PACHUCA.- “En la vida uno se cae no solo una ni dos veces, son muchas caídas las que tiene uno… pero hay que levantarnos, así como Jesús nos enseñó, pues él nunca se rindió y cargó la cruz de la humanidad por nosotros”, expresó. Esta es la mejor enseñanza que mantiene presente cada vez que acude a un Viacrucis Elvira Jiménez Paredes, señora de 65 años de edad, quien desde los 14 años asiste a las procesiones de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.
Con sombrero de paja, pantalón y blusa ligera, Doña Elvira asistió este Viernes Santo al Viacrucis viviente más longevo de Hidalgo, el del Barrio de El Arbolito, en Pachuca, donde ella nació, creció y ha sido devota de la religión católica. En entrevista con La Silla Rota Hidalgo, la señora Elvira contó que fue a la edad de los 14 años que una de sus madrinas la llevó a presenciar el tercer Viacrucis (es decir hace 51 años) que se organizaba en este barrio popular fundado por mineros.
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“Antes era un poco más viviente, aunque los de ahora también tienen lo suyo. A mí me duele ver, aunque sea actuado cómo trataban a Jesús, me hace recordar todo lo que pasó por salvarnos, pero aquí estamos como cada año, reviviendo lo que tuvo que pasar para que nosotros nos salváramos”, expresó.
La entrevista con doña Elvira se hizo caminando a la par del paso de Jesús, interpretado por el joven de 23 años de edad Adrián Pérez Juárez quien cargó una cruz de 95 kilogramos hasta cerro del Cuixi. Ahí, la mujer, no dejaba de mirar la forma en la que centuriones daban de latigazos al hijo de Dios.
“Vemos cómo se cae con todo ese peso de la cruz encima. Así a veces es la vida, tenemos problemas y estos nos tiran, pero como lo hizo Jesús, hay que levantarnos una y dos y más veces, siempre… él lo hizo y hoy está sentado a la derecha de Dios Padre”, comentó.
Su nieto representó a Jesús en un Viacrucis
En el trayecto del peregrinaje, la señora contó que hace cinco años su nieto, Juan Pablo Hernández Campero, interpretó Jesús en un Viacrucis. No fue en el Barrio de El Arbolito, sino en la comunidad de El Trompillo, municipio de Villa de Arriaga, San Luis Potosí.
“Me produjo una emoción muy grande. La cruz era muy pesada y le ayudé a levantarla, es un sentimiento muy bonito, pero también algo triste pues ¿a quién le gustaría ver a sus hijos o nietos sufriendo como lo hizo Jesús?, duele ver cómo los golpean, pero es un acto de mucha fe”, dijo.
Por ello, mientras siga teniendo salud, la señora Elvira continuará asistiendo a los Viacrucis, pues para ella es una forma de renovar su fe y recordar lo que hizo Jesús por la humanidad.
“Pido y agradezco a Dios por la vida. Para mí, asistir a un Viacrucis es una forma de renovar mi fe y seguirla, deseo que mis hijos se queden con eso, nosotros ya nos vamos, ojalá y ellos sigamos por el buen camino”, expresó.
jgp