MINERAL DE LA REFORMA.– Antes, la esterilización y adopción eran las únicas opciones para contrarrestar la sobrepoblación de perros y el maltrato animal, pero actualmente la eutanasia se convirtió en una alternativa para evitar que los canes callejeros mueran de hambre, por enfermedades o envenenados.
En la localidad de Pachuquilla hay una asociación que usa este método para brindar una muerte digna a los callejeritos, se trata de Casa Hogar IFA, creada y dirigida por Yeni Álvarez Sevilla.
Hace siete años, la activista empezó con el rescate de camadas de cachorros para entregarlos esterilizados y así evitar la sobrepoblación animal, por algún tiempo esa fue una solución, pero a partir de este año, implementó la eutanasia porque las personas que alguna vez adoptaron un perrito en el refugio regresaron a los animales, especialmente a los de talla grande.
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Los candidatos a eutanasia
En palabras de Yeni, la eutanasia es una sobredosis de anestesia que se inyecta a los perritos sin causar dolor, para morir “en paz y de una manera tranquila”.
“Yo quiero que la gente esté consiente que hay soluciones antes de que un perrito esté sufriendo los 365 días del año y podemos darle esta solución, la eutanasia (…) Esos perritos que ya existen en la calle necesitan ser protegidos y necesitan terminar en una muerte digna”.
Los candidatos a este procedimiento, explicó que son principalmente los perros ferales y las hembras de talla grande, pues son las más abandonas porque los dueños de casas o predios, prefieren a machos para cuidar sus propiedades.
Los de la primera categoría que son los canes ferales, son aquellos que la sociedad no puede ni debe adoptar porque tienen enfermedades, dijo la activista.
Estos perritos, generalmente salen a buscar comida por las noches cuando hay menor movilidad e incluso, ya no se adaptan a casas o patios porque ya habitan en espacios abiertos, en el caso de Pachuquilla, se refugian en madrigueras en los alrededores del panteón municipal.
Además, los perros ferales dejaron de tener contacto con los humanos o desconfían a raíz de que fueron maltratados y cuando llegan a morder, es más común que los maten a golpes, con palos, los hieran o mutilen de alguna parte del cuerpo.
“Para estos animalitos, lo más humano es la eutanasia, porque es la manera en que los podemos proteger de que los envenenen, los torturen, apedreen. Esta la manera en que algunas protectoras de animales, no todas, tenemos para ayudarlos”.
Las hembras talla grande en situación de calle también son candidatas a morir de manera digna con la eutanasia. Yeni explica que son las que más echan a las calles sin esterilizar, lo que a su vez implica la reproducción de animales.
La activista explicó que, en un año, una hembra puede traer hasta tres camadas conformada por ocho perros, de los cuales sobreviven dos o tres.
En este punto, vuelve a comenzar el problema, los animales crecen, se reproducen y provocan sobrepoblación de canes en situación vulnerable debido a las condiciones climáticas, la falta de agua, alimento o maltrato.
“Muchas hembras si tuvieron un hogar, pero ya no confían en el humano, eso no significa que tengan sangre feral, pero ya no confían porque alguien ya las maltrató, ya las torturó, son las perritas adultas la más abandonadas y una solución es la eutanasia, es una forma de protegerlas”.
El procedimiento de eutanasia
Debido a que los candidatos son perritos ferales que no se dejan agarrar, Yeni es auxiliada por un “dardero”; es decir, una persona que con una cerbatana que lanza jeringas con anestesia.
A partir de que el perro recibió el piquete, pasan alrededor de 15 minutos para que se duerman y en ese momento es cuando se aplica la eutanasia.
“En general a mí me reportan muchos perritos en situaciones de maltrato extremo, pero yo no lo puedo tener y resulta que las personas tampoco, si lo subo a redes sociales nadie lo pide y entonces qué se hace, pues la eutanasia”.
Algunos de los veterinarios que ayudan a Yeni no cobran por aplicar la inyección, algunos piden 50 pesos y lo más caro que ha desembolsado en veterinarias con protocolos más específicos, son 450 pesos.
Para la disposición final de los cuerpos, las alternativas son variadas y van desde una cremación que cuesta alrededor de 700 a 800 pesos, otra opción es hacer un hoyo profundo en el suelo y enterrar el cuerpo.
Sin embargo, a partir de enero del año en curso, Yeni realiza de 2 eutanasias mensuales e incluso, indicó que en julio hizo 10 y por ello no puede sepultar a los perros por falta de tiempo y espacio.
Lo que hace es envolver el cuerpo en cartón, después en una bolsa y finalmente lo coloca en una cajita que entrega al camión de la basura.
“Yo ya son tantos los perritos que eutanasio (sic) que ya mejor tengo un convenio con el camión de la basura que se lleva los cuerpecitos de los perritos, solo en algunas ocasiones y si es un perrito con el que me encariñé, lo cremo, por eso ya tengo muchas urnas”.
Perros adoptados, la excepción de la eutanasia
De acuerdo con Yeni, hay algunas excepciones para aplicar la eutanasia y es para los perros que alguna vez rescató cuando eran cachorros, esterilizó y dio en adopción pero que después, le regresaron.
“No me atrevo a eutanaciarlos (sic) porque siento que los estoy traicionando una tercera vez, la primera es cuando los di en adopción, la segunda es porque yo no los podía tener y la tercera sería si yo les aplicara la eutanasia”.
Entre 2021 y lo que va de 2022, indicó que le devolvieron 10 perros talla grande que actualmente están a su resguardo en el refugio de Casa IFA, en total, son 35 canes los que cuida.
Además, agregó que en 9 de cada 10 solicitudes que le llegan para adoptar, solo piden talla chica, también rechazan a los mestizos.
“Desde el hecho donde los empiezan a regresar y no hay un solo día donde no me reporten perritos en situación vulnerable, maltratados o un adoptante que me quiere regresar un perrito, tuve que tomar la eutanasia como una solución”.
sjl