PACHUCA.- Juntando y vendiendo plástico y cartón, don Wicho, un hombre en situación de calle, llega a reunir 12 pesos en un día. Con ese dinero compra cinco pesos de chicharrón y siete pesos de tortilla, es su alimento de todo el día.
“No hay para más”, dice el hombre de 51 años de edad quien desde hace cuatro años “sobrevive” en las calles del centro de la capital de Hidalgo. Incluso, ante la falta de recursos ha tenido que comer de los botes de basura.
Don Wicho (nombre ficticio usado para proteger su identidad) comparte “lo que es vivir en la calle” desde las instalaciones del Refugio Invernal 2022-2023, que abrió la presidencia municipal de Pachuca en la colonia Morelos.
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“En las calles no se vive, se sobrevive”, dijo don Wicho mientras comía una torta de tamal que le regalaron en el albergue antes de que ocupe una de las 30 camas dispuestas para personas que como él no tienen donde atajarse del frío. En época invernal las temperaturas en Pachuca llegan a los 0 grados de temperatura.
Su semblante es tranquilo, lo denotan sus ojos negros y transparentes que sobresalen de su rostro moreno y cabello cano. Viste pantalón y zapatos negros, una chamarra con gorro y una bufanda, todas sus ropas están desgastadas y con mugre.
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“Es la tercera ocasión que estoy aquí, en el refugio. La verdad ha sido de gran ayuda para quienes sobrevivimos en la calle porque afuera es sufrir, estamos en la intemperie. Aquí, por lo menos tenemos una cama en donde dormir”, expresó.
¿Por qué está en la calle?
Sobre esa pregunta, don Wicho prefiere no abundar. Únicamente refiere lo siguiente: “Seré muy corto. Tuve ciertos problemas en mi familia que no los puedo contar y me vi en la necesidad, en ese momento, de irme a la calle… y créame que es bastante difícil, si no se sabe cómo sobrevivir, ya no vivir, sino sobrevivir en la calle”, reiteró.
¿Cómo sobrevive?
Al escuchar la pregunta, don Whicho responde, sin titubeos, que fue otra persona en situación de calle quien le enseñó a sobrevivir. Este compañero, le dijo dónde conseguir comida y agua en Pachuca, aunque no quiso dar más detalles.
“Me dijo hasta donde podrían darme café para tomar, pero la cosa principal es que hay que acercarse a las personas y pedírselo. Eso es lo más difícil, porque a uno lo señalan y la gente nos ve mal, no saben la historia que hay detrás de cada persona”.
En ocasiones, llegan a ser prejuzgados con calificativos como “es un vago”, “es alguien que nunca ha trabajado”, “es un borracho o drogadicto”. Esos comentarios son hirientes, dice don Wicho.
“No todos somos así. Eso es lo que pasa con las personas, con la sociedad, que nos señalan, ‘a lo mejor no sabe leer ni escribir’, lo dicen solo porque te ven diferente a ellos”, agregó.
¿Cómo se gana la vida?
El hombre de tez morena y cabello cano, dijo que estudió hasta la preparatoria. Sabe leer y escribir. Al concluir sus estudios se puso a trabajar para ayudar en los gastos del hogar.
“De joven ayudaba en mi casa, con lo que pudiera aportar económicamente, tal vez no era mucho pero para ese entonces… en alguna ocasión llegué a aportar hasta 300 pesos. Eso hoy en día son lo equivalente a 30 mil o 50 mil pesos… alcanzaba para un año de comida, pues antes las cosas eran baratas… recuerdo que comprábamos un kilo de pescado en 8 pesos”, rememoró.
Actualmente, don Wicho junta y vende plástico y cartón en la calle, pero debido a que “hay mucha competencia (pepenadores)”, en ocasiones, apenas junta las suficientes botellas y cartón para que en el reciclaje le den 12 pesos.
“A veces es menos de esas cantidades, porque no lo pagan bien. El kilo de plástico te lo pagan en dos pesos. Con esos doce pesos, pues los gasto en comida, por ejemplo, compro cinco pesos de chicharrón y siete pesos de tortillas. Eso es para todo el día. Si uno quiere un refresco, pues tiene que buscarle, pero hay que caminar mucho para juntar cartón y botellas de refresco”, comentó.
Comida en los botes de basura
Comenta don Wicho que no se ha enfermado, aunque algunas ocasiones ha cogido alimentos de los botes de basura, a veces es lo único que puede encontrar para mitigar su hambre.
“Sí he comido de los botes (de basura). Una vez encontré un pedazo de pastel grande de chocolate, me lo comí. Todos los que pasaban (transeúntes) se me quedaban viendo (y murmuraban) ‘¿cómo va a ser posible que de la basura esté comiendo?’. Pues sí en la basura, aunque usted no lo crea, hay hasta refrescos enteros”, comentó.
Afortunadamente, dijo, aún hay personas que ayudan a quienes no tienen un hogar. Don Wicho dice que se ha encontrado con grandes seres humanos que no lo juzgan por su vestimenta ni porque sobreviven en la calle.
“A veces me dan sopa y frijoles y cuando se puede hasta pollo y fruta. Hoy solo como dos ves al día, el desayuno y la comida… aunque de la comida a veces guardamos algo para la noche”, agregó.
¿Qué es lo más difícil que le ha tocado vivir?
Lo más difícil que ha sorteado don Wicho sobreviviendo en las calles de Pachuca no es el hambre ni el desdén de las personas, son las inclemencias del medio ambiente, específicamente, heladas y tormentas.
“En una ocasión estaba guarecido bajo el kiosco que está por la Plaza Juárez (parque de los Hombres Ilustres). Solo traía mi ropa y una chamarra para taparme; entonces, la fuerte lluvia con viento comenzó a mojarme… y me dije ‘ni modo si sobrevivo, pues qué bueno y si me muero, pues ya no hay remedio’. Vuelvo a decir, es difícil vivir en la calle”, reiteró.
También le ha tocado agresiones. Don Wicho dice ser tranquilo, sin embargo, en esa ocasión tuvo que responder a los golpes de otra persona que se le abalanzó, “pero lo super sortear”. En la calle ha hecho amigos, entre ellos se llaman “banda”, aunque no se sepan sus nombres. En una ocasión, esa camaradería fue evidente, pues otra persona en situación de calle le regaló media sandía.
“De su mochila sacó media sandía y me la regaló. Ahí está también, cómo se consigue comida en la calle. También, nos regalan ropa, sabiéndola buscar… lo que sí es difícil es encontrar un refugio o donde pasar la noche”, comentó.
Así como don Wicho, se calcula que hay 500 personas viviendo en situación de calle en la zona metropolitana de Pachuca, de acuerdo con Pamela Eunice Álvarez Tovar, integrante del colectivo por la Inclusión Ciudadana de Grupos Vulnerables y de Atención Prioritaria en Hidalgo.
El Refugio Invernal Pachuca abrió sus puertas el pasado lunes 28 de noviembre y estará disponibles hasta el 28 de febrero. Este espacio se ubica entre las calles Venustiano Carranza y Abasolo, frente a la Gasolinera Dos Caminos, en la colonia Morelos. Brindará atención a grupos vulnerables en un horario de 18:30 a 8:30 horas (del siguiente día).
“Le pedimos a la sociedad que nos ayude y que no nos vean como si fuéramos una lacra, no todos somos así. Queremos que si nos ven en la calle, nos ayuden de alguna manera a lo mejor con un par de zapatos, una camisa o algo así”, concluyó don Wicho.
sjl