Pachuca.— Don Tocino y El Coronavirus Nalgón son dos personajes de sátira que nacieron de la imaginación de un par de jóvenes artistas urbanos que se ganan la vida haciendo performance en las calles de Pachuca: hacen malabares, repican tambores y soplan la armónica. Buscan expresar arte a su modo, con toques grotescos y terroríficos, en ocasiones ganan aplausos y monedas y otras “les echan a la patrulla”.
Diego Rojas, originario de Azcapotzalco, Ciudad de México, y su camarada Miguel, alias El Chino, oriundo de Tizayuca, son artistas que realizan acrobacias en cruceros de avenidas y calles de Pachuca.
En la calle 16 de Enero de 1869 y avenida Juárez, en Pachuca, Diego comentó a La Silla Rota que lo que hace es arte, al ritmo de rock, cumbia y ska, con una máscara de cerdo, un mandil de carnicero y cuatro pinos de boliche (uno de ellos con forma de mano).
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“Estamos tratando de hacer una presentación, fusionado un poco de lo que es la música y el malabar, musicalabar… la idea es hacer un performance. Tenemos a nuestra disposición una batería, que es lo más fácil de sonar rápido en el semáforo”.
El performance dura menos de un minuto, tiempo en el que el semáforo pasa de rojo a verde. Ambos jóvenes trabajan en fortalecer un grupo de música llamado “Nunca Sobrios”. La forma de costear los instrumentos es a través del performance callejero.
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Don tocino y el maltrato animal
Ese día, Diego se caracterizó de Don Tocino, uno de los personajes más alarmante y retorcido, pues emula un carnicero humanoide, con cabeza de cerdo, un mandil blanco, sucio y lleno de sangre, producto de las faenas en un rastro, donde diariamente conduce a la muerte a animales inocentes.
“El personaje nació un día que hacía malabares con machetes. Pensé que tenía que hacer otra cosa y se me ocurrió algo sangriento. Poco a poco fue tomando vida el personaje, primero con la cara ensangrentada, ya después adquirí la máscara de cerdo y nació el concepto de carnicero, una forma de también hacer consciencia del maltrato animal”, expresó.
De repente, interrumpe El Chino, “nos ha tocado que familias se molesten por lo grotesco que pueda resultar este show, sobre todo porque en sus autos llevan niños, aunque yo creo que no es grotesco, pues hoy los niños están más despiertos que uno y pueden disfrutarlo”.
Machetes no
A fin de no herir susceptibilidades ni causar alarma en la población de Pachuca, el dúo de artistas urbanos no usa machetes. Les ha tocado que ciudadanos “nos echan a la patrulla” y, a su vez, estos les decomisan los cuchillos. Por ello, ahora usan botellas de plástico.
“En la Ciudad de México no pasa eso. Allá usamos los machetes y hemos visto que a los niños les asombra mucho, sobre todo ver cómo vuelan y los cachamos y escucha el ruido cuando chocan. De repente, igual nos ha pasado que cuando nos dan una moneda, la gente nos pregunta si somos asaltantes… nosotros no nos ofendemos, aunque nos estigmatizan, pero realmente lo que hacemos es para entretener y hacer algo distinto sin causar ningún daño”, añadió El Chino.
El mensaje del Coronavirus Nalgón
Hace tiempo, también crearon el personaje del coronavirus con unas “pompas verdes” para satirizar el virus que puso de cabeza al mundo. Es curioso, dice, Diego, pues la idea de interpretar este personaje es que “no nos va a quitar los ideales a los que sobrevivimos a esta pandemia”, hay que aprender a vivir con él, sin miedo.
“Nuestro personaje puede ser grotesco y chistoso pues trae sus nalguitas al aire y jeringas clavadas, haciendo malabares y así, bailando. Buscamos que la gente se pregunte: ‘¿qué pasó con el coronavirus después de la pandemia?’, (respuesta) pues que terminó haciendo malabares en las esquinas, mientras nosotros sobrevivimos”, abundó El Chino.
En la mente de Diego está la idea de hacer, en un futuro cercano, sátira política. A la mente se le viene interpretar a un presidente de México, pues “todo arte lleva siempre un mensaje”.
Se sostienen de los espectáculos callejeros
El performance callejero es su fuente de ingreso para comer y pagar la renta de un cuarto en el que viven desde hace meses. El resto del tiempo ensayan con su banda de música “Nuca Sobrios”.
Diego sólo estudió la secundaria. No pudo continuar con sus estudios debido a que tuvo problemas familiares… “mis intenciones siempre fueron querer ejercer una carrera”. Mientras, Miguel, ejerció la carreta técnica de electricidad industrial, sin embargo, no la terminó porque lo expulsaron.
“Siempre tuve buenas calificaciones. Cundo hice mi servicio, me contrataron y estuve ejerciendo, pero el problema fue que como no me puede titular, pues no me daban el sueldo que correspondía a esta profesión que es de riesgo”, indicó Miguel, El Chino.
Agrega que “tengo muchos amigos que estudian, tienen una carrera, pero terminan haciendo otra cosa. Aunque no ejerzas una profesión, siempre busca lo que te gusta, se trata de vivir feliz y a veces pienso que no tienes que vivir de lo que te gusta, sino de lo que se puede, pero siempre vas a poder hacer algo para sentirte más realizado… una de mis pasiones es ser baterista y no me pude dedicar a eso, pues las rentas no me lo permitían”.
Diego abunda que los trabajos en la calle pueden ser difíciles. De ley, agrega, “hay comentarios buenos y malos. Hay personas que no les gusta esto que hacemos, siendo que no les quita nada. Hay algunas personas que te pitan o te avientan el carro para que no pases o moverte; también suben los vidrios y te ven feo”.
Hace días, en Pachuca, realizaba una acrobacia con machetes, cuando una persona, que parecía un agente ministerial, los grabó y luego llamó a la policía. “También, estábamos cerca de una primaria y una maestra nos echó a la policía”.
“Preferimos quedarnos con lo chido. Incluso, esa persona que no te puede dar una moneda, pero sonrío durante el show o te da un comentario positivo o hasta un aplauso, eso es lo más chido, aunque hay que reconocer que el artista no siempre vive del aplauso”, dijo Miguel.
Finalmente, ambos pidieron a la gente que apoye el arte callejero, pues diariamente los artistas se esfuerzan por dar un buen show y no buscan lucrar o vivirla fácil. El principal objetivo de un artista urbano es distráelos un poco de la rutina y presentar algo distinto y único: “eso nos hacen feliz”.
sjl