francia.
La revolución tecnológica dentro del tenis detonó su desarrollo profesional a niveles inimaginables durante las últimas tres décadas.
El destino se encargó del resto…
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Los tres mejores jugadores que ha tenido el tenis coincidieron en este milenio: el suizo Roger Federer, el español Rafael Nadal y el serbio Novak Djokovic.
Este trío es el modelo a seguir para las próximas generaciones en todo aspecto de un jugador: físico, mental y profesional.
Casi doscientos enfrentamientos protagonizaron los tres, repartiéndose los mayores triunfos en el circuito de paga, donde se manejan toneladas de dólares en los principales escenarios: Wimbledon (Inglaterra), Nueva York, Roland Garros (Francia) y Australia.
Somos afortunados los aficionados al “deporte blanco” de vivir la época en la que coincidieron estos monstruos del juego.
Hace dos años, Federer colgó la raqueta. Nadal tomó la decisión este 10 de octubre.
Al escuchar su mensaje de despedida me hallé, seguramente como muchos fans del tenis, con un nudo en la garganta.
Rafa, que nació hace 38 años en Palma de Mallorca, tenía un carisma especial que arrastró multitudes a los estadios para ver sus hazañas.
Por encima de todos sus triunfos, la vena latina lo hacía sobresalir por la manera de entregarse en la cancha.
Desde 2001, en su debut profesional, quedó de manifiesto que Nadal era un portento físico; con una zurda que ahora es leyenda, nunca daba ninguna pelota por perdida y gracias a ese espíritu indomable protagonizó remontadas increíbles.
El mundo del tenis se rindió a sus pies por esa entrega; el español podía ganar o perder pero nunca se guardó nada. Eso lo hace distinto a la fineza de Federer o a la sangre fría de Djokovic.
No, Rafa era furia. Lucha. Dolor. Entrega. Éxtasis. Una combinación que lanzó su deporte a la estratósfera de la popularidad mundial.
Y esa forma de entregarse, parafraseando a su amigo Joaquín Sabina, es lógico que deje cicatrices. Las lesiones no minaron su espíritu pero sí su cuerpo hasta el punto sin retorno luego de operarse la cadera.
Rafael Nadal ganó todo. Y también hizo todo por el tenis.
¡Gracias eternas, Fiera!
Remate
El último torneo que jugará Rafael Nadal será la final de la Copa Davis 2024 que se jugará del 19 al 24 de Noviembre, en Málaga. Ocho países, entre ellos el equipo español disputarán el máximo trofeo.
#CrónicasDeDeporte | Omar Pérez Díaz, columnista LSR Hidalgo. Twitter: @omarpdiaz