PACHUCA.- La reforma electoral, presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que se encuentra en comisiones de la Cámara de Diputados, supone cambios importantes al sistema electoral y al modelo de representación en el país que no solo afecta al Instituto Nacional Electoral (INE) o a los partidos, expresó el politólogo Guillermo Lizama Carrasco.
En entrevista con LSR Hidalgo, el especialista expresó que la propuesta es de gran envergadura, pues “es la más importante después de la del año 1994, que es la que crea al IFE y separa algunas facultades electorales de la Secretaría de Gobernación a este órgano público autónomo; es una reforma de gran calado”, expresó.
Sin embargo, reconoció que tiene sus pros y sus contras, los cuales deben ser analizadas por la oposición y no solo asumir una negativa sobre la iniciativa.
“Es ahí donde la oposición se ha quedado corta y parece ser que solo se va a oponer, pero sería deseable que, así como hay factores en contra de la reforma, también se plantearán los desafíos rumbo al futuro y se presentará una reforma para llegar a un consenso”, refirió.
En ese sentido, puntualizó que con la propuesta de desaparecer los organismos públicos locales electorales (Oples), se estaría pasando por alto y dejando en el “limbo” el trabajo realizado en los estados para garantizar la participación en política de jóvenes, indígenas, mujeres, personas con discapacidad, de la diversidad sexual, entre otros, toda vez que, tan solo en Hidalgo, se tuvieron avances significativos en la implementación de acciones afirmativas que permitieron a esos sectores de la población tener representación en los diferentes niveles de gobierno.
“Ese aspecto (desaparición de Oples y tribunales electorales) es muy importante, porque nos lleva a un debate más profundo sobre el pacto federal y el federalismo mexicano… cuando existen elecciones locales se deben reconocer particularidades propias de ese ámbito, se ha dejado una competencia concurrente para que sean las entidades quienes tengan la misión de organizar este sistema electoral.
“Hay unas cuestiones que son preocupantes, como las acciones afirmativas, la reforma no plantea cómo se reincorporarán estas y que los Oples han ido tomando a favor de grupos excluidos del poder, y ese modelo todavía no sabemos, con la federalización total de los procesos electorales, cómo se va a aplicar, porque hay estados, como Hidalgo, que han avanzado muchísimo en acciones afirmativas, pero otros, como Tlaxcala, que avanzaron muy poco, entonces, eso también la reforma no lo considera y es algo importantísimo”, puntualizó.
Asimismo, recordó que los tribunales locales trabajaron particularidades, como la jurisprudencia en materia indígena o de participación de personas de la diversidad sexual, que tampoco se plantea su integración en el marco legal del ámbito federal.
Cosas buenas, cosas malas
El profesor investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) aseveró que existen pros y contras que deben analizarse en la reforma electoral.
Aseguró que reducir el número de diputados federales de 500 a 300 y de senadores de 128 a 96, quienes serían electos en listas regionales a través de mecanismos de asignación proporcional, es buena, aunque se cambian radicalmente las prácticas político-electorales del país, “o sea, pasamos de un sistema de representación basado en distrito de mayoría, sumado a un modelo de representación plurinominal, a tener prácticamente un sistema proporcional plurinominal puro”, lo que generará también cambios en el sistema de partidos.
Además, refirió que la reforma tiene cuestiones interesantes que podrían tener un efecto muy positivo en la democracia, como el voto electrónico, reducción en el tiempo de propaganda de los partidos, el cual pasaría de 45 a 30 minutos; y la reducción del financiamiento a los partidos, pues “claramente nuestra democracia es muy costosa y hacer un esfuerzo del financiamiento ordinario a los partidos es una buena iniciativa”.
Asimismo, acotó que la reducción en el número de consejeros también es interesante, por lo que consideró que la oposición debería valorar los aspectos positivos de la reforma y poner a consideración de la ciudadanía un proyecto respecto a esto, toda vez que su negativa pareciera transmitir “que funciona todo perfecto, pero en realidad sabemos que no es así”.
Por otro lado, reconoció que hay cuestiones no favorables, como la disminución de quórum en consultas populares para que sean vinculantes, pues actualmente para que una sea aplicada se requiere el 40 por ciento de participación ciudadana, pero la propuesta la redujo a 33 por ciento, lo que genera mayor inestabilidad en el sistema político, según la perspectiva de Lizama Carrasco.
sjl