PACHUCA.- Desde hace 77 años la familia de Fernando ha vivido en El Arbolito, ahora denominado Barrio Mágico. Su abuelo paterno, don Francisco Hidalgo fue reclutado de manera forzosa por el Ejército –a esa acción militar se le denomina leva y era una práctica común en la época revolucionaria -. Era el año de 1915.
A la fuerza, don Francisco luchó 14 años en el Ejército Federal de Venustiano Carranza, en el que permaneció hasta 1929. Se retiró con el grado de Capitán Primero, regresó a su pueblo Zacualtipán y en sus andanzas fue a dar a Huayacocotla, Veracruz, donde conoció a María del Carmen, que tenía 14 años. Se la robó y se casó con ella.
En 1946, don Francisco y la señora María del Carmen arribaron a Pachuca y decidieron asentarse en el barrio El Arbolito, rentaron una casa en la calle Zarco, y se establecieron junto con sus seis hijos.
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El matrimonio procreó dos hijos más en El Arbolito, el más joven fue el padre de Fernando, quien se encarga de narrar la historia de esta familia de Pachuca de inicios del Siglo XX.
Para 1948, don Francisco tenía ocho vástagos y había comprado una casa, que todavía permanece en una de las calles de este emblemático lugar.
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Cuenta Fernando que su abuelo se unió a la Dirección Federal de Alcoholes, con el cargo de inspector federal, luego a la policía estatal, donde fue director de Licencias; pero a la edad de 64 años sufrió un accidente automovilístico en el que falleció, precisamente en su municipio natal: Zacualtipán; corría el año 1958.
Desde entonces, fue su abuela María del Carmen Sosa la que se encargó del mantenimiento de la casa, de los hijos e hijas, con labores de lavado, planchado y remendado.
Por la casa ubicada en el Barrio El Arbolito han pasado ya cuatro generaciones, actualmente la habitan Aida, de 79 años y Elia, de 83, ambas con trabajos importantes, una en un medio de comunicación tradicional y otra en Hacienda.
Uno de sus tíos que aún vive, hijo de don Francisco, recientemente celebró sus 90 años. De los nietos, el mayor tiene 60 años y el menor, 34.
De los hijos de don Francisco, el primero fue ingeniero agrónomo; dedicó su vida al estudio de vectores patógenos que producen el cólera, incluso, nombraron una especie con su nombre: Leohidalgi (Leopoldo Hidalgo).
El segundo fue soldador en Pemex. Luego vinieron las mujeres, las cuatro estudiaron para secretaria y una de ellas para maestra normalista. Una ya falleció. Otro de los hijos de don Francisco fue administrativo en el Seguro Social. Y el menor, “mi papá, lleva casi 40 años en el Poder Judicial de Hidalgo”.
Fernando vivió ocho años en el barrio El Arbolito, recuerda que sus tardes después del kínder eran de jugar futbol en el patio de la casa, amenizado por el escándalo producido en las cantinas que la rodeaban, las cuales recuerda, eran muchas y ahora solo queda la de la entrada y una más.
El barrio cuenta con un kínder, una secundaria, una primaria y unas canchas conocidas como El Popolo, en la calle Galeana.
Fernando se siente feliz del nombramiento que recibe su barrio, aunque sabe que es la misma violencia y la inseguridad con la que ha sido reconocido la que lo propició, incluso recuerda a una banda famosa del barrio.
“Yo me acuerdo que el primer secretario municipal de seguridad pública siempre decía que ahí era lo peor, por los Calcetines. Junto con Los safaris, en el C. Doria y los killers, en Santa Julia (…) toda la vida ha sido un barrio considerado peligroso, que ahora sea un atractivo turístico, aunque sea por eso, pues es padre”, expresa.
Barrio mágico
El Arbolito recibió el nombramiento de Barrio Mágico de México y, gracias a ello, recibirá inversión para rehabilitar la imagen urbana y pintar 140 fachadas y 20 murales.
Miguel Torruco Marqués, secretario de Turismo, comentó que la creación de la figura de Barrio Mágico es para responder a la exigencia de gobernadores de diversificar la oferta turística.
sjl