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De la milpa al tianguis de Actopan: marchantas como Carmen viven de lo que cultivan

La señora María del Carmen como otras marchantas, acude cada miércoles al tianguis de Actopan a ofrecer los frutos, verduras y hortalizas de sus cultivos

El tianguis de Actopan se pone los miércoles.Créditos: Emily Morales
Escrito en HIDALGO el

Actopan.- “Es lo que nuestras manos cultivan y nuestras costumbres”, mencionó María del Carmen, una vecina de la zona montañosa Actopan, para invitar a consumir las hortalizas que cultiva y vende junto con su hija, como lo son jitomates, calabazas, habas y otros productos del campo.

El tianguis de este municipio es uno de los más conocidos en la región del Valle del Mezquital y de Hidalgo en general, ya que las personas pueden encontrar verduras, frutas, ropa, bebidas, antojitos, chácharas y todo tipo de semillas.

El comercio en esta zona céntrica de Actopan beneficia a las familias que pueden conseguir precios más bajos y competitivos en algunos productos que acudiendo a un centro comercial, pero también favorece a los comerciantes, en especial a los productores locales que ofrecen frijol, huevo de rancho, calabazas, flores silvestres y otros comestibles que se dan en el campo.

Uno de los ejemplos es María del Carmen, quien junto con su hija María Guadalupe, ponen su puesto de nopales, jitomate, apio, calabazas perejil, cilantro, lechugas, habas y hasta insectos del campo, como los son los xä'ues y los chinicuiles.

Crédito: Emily Morales

María del Carmen es ama de casa en San Andrés, una comunidad ubicada en la zona montañosa de Actopan. Ella tiene 56 años de edad y toda su vida se ha dedicado al campo, pero fue hace 15 años que decidió bajar al tianguis y buscar la oportunidad para comerciar sus productos.

En entrevista con LSR Hidalgo, la señora contó que al inició usaba el transporte público para trasladarse desde su hogar hasta el centro de Actopan, donde se coloca el tianguis todos los miércoles; además cargaba todos sus productos en ayates o bolsas porque los botes y cajas le eran estorbosos.

Crédito: Emily Morales

“... (era) como se podía, pero en la micro es más difícil que viajar en carro propio”, explicó María del Carmen.

Asimismo, agregó que ahora cuenta con un transporte personal para regresar a casa, además también ranchea, es decir, que los vegetales que no se le venden en la plaza los ofrece en las casas en los pueblos vecinos.

“Hay que ranchear porque como es el único día que vendemos nosotras, tenemos que acabar, si no se nos echa a perder”, expresó su hija María Guadalupe.

Crédito: Emily Morales

Las marchantas, como les llaman en el tianguis, detallaron que la mayoría de sus productos son cosechados en su hogar, pero también consiguen otros vegetales como el apio y la zanahoria o habas, las cuales compra a un vecino de la región y ellas las pelan y embolsan.

También están los productos de temporada como gualumbos y los xä'ues -las chinches de campo que crecen en los árboles de la región-, estos últimos tienen un costo de 600 pesos por litro.

Crédito: Emily Morales

“Nuestros antepasados nos enseñaron a cultivar el jitomate, eso se va dando de generación en generación”, agregaron las comerciantes, quienes también conocen el cultivo de nopal en invernadero, calabaza, frijol flor de mayo y maíz, pero los dos últimos los siembran en temporal y solamente para el consumo en el hogar.

La señora María del Carmen y su hija de 28 años invitaron a las personas a consumir los productos del campo y confesaron que la inversión no siempre regresa a sus bolsillos por los cambios en el clima, como las heladas o la falta de lluvias, que afectan las siembras.

“Consuman porque la mayor parte de lo que traemos de mercancía es de agua limpia, es lo que nuestras manos cultivan y nuestras costumbres, y (ojalá) que lo que hacemos no se pierda; ya hay mucha gente a la que no le gusta cultivar tanto esto porque hay veces que la inversión es grande y hay veces que en la producción no sale”, dijo la comerciante.

Crédito: Emily Morales

En el tianguis de Actopan hay alrededor de 100 adultos mayores vecinos de pueblos que comercian sus productos orgánicos, de los cuales 50 tienen un puesto en el primer cuadro de la ciudad y la otra mitad ofrece sus productos mientras caminan entre los visitantes y compradores actopenses.

sjl