OPINIÓN

Militarización en México, testimonios de advertencia (I)

En Cuautepec se han incrementado los operativos, pero, ¿la gente se siente segura con los militares y la Guardia Nacional? Estos son algunos testimonios: “a quienes realmente quieren agarrar, siempre salen de aquí unos días antes” | Rafael Castelán

Opinión | Rafael Castelán Martínez, columnista LSR Hidalgo.
Escrito en HIDALGO el

¿Te sientes segura (o) con la presencia de los militares y la Guardia Nacional? ¿Cómo te sientes con ellas y ellos?  Le pregunté a tres personas que viven en el municipio de Cuautepec, a propósito de los operativos que se han dado desde el inicio de la administración federal y que en los últimos días se han incrementado considerablemente, justo en medio de la discusión sobre si la Guardia Nacional pasa a ser subordinada de la Secretaría de la Defensa Nacional (militares) y que el Ejército ejecute tareas de seguridad pública al menos hasta 2028. Los testimonios que conservan su anonimato por seguridad, nos llevan a encontrar coincidencias relevantes:

“La respuesta es, ¡no! Porque no ha cambiado nada para bien con la presencia de tantos elementos de las fuerzas armadas, los actos criminales han aumentado. No me siento más seguro, los índices criminales muestran que seguimos siendo uno de los municipios más peligroso y más violentos del estado. El robo de combustible sigue a todo lo que da, ahora ya también se han diversificado las actividades criminales, porque ahora ya tenemos la venta de drogas sintéticas, el consumo por ende ha aumentado, es decir, no hay ninguna diferencia para bien, por el contrario, ha aumentado mucho por la presencia de las fuerzas armadas. Pienso que se debe principalmente a la corrupción que también existe en los mandos militares. Aquí la situación no es llenar las calles de militares, el problema es que no se hace investigación y no se aplican las normas vigentes.”

“Pues… en realidad no tanto, desgraciadamente la corrupción nos hace desconfiar, no sabemos si realmente es importante la presencia de la Guardia Nacional y la Marina en la comunidad, pero pues ojalá y su presencia realmente pueda convertir la violencia y delincuencia que se han generado en los últimos años. Realmente…la delincuencia…de unos meses para acá, junto con la violencia han crecido demasiado, ya no sale uno con la misma confianza”.

“Día a día más insegura con la presencia de la Guardia Nacional, porque están jugando a las atrapadas tapándose los ojos abiertos. Todo el mundo sabe que sólo es intimidación para la sociedad porque a quienes realmente quieren agarrar, siempre salen de aquí unos días antes. Tengo clientes que vienen con escoltas y ellos me avisan unos días antes que no vendrán por "imprevistos"… la consulta baja… Pasa el helicóptero, llega la Guardia, los soldados; se están unos días y después sigue todo, vuelven mis clientes y no pasó nada. Creo que de todas las veces que vienen no han agarrado a más de 50; y si agarran a alguien pues, son trabajadores del huachicol.  [los soldados y policías de la Guardia Nacional] solo vienen a tapar tomas, a quitar mangueras, pero el problema sigue. No es nada bonito vivir así, no es nada cómodo para los niños. No sé a qué vienen, nadie reporta nada, ni el gobierno …  es un circo”.

Estos testimonios evidencian algunas de las consecuencias que trae la militarización a los distintos rincones de México, en particular en Cuautepec, pero que, con la coyuntura actual, cualquier persona de cualquier parte corre el riesgo de tener la misma perspectiva o peor aún que alguna persona de su familia sea asesinada en el fuego cruzado, de manera extrajudicial o que sean víctimas de desaparición forzada, entre otras.

Militarizar al país es, que el Ejército participe en actividades que les son ajenas, o cuando realizan tareas de seguridad pública o seguridad ciudadana y también cuando las instituciones las dirigen personas que son oficiales de la milicia. Desde hace más de 15 años el país ha estado militarizado y los problemas no han disminuido, más de 350 mil personas han muerto y hemos llegado a la cifra de 100 mil desaparecidas. Una consecuencia que duele, porque los resultados no han sido efectivos en este tiempo; por el contrario, se han incrementado, como lo reafirman estos testimonios y violaciones graves a derechos humanos, que presentaré en la siguiente columna. ¡Ayotzinapa es un claro ejemplo de esto!

Nuestros gobernantes insisten en que, la militarización, es la única vía. Hace algunas semanas se presentó la iniciativa para que la Guardia Nacional pase a las filas del Ejército Mexicano y realice actividades de seguridad pública, un acto que es celebrado por miles de personas, en su mayoría que se dedican a la política y repudiado por la ciudadanía y distintas organizaciones defensoras de los derechos humanos.

Con distintas protestas, foros y diálogos se pidió a las diputadas y diputados que votarán en contra, incluso se hizo un llamado a las posturas de políticos y al mismo presidente quien hace años estaba en contra de militarizar al país. Las diputadas y diputados ignoraron estas posturas, aprobaron la iniciativa, ahora se encuentra en el Senado.

Esta reforma es un golpe muy fuerte contra los derechos humanos, contra el derecho a la vida de niñas y niños, porque se profundiza la militarización en nuestro país; además, dota de un marco jurídico al Ejército para que realice actividades para las que no está preparado.  Es un mensaje de que el Ejército está más metido en las decisiones políticas de lo que pensamos. Los riesgos de mayor corrupción, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y en general el aumento de la delincuencia y la inseguridad en México.  

Con esto no quiere decir que queremos que las cosas sigan así. ¡Claro que queremos paz! ¡Queremos una paz sin guerra! Una paz que contemple estrategias integrales, una paz donde las niñas y los niños sean tomados en cuenta, una paz donde la violencia de género no sea una constante. Para esto traigo a cuenta las propuestas que abrazamos del Colectivo #SeguridadSinGuerra: que se respete el marco jurídico nacional e internacional de los derechos humanos; que se adopten medidas extraordinarias para el ejército sólo a partir de los artículos 29 y 119 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; reconstrucción del Sistema Nacional de Seguridad Pública; que se profesionalice a los policías civiles; que se elabore un plan de desmilitarización paulatina de la seguridad pública; que se legisle el uso legal de la fuerza pública y; que se establezcan mecanismos complementarios de justicia y verdad.

Los testimonios presentados, independientemente de todos los delitos cometidos por militares, muchos de ellos aún impunes, son una advertencia de lo que va a suceder si esta reforma es aprobada. No podemos permitir que esto suceda; se anunció una consulta, vamos a participar, vamos a opinar, vamos a discutir estos testimonios y más. Pero no sólo nos pregunten si lo queremos o no, porque es claro que los partidos que la proponen tienen el dinero para hacer una campaña y las organizaciones defensoras quiénes no lo tenemos, no nos iremos con los partidos conservadores, sólo podemos seguir exigiendo desde las calles, desde nuestra actividad diaria, desde los medios de comunicación; aun así, que venga la consulta.

 

Opinión | Rafael Castelán Martínez, columnista LSR Hidalgo. Twitter: @mtz_castelan