LUCHA LIBRE

La Novia del Santo, una hidalguense pionera del cuadrilátero

Irma González empezó a luchar en 1955, cuando estaba prohibida la presencia de mujeres en el cuadrilátero, luego se volvió la novia ficticia del enmascarado de plata

Irma fue la primera luchadora en ser homenajeada por el Consejo Mundial de Lucha Libre.Créditos: Cortesía
Escrito en HIDALGO el

Tulancingo.— Un personaje ícono de la lucha libre femenil en el país es Irma González, conocida en el mundo del pancracio como: La novia del Santo, nombre creado a partir de la complicidad y amistad con el tulancinguense Rodolfo Guzmán Huerta, El Santo, figura que ha dejado una importante huella en los cuadriláteros.

Originaria de Cuernavaca, Morelos, Irma nació en el seno de una familia de cirqueros, donde la pasión por el espectáculo y la adrenalina corrían por sus venas desde temprana edad. Criada entre telas, trapecios y aplausos del Circo Oriente Hermanos Morales, Irma encontró su vocación en el mundo del entretenimiento circense y a la edad de 12 años comenzó su formación como trapecista, demostrando desde entonces una valentía y destreza excepcionales.

“Una vecina que practicaba lucha libre me invitó porque le faltaba una persona, me dijo que quizá me darían unos centavitos y eso me motivó, total que me dijo que no hiciera nada que ella me defendería, pero hubo un momento en el que la tenían tirada entonces se fueron contra mí, yo no sabía nada y eso mismo me atrajo para prepararme”.

Su debut profesional se dio en 1955 en la Ciudad de México, a la edad de 15 años, cuando aún la disciplina era prohibida para las mujeres, destacando en el deporte espectáculo por su complexión y técnica, logrando una trayectoria de 56 años en la que además formó a nuevas generaciones de jóvenes en el deporte.

Crédito: Cortesía

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“Un momento decisivo fue cuando el señor Salvador Lutteroth, considerado el padre de la lucha libre, trajo a México a exponentes americanas y un locutor expresó que era una lástima que las mexicanas no estuvieran aptas para este deporte, porque para mi mamá fue como una afrenta, eso le representó una motivación para su preparación”, comparte Irma Aguilar, hija y compañera de lucha de Irma González.

La Novia de El Santo

El título de La Novia de El Santo fue una estrategia, ya que la pareja con la que se iba a casar, le había pedido su retiro, fue entonces que decidió cambiar su nombre para continuar trabajando arriba del ring, para ello le pidió a su amigo el luchador Rodolfo Guzmán Huerta, El Santo, utilizar su nombre bajo el personaje de La Novia de El Santo, con la característica máscara plateada.

“Me iba a casar, faltaban 7 meses, pero mi pareja ya no quería que luchara y el dinero lo necesitaba mi familia, yo era su apoyo, entonces se me ocurrió enmascararme y en algún evento le pedí permiso al Santo para usar su nombre y él como en verdad era una gran persona accedió, usé algún tiempo el nombre, pero sucedía que la gente ya conocía mi trabajo y me seguían gritando Irma”.

Irma explica que la relación que mantuvo con el luchador oriundo de Tulancingo no fue sentimental, sino de una amistad cercana, ya que compartían intereses como la lucha libre y otras expresiones artísticas, ya que la luchadora era además compositora y cantante.

Crédito: Cortesía

A lo largo de su trayectoria en el deporte espectáculo sufrió amenazas y acoso por parte de sus compañeros varones, pero afirma que lo más complicado de trabajar en la lucha era permanecer lejos de su hija, por lo que en algún momento consideró retirarse.

“Sabía que era una actividad para hombres, pero también por eso quise entrar para demostrar que las mujeres podemos, porque siempre escuché que nosotras no estábamos capacitadas para eso. Sí, es un deporte rudo, pero supe ganarme mi lugar con esfuerzo, disciplina y tesón, después los mismos que se burlaron de mi eran quienes me animaban y felicitaban en mis presentaciones”.

Madre e hija, una pareja de campeonas

En esa misma trayectoria y continuando el legado de la luchadora, su hija Irma comenzó a preparase, inicialmente para pasar tiempo con su madre, para identificar en ella la misma pasión por la lucha libre en la adolescencia.

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“Cuando tuve 17 años la pareja de mi mamá me invitó a practicar lucha para estar más tiempo con ella, entonces me inscribí en el gimnasio Providencia, ahí comenzaron mis pininos con el profe Pedro Nieves. Mi debut fue con la acérrima enemiga de mi mamá mientras ella estaba en el extranjero, con la señora Chavelita Romero, una poblana grande y fuerte con quien tuvo mucha rivalidad, fueron encuentros tremendos”.

Desde entonces pelearon juntas logrando ser el primer equipo en ganar el Campeonato Nacional de Parejas Femenil de México en 1990. Su retiro se debió a lesiones que afectaron sus rodillas, situación que no fue obstáculo para continuar preparando a jóvenes en la Ciudad de México. En 2023 Irma fue la primera luchadora en ser homenajeada por el Consejo Mundial de Lucha Libre.

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“Ha sido una trayectoria complicada, pero es bonito saber que pude motivar a otras mujeres y también hombres a quienes enseñé, en especial a mi hija con quien pude compartir el ring en varias luchas y lograr un campeonato juntas. La lección de vida es que las mujeres podemos hacer todo lo que nos proponemos, así se nos repita una y otra vez que no podamos”.

sjl