PACHUCA.- El famoso comediante y stadupero Franco Escamilla tiene una curiosa anécdota que le ocurrió en la ciudad de Pachuca y se remonta hace varias décadas, antes de que decidiera incursionar en el mundo del espectáculo, ya que se trata de la primera borrachera que sufrió, pero aseveró que no le fue una experiencia muy grata, ya que catalogó la vivencia como horrible.
Fue al conductor Yori Rosado a quien el artista originario de Morelos le narró la peculiar historia, misma que si bien dijo ha contado en sus presentaciones, dio unos cuantos detalles más y de lo que describió todo comenzó en su adolescencia, cuando tenía entre 14 y 15 años de edad y específicamente en una celebración de Año Nuevo que sus padres decidieron pasar en la llamada Bella Airosa con sus hermanos.
Durante la reunión familiar todo transcurría sin eventualidades para él, hasta que vio a su tía Angélica preparar unas bebidas para los adultos y con la curiosidad que todo joven tiene preguntó qué era, a lo que su mayor le dijo que se llamaban “Vampiros” y le explicaron lo que llevaba; para ello, le ofrecieron uno, pero en su versión “chimuelo”, es decir, sin nada de alcohol, para que probara, aunque sea.
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Sin embargo, la versión adolescente de Franco Escamilla decidió hacer trampa y mientras aparentaba tomar su bebida, espiaba a sus familiares presentes en la celebración hasta que vio una oportunidad y vació un poco de alcohol en su vaso, lo que así hizo al menos dos veces, mientras todos en la casa creían que tomaba solo refresco y otros ingredientes como Clamato y chile, sin saber la borrachera que le esperaba.
No creerás lo que le hizo sentir el alcohol
Conforme transcurría la tarde, el stadupero añadió a Yori Rosado que el alcohol le hizo sentir primero como invencible: “Me empecé a sentir como que sí le podía dar un tiro (pelea a golpes) a mi papá… Me sentía bien”, sin embargo, dijo que su padre se dio cuenta que ya bebía alcohol y no solo un Vampiro “chimuelo”, lo que le hizo gracia su borrachea y a lo que él preguntó si podría tomar un poco más, cuya respuesta fue “los que quisiera”.
“No sé ni cuántos me tomé, pero al final ya andaba cagando… No sé, estaban jugando ellos (su padre y tío) dominó y las señoras no sé qué… Pero me empecé a sentir como triste, como que nadie me quería, no fue una sensación agradable... Me fui a dormir un rato, pero bajó al abrazo, me tomo otro (Vampiro) y luego me duermo otra vez.”
Como si no fuera poco, se la pasó vomitando
Ya durante la noche, cuando pasó el conteo para dar la bienvenida al Año Nuevo y todos ya se habían ido a dormir, incluyendo al adolescente protagónico de la curiosa anécdota, Franco Escamilla fue despertado por un doloroso retortijón en el estómago que lo hizo levantarse e ir de inmediato hacia el baño, para lo cual asentó a la entrevista del conductor, vomitó, o al menos lo intentó sin éxito.
“No salía nada, pero las arcadas… Esa sensación en el diafragma de no poder respirar es algo que aborrezco como no tienes una idea… Y todavía al otro viajamos de Pachuca a Ciudad de México vía la Tapo y luego de esa a la central del sur y de la central del sur a Cuautla y en los 3 camiones vomité, fui a vomitar al baño… Me sentía mal, dije no vuelo a hacer esto en mi puta vida”, narró el igual músico.
El alcohol no es para él, en adultez se repitió su misma experiencia
Para cerrar su historia, quien también ha incursionado en el mundo del doblaje explicó que básicamente el alcohol no es para él, pues al recordar otra borrachera, ya en su edad adulta y en el extranjero, comentó que volvió a repetir la misma experiencia de tristeza que lo invadió, de lo que aseveró: “No me gustó wey, o sea, la neta, respeto cada quien sus venenos… Hay gente que el albohol les cae chido, pero me hizo sentir depresivo”.
cem