PACHUCA. - Barrio alto, barrio bravo. El Arbolito ha pasado por varias metamorfosis en su identidad. Este ha sido punto de referencia para la historia de la minería y actualmente los mismos habitantes buscan el rescate de su esencia. Recientemente, en el lugar fueron plasmados unos murales que narran como es vivir en esta colonia, una de las más emblemáticas de la ciudad.
Los primeros asentamientos de vivienda fueron registrados en el Siglo XVI, pero fue hace poco más de 100 años, a inicios del siglo pasado, cuando este cerro comenzó a poblarse; además, es el marco de los 8 mil kilómetros de túneles mineros entre Pachuca y Real del Monte.
Fermín es uno de los vecinos, vive entre los recuerdos de la minería que su padre ejerció, lo que fue el barrio bravo y el lugar tranquilo que es ahora, donde viven las familias con más años en la ciudad.
Él vive en la calle de Humboldt, su padre trabajó en la mina del Álamo y en la de San Juan Pachuca, recuerda las largas jornadas de trabajo, a su madre preparando la comida, sus hermanos jugando entre los cuartos de la vecindad donde vivieron y las cantinas, infaltable punto de reunión y de algunos conflictos entre mineros de El arbolito, El bordo y otras colonias. Así comenzó el barrio bravo.
¿POR QUÉ EL ARBOLITO?
El entrevistado contó que la bebida tradicional era el pulque, y los mineros se reunían en el Gran Golpe y la Nueva Veta, entre otras cantinas para beber después del trabajo, o a la hora de la comida, o en los días de descanso.
De hecho, recuerda que entre las historias que le dijo su padre, en el mero corazón donde convergen todas las calles había un viejo pirul, que extendió sus raíces sobre la tierra, los mineros acomodaron bancas alrededor de él, para hacerlo un lugar de convivencia y pulque, de ahí que la colonia se llame El Arbolito.
Mi papá fue minero, de los de verdaderos, trabajaba mucho y con eso construyó la vecindad donde vivimos, fuimos 10 hermanos y pudo con eso. Aquí todavía vive familia, es como si no pasaran el tiempo”.
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En sus años de juventud, vivió la fama de la colonia en donde subir era todo un reto para la seguridad. Para quien no lo conoce, este es un lugar de callejones y miles de escalones, caminar, por sus pasillos no es fácil, y aguantar las subidas sin tomar aire es imposible.
Entre esas calles se contaban historias de peleas, robos, asaltos y consumo de estupefacientes, no es difícil recordar a los temidos Calcetines. Un supuesto grupo delictivo que con los años se ha encargado de aclarar que nunca cometieron ilícitos, sólo les gustaba la fiesta.
Se decía que eran bien rudos y que se metían a las casas, lo que pasa es que a la gente siempre le espanta la juventud, mi mamá me dijo que ni me juntara con ellos, pero yo los saludaba, a veces regresaba hasta la media noche, me los encontraba, me pedían un cigarro y ya, como sin nada. Hubo otros que no eran Calcetines y esos si todavía están en la cárcel, pero de esos hay en todos lados”.
Entre la historia y el mito, este lugar adquirió una fama de ser inseguro, por muchos años se escuchaban alertas de que las personas no debían estar en ese lugar, sin importar la hora. Luego, la ciudad creció, la minería apagó su auge, muchos de los habitantes se fueron a vivir a otro lugar y las casas y vecindades se vaciaron poco a poco.
AL RESCATE DEL ARBOLITO
Es aquí donde entran grupos como Unidos por El Arbolito, la Unión de Barrios Altos de Pachuca (UBAP), y Rhesident Org, quienes realizaron una intervención de la mano de patrocinadores, colectivos artísticos y el Ayuntamiento de Pachuca, esta se llamó: Los Muros Florecerán.
Se trató de convocar a artistas, colectivos y personas interesadas en plasmar la esencia de la colonia en murales que se pintaron en una semana después del proceso de planeación, donde todos los creadores integraron varios elementos de esta colonia.
Estos están ubicados en la Cancha del Popolo, en la entrada de la calle de Galena, el domingo 12 de septiembre fueron inaugurados con la presencia de los mismos vecinos.
En entrevista para La Silla Rola Hidalgo, María Fernanda Barranco, fundadora de Rhesident Org, señaló que este proyecto Festín Barrial se gestiona a través de una convocatoria de activación de espacios del Ayuntamiento de Pachuca para intervenir en el colectivo como una regeneración del territorio, del tejido social y de los lazos entre las personas.
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Es un barrio que tiene muchas ganas de volver a unirse, tuvimos una etapa de diagnóstico donde trabajamos con la gente, si bien nosotros ganamos la convocatoria, tampoco se trata de imponer a la gente lo que queremos hacer, sino que emane de ellos”.
Pinturas del viento donó el material y la comunidad puso manos a la obra. Este sería un festival más grande que se llamaría Arboleando pero la pandemia impidió que se realizara, por lo que, provisionalmente, se activaron los murales en lo que existen condiciones para que el festival se realice.
Cabe mencionar que este colectivo también trabaja en el barrio La Españita y en otros lugares, con el eje del rescate a la memoria colectiva y la intervención a la cohesión social.
UNIDOS POR EL ARBOLITO
Este no es el único esfuerzo, con 24 mil 780 pesos, Unidos por El Arbolito puso una góndola minera en donde alguna vez estuvo el árbol que le dio nombre al barrio. Esta fue donada por la compañía Mineral Real del Monte y ahora sirve como emblema de uno de los lugares con mayor arraigo de la historia de la minería.
Francisco Becerril, de Unidos por el Arbolito, detalló que en la colonia hay intención de recuperar las redes de vecinos, de pasar de ser un lugar de mala fama a un emblema de la identidad pachuqueña.
Estos son los primeros pasos, planes hay muchos y cada vecino hace lo que puede, limpieza de los lugares abandonados, intervención en la imagen urbana, proyectos de reactivación y muchas otras ideas, darán paso a un nuevo barrio donde existan el pasado, el presente y todo el futuro.
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