Pachuca.— El cuerpo de María Fernanda Rico tenía lesiones en el antebrazo, nudillos y moretones en la cara, pero las autoridades determinaron que se suicidó; su cuerpo fue hallado en el departamento en el que había vivido con su expareja, una mujer con la que había terminado su relación cansada de la violencia física, psicológica y económica, de acuerdo con la narración de Silvia Vargas Velasco, madre de la joven de 25 años, quien asegura que el caso de su hija fue un lesbofeminicidio.
“No fue suicidio, a mi hija la mataron”, dijo Silvia Vargas Velasco, quien participa en la Caravana para dar a conocer la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en la que se obliga a investigar con perspectiva de género todas las muertes violentas de mujeres y niñas.
María Fernanda tenía 25 años de edad y era maquillista; su madre la recuerda como productiva y bondadosa; cuatro meses antes de que su muerte le había confesado que era lesbiana.
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Silvia Vargas tiene elementos para sospechar que la expareja acabó con la vida de su hija, pero menciona que la Fiscalía del Estado de México no ha querido realizar la investigación con perspectiva de género, además, perdió toda la cadena de custodia, todas las pruebas, ni siquiera la ropa le entregaron.
En su búsqueda de justicia y de que se esclarezcan las condiciones en las que murió María Fernanda, Silvia logró que tres años después del presunto asesinato, se exhumara el cuerpo de su hija para realizar investigación forense, pues en el dictamen se habían omitido algunas de las características en las que fue hallado el cuerpo.
Un día después de la muerte de María Fernanda –el 19 de abril de 2014- Silvia llegó al Servicio Médico Forense de Ecatepec para reconocer el cuerpo de su hija, antes de que ella llegara, narró que dos desconocidos lo habían reclamado, dijeron ser su padre y su hermano.
Así es como la madre de María Fernanda le da una explicación al número de mujeres desaparecidas, alguien las mata y la autoridad les entrega el cuerpo a desconocidos. “No son encontradas porque regalan sus cuerpos al mejor postor”.
A Silvia le dijeron que su hija se colgó con un cinturón de una altura de 1.70 metros, y su estatura era de 1.75 metros, sólo cinco centímetros la separaban del piso. El cuerpo tenía marcas en los nudillos, en los brazos, en la cara, y otras partes; lesiones que el médico legista no declaró, “evidentemente también la mataron. La fiscalía no lo quiere aceptar”.
Exhumación del cuerpo
Tres años después de la muerte de su hija, Silvia logró la exhumación del cuerpo, y un perito particular llegó a la conclusión de que antes de morir había sido golpeada; sin embargo, en el informe se omitió la fractura del cuello, las lesiones en el antebrazo izquierdo, que presentaba nudillos lastimados, y moretones en el cuerpo.
Le dijeron que se había drogado con diclofenaco –una pastilla que es para dolores hasta de cabeza-, pero los exámenes toxicológicos fueron negativos a sustancias psicotrópicas.
Silvia asegura ser una madre orgullosa de una mujer lesbiana, y le hubiera gustado compartir más y hablar más con su hija de ese tema, que ella supiera que no le daba pena y que lo que menos le importaba era su preferencia sexual.
Ignoran pruebas
La madre de María Fernanda lamenta que la Fiscalía no haya querido tomar en cuenta las amenazas de muerte de las que su hija fue objeto, y ella lo único que quiere es que se aplique la perspectiva de género para la investigación, pues segura está que no fue un suicidio, sino un lesbofeminicidio, aunque en realidad no sabe si existe esa conducta.
“Pido que Fiscalía del Estado de México abra los ojos y ponga a trabajar a su gente. Exijo verdad y justicia para mi hija, el dolor no para, ni parará”, concluye.
Juzgar con perspectiva de género
La sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) relacionada con el caso de Mariana Lima Buendía, establece que en el caso de muertes de mujeres se debe:
- Identificar las conductas que causaron la muerte de la mujer.
- Verificar la presencia o ausencia de motivos o razones de género que originan o explican la muerte violenta.
- Preservar evidencias específicas para determinar si hubo violencia sexual.
- Hacer las periciales pertinentes para determinar si la víctima estaba inmersa en un contexto de violencia.
Efectividad del 94 por ciento en investigación
Santiago Nieto Castillo, encargado del despacho de la Procuraduría de Justicia de Hidalgo, reconoció que en la entidad la conducta ilícita más recurrente es la violencia familiar; al tiempo, informó que hasta el mes de junio de 2023 se tenía un registro de 17 feminicidios, de los cuales 16 cuentan con una vinculación a proceso o una condena.
Reveló que una constante que se da en la entidad es que los presuntos responsables son las parejas sentimentales de las mujeres, ya sea sus exmaridos, parejas, exconcubinos, son ellos los que privan de la vida a las mujeres.
Nieto Castillo comentó que en Hidalgo se ha desarrollado un protocolo fundamentado en la sentencia de Mariana Lima Buendía, así como en otras sentencias emitidas por la SCJN, como a de campo algodonero.
De los 17 casos investigados, uno tenía la apariencia de suicidio, pero con la investigación se llegó a la determinación que fue feminicidio, y un segundo caso se alegó homicidio culposo, pues el hombre había atropellado a la mujer, pero en realidad fue un acto de feminicidio. De ahí que se tiene un 94 por ciento de efectividad en materia de feminicidio.
Nieto Castillo afirmó que “llevar a responsables a los tribunales es la única forma de combatir la impunidad”.
sjl