La avalancha de renuncias al PRI de Hidalgo dejaron de ser un rumor la noche del lunes 19 de junio pasado. Imitando a su líder, los ocho diputados de la LXV Legislatura Estatal habían acordado declararse un grupo plural independiente a la mañana siguiente.
Es difícil cuantificar las consecuencias que acarreará esta decisión, especialmente para políticos que por décadas se identificaban como parte de un partido.
Hasta un joven pero avezado funcionario morenista pensaba que la determinación de los diputados es arriesgada. Miguel Ángel Tello, secretario de Planeación en el Gobierno de Julio Menchaca, por la amistad que les tiene, esa noche le sugirió a tres de los ocho legisladores que no renunciaran a su militancia partidista. ¿Quién los va a admitir después?, reflexionaba.
No hubo marcha atrás como tampoco son inevitables los efectos al quitarse una camiseta que los llevó a puestos de elección popular y cargos públicos, dejando la sensación de cometer una deslealtad.
Todos los sabemos, hay rompimientos en la vida que cuestan muy caro; en el siguiente ejemplo, hasta la Copa del Mundo.
Era el año 2012 cuando dos goleadores argentinos coincidieron en el Sampdoria de Italia. Maximiliano López era el veterano, con 28 años de edad; Mauro Icardi era la joven promesa, con apenas 19 cumplidos. Trabaron amistad de inmediato, animados por los goles y la visión que se sentían maestro y alumno en la cancha.
Un tiempo después, la amistad se pudrió. Maxi terminó separado de su esposa y madre de sus tres hijos, Wanda Nara, famosa influencer pampera. El escándalo se disparó al año siguiente (2014), cuando se unía en matrimonio… con Icardi, seis años menor que ella.
El ambiente del futbol es particular. Un código escrito dicta: lo que sucede en el vestidor, se queda en el vestidor. El abanico se secretos es amplio: fiestas, peleas, orgías, vicios, excesos y muchas cosas más quedan bajo reserva. No todos pueden ser amigos pero sí hay conductas que tienen carácter de sagradas. Involucrarse con la pareja del compañero equivale a una traición sin perdón entre los colegas.
Mauro Icardi brilló como delantero en Italia. Pasó de la Sampdoria al Inter Milán y cuando muchos lo colocaban en el Real Madrid, acabó firmado por el Paris Saint Germain de Francia.
Su rendimiento lo acercó a la Selección de Argentina donde Lionel Messi ya tenía un grupo muy armado de compañeros, con la amistad como un vínculo indestructible.
En ese entorno, el atacante ya era representado por Wanda Nara y fue recibido con recelo; no tuvo oportunidad de sentarse a departir la comida en la mesa principal reservada a los íntimos de Messi como Agüero, Di María, Otamendi, De Paul o “Papu” Gómez.
Hubo otros compañeros que, sin ser tan cercanos al clan de cracks, eran valorados por su disposición al bien colectivo como Dybala o Lautaro Martínez.
El grupo se fortaleció tanto al su interior que logró ganar la Copa América frente a Brasil, en Maracaná, luego de 29 años, y hasta la Copa del Mundo en Qatar 2022.
Esa intimidad, esa confianza al interior del plantel albiceleste fue impenetrable para Icardi, quien acabó desterrado a la liga turca cuando el PSG reunió a estrellas como Neymar, Mbappé y Messi.
En la política mexicana los códigos se rompieron hace tiempo. Es común saltar de un instituto político a otro según sus propios intereses. A los ex priistas en estos días les parece más fácil alejarse del Revolucionario Institucional que cambiar su afición a un club de futbol.
REMATE
Durante sus fugaces apariciones con la selección mayor de Argentina, Mauro Icardi nunca pudo gritar un gol; por cierto, entre acusaciones de traición, ya está separado de quien fuera su esposa y representante, Wanda Nara.
#CrónicasDeDeporte | Omar Pérez Díaz, columnista LSR Hidalgo. Twitter: @omarpdiaz