Javier Aguirre tomó el papelito que un instante antes le había entregado en la mano. Desdobló la pequeña hoja blanca y le bastó una fracción de segundo para reaccionar:
-No cabrón, eso no te lo voy a contestar…
Sin más palabras, corrió hacia el centro del campo para seguir con el entrenamiento de los Tuzos. Fue la última práctica que dirigió en la Universidad del Futbol.
Dos días más tarde, Pachuca perdía la final del Torneo Verano 2001 en casa del Santos Laguna. Era el día 20 de mayo.
La suerte para el Vasco, sin embargo, ya estaba echada.
Justo un mes después, el 20 de junio, la Selección Nacional Mexicana sufría su sexta derrota consecutiva bajo las órdenes de Enrique Meza. Honduras le ganó 3-1 en la eliminatoria mundialista.
El Ojitos no esperó al aterrizaje en la Ciudad de México. En pleno vuelo, de regreso, renunció al banquillo del Tricolor. Firme y digno.
La Bella Airosa le cambió la vida a Javier Aguirre
En apenas dos años (1999/2001), hizo de Pachuca un equipo animador del futbol mexicano.
Sorpresivamente fue campeón del Invierno 1999; tuvo un flojo año 2000 pero en el 2001 se levantó de la lona para poner a su equipo en otra final.
La trágica muerte de Pablo Hernán Gómez, estrella de los Tuzos, fue un golpazo para todos pero el Vasco sacó agua de las piedras para lograr la calificación y luego eliminar a Monterrey y América en una Liguilla memorable.
Mientras todos elogiaban la proeza del cuadro hidalguense, la Selección Nacional era una calamidad.
Enrique Meza no supo manejar la presión ni al puñado de futbolistas que había elegido para vestir la camiseta verde. El “Aztecazo” de Costa Rica fue el acabose, dejando a México al borde de la eliminación para Corea-Japón 2002; aunque faltaba la visita a Honduras, los directivos ya no creían en su proyecto.
Por aquél entonces, Alejandro Burillo era un prominente directivo. Primo de Emilio Azcárraga, era escuchado con respeto con otros dirigentes cuando las cosas se pusieron críticas con el negocio mundialista.
El “Güero”, como le apodaban, tenía un plan: rescatar al Tricolor con un técnico de carácter y empuje; alguien a quien unos años antes le dio su primera oportunidad en el Atlante, el club de su propiedad.
Sí, ese hombre era Javier Aguirre.
El desastre con los ticos y los hondureños se veía venir con los Tuzos peleando por el título.
Burillo llamó a Jesús Martínez para comunicarle sus planes; no podría dar una fecha exacta de ese contacto pero aquél revelador silencio del Vasco lo dijo todo.
Hoy, al igual que hace 22 años, el futbol azteca espera humo blanco en las oficinas de la FeMexFut para conocer al nuevo técnico de la Selección Nacional.
Guillermo Almada, timonel de Pachuca, es el candidato número uno en la lista. A diferencia de Aguirre, él uruguayo expresó su interés en el cargo desde hace tiempo pero hay un silencio muy particular entre quienes van a tomar las decisiones.
Cuestión de tiempos… en aquél verano del 2001, Aguirre así lo entendió.
REMATE
La pregunta escrita en el papelito que el Vasco se negó a responder era:
¿Estarías dispuesto a dirigir la Selección Nacional si despiden a Enrique Meza?
#CrónicasDeDeporte | Omar Pérez Díaz, columnista LSR Hidalgo. Twitter: @omarpdiaz