PACHUCA.- Según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en México aproximadamente 2.3 millones de personas padecen discapacidad auditiva, de las cuales el 50 por ciento son mayores de 60 años, 34 tienen entre 30 y 59 años y 2 puntos porcentuales son menores de edad.
Los especialistas refieren que esa condición puede presentarse por antecedentes familiares, edad avanzada, exposición a sonidos altos u otros padecimientos.
En el caso de María Elena se desconocen las causas que originaron su pérdida del oído, toda vez que, según su madre María Elena Salas, el médico no pudo determinar si nació así o algún medicamento afectó su oído, pues, aseguró, no hay antecedentes familiares que pudieran haber desencadenado esa situación.
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Cuando recibió el diagnóstico médico, la mujer aseguró que “el primer impacto fue de gran tristeza, pero mi esposo me dijo: ‘No, tenemos que salir’ y entendí que los que teníamos que sacar adelante a mi hija éramos nosotros y no nos podíamos dejar caer”.
Aunque su hija cuenta con 50 años de edad, se casó, formó una familia con sus tres hijos y pasó por un divorcio que la hizo replantearse si su falta de audición fue la responsable de su rompimiento, actualmente se encuentra mucho mejor y aprendiendo el lenguaje de señas mexicanas (LSM).
Al año y medio le fue diagnosticada sordera
María Elena Salas recordó que su embarazo transcurrió de manera normal, sin complicaciones, enfermedades o alguna situación que pusiera en riesgo la salud de ella o su hija; situación similar fue en parto, el cual fue natural.
Sin embargo, a los seis meses de edad, su niña enfermó de gripa, por lo que el médico le mandó medicamento para aliviar los síntomas; hasta ese momento todo transcurría con normalidad, era una bebé sana, que estaba creciendo conforme a su edad.
“Su papá trabajaba en el Seguro Social (IMSS), un día estaba de guardia y al otro día descansaba; cuando él estaba (en casa, la niña) hacía ruido, hablaba y no lo dejaba descansar, entonces yo le decía (a mi esposo) que no le hablara, para que no oyera que estaba, y ella se quedaba dormida”, recordó.
Ante esas situaciones, María Elena aún desconoce qué pudo haber desencadenado la sordera de su hija, si fue de nacimiento, por algún medicamento contraindicado que haya afectado su oído o el evitar hacer ruidos.
“Mi hija tiene una prima y se llevan por un mes, cuando tenía año y medio, la prima ya platicaba, hacía, decía, llamaba, pero ella no, ella solo balbuceaba, ahí fue donde empecé a preguntarme qué pasaba. Un día le puse una caja de música por detrás y no volteó, pero su prima sí, fue cuando decimos llevarla con el otorrinolaringólogo. Mi esposo trabajaba en el Sanatorio Español y la llevamos ahí, le hicieron varios estudios, audiometría y la mandaron con otra doctora”, recordó.
La especialista le realizó un estudio e informó que tenía una audición del 45 o 49 por ciento, pero actualmente ya no escucha nada, ni con aparatos audiológicos.
Desde el diagnóstico hasta los 15 años, su hija fue a instituciones especializadas para atender su discapacidad; no obstante, en ese tiempo aprendió a leer los labios de frente y de perfil; además, aprendió a pronunciar palabras, aunque su expresión oral no es clara como la de una persona que puede escuchar y hablar sin problema.
Por otra parte, recordó que, si bien el profesorado de las escuelas a las que asistió la trataban bien y hacían un esfuerzo por enseñarle mejor, el estudiantado fue más insensible, pues su hija sufrió bullying, “ella tampoco era una perita en dulce, ella se defendía, hubo varias veces que les dio su buena golpiza a alguno de sus compañeros por hacerle burla. Pero no deja de sentir ella tristeza cuando se acuerda del bullying que sufrió”.
Hace cuatro años se divorció; la nueva pareja de su exesposo escucha
Hace cuatro años, María Elena hija tuvo que enfrentar un episodio doloroso en su vida amorosa; se divorció de su exesposo tras varios años de matrimonio en donde procrearon a tres hijos. La mayor vive con ella y trabaja, el mediano estudia en Ciudad de México y el más chico estudia la secundaria.
A cuatro años de distancia, comienza a “agarrar fuerza” para salir adelante, apoya a su mamá en una farmacia de su propiedad y su meta es aprender a hablar el LSM, en el cual ya va “muy avanzada”.
“La veo ya más entusiasmada, ha sido difícil… su expareja se juntó con otra persona oyente, ha tenido que trabajarlo mucho en eso, porque se siente en desventaja”, dijo la madre, pues su hija pensó que el divorcio pudo haber sido por su sordera, pero “ya lo entendió, vio que no es ella, es él, entonces la veo muy tranquila, más estable emocionalmente”.
Se debe aceptar la discapacidad de los hijos
El 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, el cual busca que los gobiernos intensifiquen sus políticas para mejorar la calidad de vida de ese sector poblacional.
En este día se concientiza y promueve el desarrollo, inclusión, derechos y bienestar, así como visibilizar la situación de vulnerabilidad en todos los aspectos de la vida.
María Elena invitó a las madres y padres de familia a aceptar la discapacidad de sus hijos y superar juntos la situación, “porque también entiendo que es un duelo, pues uno espera tener hijos sanos, pero Dios sabe por qué hace las cosas. Lo primero es aceptar lo que tenemos y entender y aprender todos los días a salir adelante”.
cem